Piscina, sala de cine, vista al lago y espíritus: Guido Süller presentó la imponente casa que él mismo diseñó
El mediático, que también es arquitecto, compartió imágenes de su nuevo hogar. Cuenta que en la vivienda siente “energías extrañas”: “De noche se escucha un lamento”.
Alejado de los medios y luego de un año complicado por la pandemia del coronavirus, que lo tuvo incluso varado en un camping sin poder volver a su hogar en las primeras semanas de cuarentena, Guido Süller parece haber encontrado la paz en la construcción de su nueva casa, que él mismo diseñó.
“¡Me estoy haciendo la casa de mis sueños!”, contó feliz a Teleshow y compartió las fotos del lugar que, aseguró, será su “última morada”. “En este lugar cuelgo los guantes y si Dios quiere serán días de regocijo, disfrute y relax”, aseguró, y develó que aunque aún no se mudó, en el hogar pasan cosas raras y espera que alguien haga una limpieza espiritual, ya que hay energías extrañas en uno de los cuartos.
“Siendo arquitecto, vivir en la casa que uno diseña es lo máximo, es tocar el cielo con las manos. Es como cuando un actor gana un Oscar o un premio importante”, comparó el ex comisario de a bordo y definió al lugar como “imponente y original”.
Se trata de una construcción en seco, también llamada Steel Framing, (una estructura o esqueleto hecho con vigas de acero) que se caracteriza por alzarse más rápidamente que otro tipo de edificaciones. Sin embargo, la realización de la casa se está demorando mucho más de lo previsto. “Tenían que entregarla antes de la pandemia y pasé la pandemia en cualquier lado, viví en una cabaña y después me vine a la casa de Claudia, mi mejor amiga, que es azafata de Aerolíneas”, dijo entre preocupado y enojado ante la falta de respuestas de la empresa a cargo.
“Estoy esperando que me entreguen la casa y así me voy y vuelvo a Ushuaia que es mi segundo hogar. ¡Que se apuren! Me están haciendo sufrir, paso un verano en una pieza de 3x3 muriendo de calor cuando pudiera estar en este lugar paradisíaco. No puedo viajar a Ushuaia porque tengo que estar chequeando qué pasa, un día que falto (a su nueva casa) y no viene nadie, a ver si reaccionan y se dan cuenta de que tengo acceso a la prensa”, dijo esperando de una vez por todas tener su hogar listo para vivir.
Sin embargo, antes de mudarse y disfrutar de las comodidades de su nuevo hogar, probablemente Guido realice una limpieza espiritual, ya que hay energías extrañas en una de las habitaciones, donde casualmente -o no- guarda muchos objetos y recuerdos familiares. “Puse mis pertenencias en un cuarto grande que tengo en planta baja, con llave, está mi vida entera ahí. Cosas de mis padres, de mi hermana, de Tomasito. Energéticamente no se puede entrar a esa habitación, está tan cargada de toda la historia de mi vida”, explicó y se quebró: “Soy como los payasitos que me muestro sonriente pero abajo del maquillaje hay una lágrima. Me tocó una vida dura y no tengo vergüenza, me siento orgulloso de resurgir como el ave Fénix de mis cenizas cuando toco fondo”.
Respecto al cuarto que ahora está lleno de objetos y cerrado, contó que de noche, cuando el silencio y la paz invaden la casa que se encuentra en un barrio privado, se escucha un ruido, un lamento más precisamente: “No es el llanto de un bebé, sino de una persona adulta, no sé qué será, no quiero aventurarme a decir nada, pueden ser varias cosas, hay pertenencias de distinto tipo y de muchas personas”.
Analizando las cosas que hay en el lugar, piensa que pueden ser dos tótems de madera que tenían un brillante en la frente y que Tomasito se quiso llevar cuando se pelearon. “Él quería las estatuas, pero son mías, entonces les hizo un conjuro, una especie de maldición y está arrepentido, pero me dijo que si yo me las quedaba, se activaba. Le arranqué los brillantes y los arrojé al lago y le dije que las iba a quemar para que no fueran de nadie, pero él me dijo que eso era lo peor que se podía hacer”.
“Es creer o reventar, no sé si creer pero que (brujas) las hay, las hay”, dijo preocupado por dichas presencias y pensó en la posibilidad de que alguien vaya a la casa a “dilucidar los significados de los lamentos” y a “limpiar”. “Yo no estoy en contacto con gente esotérica o que hace limpiezas y cosas espirituales y del más allá, pero me gustaría que alguien que viera la nota viniese, porque si voy a empezar a vivir acá, quiero entrar con una casa limpia y no cargada energéticamente con algo que no sé qué es”, dijo Guido, aunque aseguró que de todas maneras, ese cuarto ya no tendrá ninguna otra función más que guardar viejos objetos.
La casa fue totalmente pensada, diseñada y planeada por él y arrancó del concepto de un cubo flotando en un espejo de agua, que fue puliendo hasta que “quedó lo que quedó”. “Sacrifiqué algunas cosas por la pandemia pero quedó muy buena”, dijo y se refirió a la frutilla del postre, que es sin dudas la pileta: “Es in-out, se mete dentro de la casa, está climatizada por paneles solares, tiene una cascada de seis metros”.
“Me voy a dar los gustos de mi vida, soy jubilado, viene de júbilo de alegría y acá voy a ser feliz, es mi última morada, no lucho más, mi último sacrificio, acá cuelgo los guantes y si Dios quiere lo que viene va a ser regocijo. Pienso equiparla con lo que pueda, va a haber un cine porque soy cinéfilo, me encanta, una playa privada solo para mí con un muelle y un velerito que no compré pero si Dios quiere compraré, un sum (salón de usos múltiples) donde voy a poner una mesa de pool, videojuegos, soy chiquilín, así que la Play estará seguro”, describió.
Otra parte neurálgica del hogar será la cocina, que tendrá una isla con vista al lago. “Soy muy cocinero, me encanta la comida y creo que comer es un placer de la vida. Cocino caserito como las abuelas, gracias a mi mamá que me enseñó de chico y seduzco con mis ricos platos a aventuras, amigos o familiares”, cerró Guido, seguramente imaginando la cena inaugural con alguna persona especial para él.
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