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Perspectivas de retoques al modelo

* Por Raúl Vives. Vives habla en su columna semanal de los cambios que se harían en la política económica después de las elecciones. Analiza el contexto internacional y los desafíos domésticos.

En un mundo donde hay pocas certezas, la Argentina no es una excepción. La política esta hoy despejada y las elecciones de octubre próximo se presentan como un trámite más o menos rápido que permitirían a la Presidente Cristina Kirchner ser reelecta.

Pero los temores sobre la marcha económica siguen en la incertidumbre y sin un horizonte claro. En la última semana se han multiplicado los encuentros entre la dirigencia empresaria y funcionarios de Gobierno. Y pese a las prevenciones y desconfianzas que se arrastran del pasado, la relación transcurre en una suerte de luna de miel, en donde las partes se prometen colaboración y compresión.

La multitudinaria convocatoria de la Unión Industrial, el jueves pasado en Tecnópolis, en donde hablo la Presidente luego de un discurso conciliador del titular de la entidad, José Ignacio de Mendiguren, refleja el nuevo clima de consenso y expectativas empresarias, favorables a que sus demandas serán atendidas.

¿Habrá un cambio de políticas en el próximo gobierno de Cristina Kirchner? Existen indicios en uno y otro sentido. La Presidenta insiste, como es de prever, en que el rumbo ha demostrado sus virtudes, y por tanto habrá que persistir en ese camino. Pero como el mundo ha cambiado, no hay viento de cola, y la recaída económica es una realidad tangible, en reuniones reservadas, el ministro Amado Boudou y otros operadores económicos del Palacio de Hacienda, promete aggiornar el modelo a esta nueva realidad.

TRES EJES

¿De que ajustes se habla? Boudou, que hoy es el hombre que trasmite la palabra oficial, menciona al menos tres nuevos ejes de cambios. El primero tiene que ver con la necesidad de equilibrar las cuentas fiscales, con rebajas en los subsidios y ajustes en las tarifas. No hay mención o cálculo sobre la magnitud de esas correcciones, pero casi ningún especialista, incluso de los que participan del modelo kirchnerista, duda de que ese rumbo es inevitable.

En este año, los subsidios ascienden a unos 15.000 millones de dólares, una cifra que comienza a poner en riesgo la sustentabilidad fiscal para el año 2012.

Los otros ejes de trabajo son más trillados: se tratará resolver la situación con el Club de París, y que la Argentina vuelva al mercado de capitales con alguna colocación de bonos.

El lineamiento político parece más definido en este terreno financiero, aunque hay dudas que no se despejan. Boudou ha sostenido que no habrá arreglo previo con el FMI para resolver la deuda con el Club de París. ¿Cómo se avanzara entonces? En los distintos intentos que hubo en el pasado, la Argentina recibió indicaciones muy firmes de países como Alemania o Japón, que primero había que regularizar la situación con el FMI.

Las urgencias para despejar el escenario económico tienen que ver tanto con la necesidad de recrear el clima de inversiones y frenar la fuga de capitales, que en agosto volvió a tener un pico. Sin una corriente de inversiones no habrá posibilidades de ajustar la oferta al nivel de demanda actual, que esta siendo cubierta con un muy fuerte crecimiento de las importaciones.

Los motores de la recuperación argentina de los últimos anos, la soja y Brasil, están hoy mostrando comportamiento dispar. La oleaginosa tocó otro récord de precio, pero difícilmente repita la trayectoria del último año, con más de un 30% de alza. En cuando a Brasil, las luces de alerta se encendieron otra vez en la semana que pasó.

Hubo un cambio de tendencia muy claro en la política monetaria del Banco Central de ese país, tras la decisión de bajar la tasa de interés. Y más allá de los interrogantes que existen en Brasil sobre si el quiebre tiene que ver más con presiones de la política que con precisiones económicas, lo cierto es que aparecen riesgos de enfriamiento de su mercado interno.

Las perspectivas de China, la otra gran aspiradora de productos argentinos, también están más complicadas. La tasa de crecimiento china estaría ahora apenas por encima del 8%, y la de Brasil por sobre 3%. No es una recaída recesiva como la del 2008, pero llevaría a correcciones que impedirían que la economía argentina avanzara mucho más allá del 4% el año próximo.