"Perdí un embarazo de Calamaro por todos los nervios que me hizo pasar"
*Por Martín Fernández Paz. En esta historia, resulta difícil arrancar por el principio. "¡Es que tuvimos tantos comienzos!", reconoce Mariana Diarco (22), por momentos, la estrella principal.
Aunque en algunos tramos se vea obligada a compartir el cartel. ¡Eso sí! Nunca será una figura de reparto en la película de Andrés Calamaro (49) que bien pudo llamarse Lolita, porque, según el testimonio de la blonda marplatense, se conocieron cuando ella tenía dulces 16 años.
Luego cambió de nombre: Julieta Cardinali hubiera honrado a William Shakespeare escribiendo una versión moderna con su propio Romeo, Andrés. El noviazgo floreció en Charo, la hija de cuatro años que la actriz tiene con el músico, y luego, en un casamiento. El film dio un giro brusco: apareció una modelo de Playboy en un recital en Chile, Micaela Breque; Julieta se separó; Diarco volvió al set. Entonces, ¿cómo se llama la obra? ¡Sexo, mentiras y video! Y hoy, que Julieta y Andrés andan de nuevo juntos, habría que decir: Sé lo que hicieron el verano pasado. Al menos para Mariana, la película es de terror...
–¿Qué pensaste cuando se habló de que estaban reconciliados?
–¡Bárbaro! Si él es feliz... Andrés intentó construir una familia, pero no la pudo sostener mucho tiempo: a los cincos meses de casarse, empezó a mandarse cagad... ¡perdón!, digo... macanas. Es un músico que siempre vivió de una determinada manera, y pese a esa familia, quiso seguir con su vida de rockstar. No se pueden hacer las dos cosas. Y él, no lo entiende...
–Cuando estaban juntos, ¿qué te decía de Julieta?
–Me contaba que se le hacía difícil sostener la relación. Yo creo que ama a su familia, pero también ama su independencia y su individualidad. Y eso lo confunde mucho.
–Al momento de la reconciliación, ¿ustedes estaban juntos?
–No. Perdí contacto con Andrés hace un par de semanas.
–¿Por qué?
–Pasamos por una situación que él no manejó bien: se lavó las manos, me dejó muy sola. ¡Es un caradura y un sinvergüenza! Pensé que iba a reaccionar de otra manera, que me iba a apoyar. No pido formar una familia con Andrés, pero sí, que se comporte como un hombre maduro ante un problema que tuvimos.
–¿El problema es un embarazo perdido?
–Sí. Lo perdí por todos los nervios que me hizo pasar. Cuando estaba embarazada, me mandó al médico con su asistente personal, Olga. ¡Y ella les decía a los doctores que me lo sacaran! ¡Me querían obligar a sacármelo! No tengo ningún problema en ser madre soltera. Tampoco estoy en contra del aborto. Pero... ¡que nadie decida por mí!
–Más allá de su asistente, ¿Calamaro te pidió que abortaras?
–No. Lo que me daba a entender era que le estaba cagando la vida. "Tengo que hacer un Luna Park, ¡y me va a salir mal por tu culpa! ¡No me puedo concentrar!", me decía. Me puso muchísima presión encima. Y hasta me hizo sentir con culpa. ¿Cómo no podía ver la magnitud de la situación? ¡Un embarazo no era una pelotudez! Me echaba la culpa a mí, cuando era algo que hicimos los dos, ¿no?
–Alguna vez, ¿hablaste con Cardinali?
–A Julieta la respeto muchísimo como artista, pero como mujer, creo que le falta autoestima, quererse un poco más. Que estén juntos después de que él la puso en ridículo con la chica en Chile, y con nuestras fotos publicadas... Hay cosas que no se perdonan.
–¿No serán tal para cual?
–¡Totalmente! Quizá se aman con locura, y todo lo que pasa en el medio, es superficial... Yo era feliz con él, ¿sabés? Teníamos unas charlas alucinantes porque es una persona muy interesante: hablábamos de todo tipo de cosas, de ecología, economía, todo, todo. Componíamos música: hicimos una versión de blues de un tema de Bob Marley. Yo no sé música, pero creo que tengo buen oído, porque soy bailarina. Y él me decía que le gustaban las cosas que yo le proponía.
–¿Te dedicó algún tema?
–Un día, en este último tiempo, estábamos en el estudio: grabó un bajo, una guitarra, y un teclado, le puso la batería con un programa, y me cantó un tema de seis minutos mirándome a los ojos. ¡Es precioso! En una parte, me dice: "Qué lindo que le queda el loco a mi Cookie, que volvió". Los dos nos decíamos Cookie. Y lo de loco, es por mi edad, 22 años.
–¿Lo perdonarías?
–(Hace un silencio) Es muy difícil responderte eso ahora... Me decepcionó. Y estoy muy triste, dolida. En este momento, te digo que no, porque no tengo ganas de nada. Pero no sé qué puede pasar mañana, con las vueltas de la vida.
Música de fondo, The end, y el reparto, por orden de aparición. Pero con una leyenda, "Continuará..." Porque esta película sólo puede tener un nombre. ¡Es La historia sin fin!