Periodismo, de la tiza al teclado
*Por Julio César Moreno. En algunos premios que otorgó una universidad nacional al "periodismo militante", los condecorados nada tienen que ver con la tarea del periodista.
Las relaciones del periodismo con la política y el poder son un tema que se remonta a tiempos muy antiguos, pero que adquirió una nueva dimensión con el surgimiento de las democracias modernas, el parlamentarismo, los partidos políticos y, finalmente, el sufragio universal. Hay tres momentos históricos que deben ser tomados en cuenta para entender esa relación: las invenciones de la imprenta y de la radio y, finalmente, la aparición de la televisión, que han sido y son los tres pilares del periodismo moderno, al que hay que agregar ahora Internet.
La prensa escrita, es decir la de los diarios y revistas, está íntimamente asociada a la era liberal y la democracia parlamentaria, en tanto que la radio y la TV coinciden con el surgimiento y desarrollo de las llamadas "democracias de masas", en sus distintas vertientes políticas e ideológicas. La figura, la voz y la imagen de los líderes populares se difundieron ante todo por los medios audiovisuales, es decir la radio y la TV, pero los diarios impresos en papel siguen fijando la "agenda política" de las democracias, instalando los grandes temas en debate y señalando orientaciones. Con un agregado: la prensa escrita se ha digitalizado y las ediciones actualizadas de los diarios se pueden leer por Internet.
El deber ser. En el complejo tema de las relaciones de la prensa con el poder político y los partidos, hay cuestiones que se plantean desde el punto de vista del "deber ser". ¿El periodismo debe ser independiente, comprometido, militante o crítico? No hay un "deber ser" absoluto, ya que el periodismo admite esas variables y muchas más, como las del espectáculo, el entretenimiento, la comicidad o la difusión del arte. De lo que se trata es de que haya buen o mal periodismo.
Siempre hubo periodismo "militante", que juega directamente a favor de un partido o del gobierno de turno. En la Argentina, hubo ejemplos memorables, como el diario La Vanguardia , que respondía al Partido Socialista y en el que escribieron muchas de las mejores plumas del país. El nacionalismo católico, que tuvo una fuerte presencia en las primeras décadas del siglo XIX, también tuvo diarios y revistas. Pero también estaban –y están– los grandes diarios independientes, que, aunque enrolados en un ideario o una línea programática, no se casan con un partido o con el gobierno de turno. The New York Times ha sido desde siempre un diario afín al Partido Demócrata de los Estados Unidos, pero jamás ahorró críticas a esas administraciones. En España, el diario El País comparte la orientación del Partido Socialista, pero ha sido y es uno de los principales críticos de algunas medidas o políticas de los gobiernos socialistas, incluido el de José Luis Rodríguez Zapatero. Y lo mismo puede decirse del diario centroderechista El Mundo en relación con los gobiernos conservadores.
Todo esto viene a cuenta de algunos premios al "periodismo militante" que una universidad nacional –pagada por todos los argentinos– otorgó a personas que nada tienen que ver con el periodismo y cuyos méritos –supuestos o reales– deberían ser motivo de otras condecoraciones. Los "loros tropicales", según Carlos Fuentes, no son ejemplo de periodismo democrático y republicano.
Sí lo fue Mariano Moreno, abogado, economista y traductor de los enciclopedistas franceses, cuando fundó el 7 de junio de 1810 La Gaceta , el primer gran diario argentino. Y de aquella época quedó una lección: periodista es alguien que una vez pudo escribir algo en el pizarrón con una tiza, leer un libro y después expresar alguna idea en una vieja máquina de escribir o en una computadora.