Peligro: repitencia escolar
* Por Osvaldo Biaggiotti. Se informa que la directora provincial de Educación Secundaria "aseguró que en Santa Fe no se introducirán modificaciones al régimen de evaluación, tal como se hizo en Buenos Aires (agregando un tercer turno de examen) o en Córdoba (donde se promueve con tres previas)".
Publica este diario el pasado lunes 28 de marzo que "cada vez más chicos repiten de año en el secundario". También se informa que la directora provincial de Educación Secundaria "aseguró que en Santa Fe no se introducirán modificaciones al régimen de evaluación, tal como se hizo en Buenos Aires (agregando un tercer turno de examen) o en Córdoba (donde se promueve con tres previas)". Ha sido justamente a partir de las reformas en estas dos jurisdicciones que la polémica en torno a la repitencia se ha encendido y, como en tantos otros debates públicos, las aguas están divididas entre "conservadores" y "reformistas".
Partamos de una premisa que sirva de antídoto ante posturas categóricas que no admiten matices: nada es simple en el ámbito de la educación. Las variables involucradas son muchas y diversas. Las problemáticas son multicausales; vale decir, nada obedece a un solo motivo, y por tanto nada se resuelve definitivamente de manera inequívoca. Si convenimos en la complejidad del asunto, entonces, sería adecuado abstenerse de establecer valoraciones tajantes ("tal medida es buena", "tal sistema es malo") y soluciones mágicas.
Como aporte para profundizar el debate, proponemos una serie de preguntas y argumentos que pretenden cuestionar el sistema de repitencia, pero también alguna que puede ser advertencia para sus detractores más radicales. A la vez, creemos conveniente contextualizar cada interrogante explicitando de antemano un supuesto sobre el cual apoyarlo.
1. Supuesto: las normas del sistema escolar –entre ellas, la que regula la promoción y repitencia– tienden o deberían tender a que los alumnos aprendan más y mejor. Interrogante: para un alumno que, por las causas que fueren, no alcanza los objetivos mínimos para "pasar de año", ¿es el recursado garantía suficiente de que los aprendizajes pendientes sean logrados? Pareciera que, si no se apunta a aquellas particulares "causas que fueren" a fin de remover los obstáculos presentes, difícilmente el adolescente logre aprobar por el solo hecho de reiterar el curso. Es factible que repita y vuelva a fracasar, abandone o de un modo u otro vea perjudicado su proceso de socialización y aprendizaje, como de hecho ocurre en muchísimos casos según las estadísticas. ¿O acaso cree alguien que la mayoría de los repitentes son adecuadamente "corregidos"? ¿No se podrá pensar entonces en estrategias focalizadas en esas "causas que fueren", sin necesidad de obligar al alumno a repetir?
2. Supuesto: durante el ciclo obligatorio, una de las funciones de la evaluación es la acreditación del logro de ciertos saberes que habilitan para avanzar a la siguiente fase del itinerario educativo, y una vez verificada esa acreditación, no es necesario revalidarla. Interrogante: un alumno secundario del año que fuere cursa 10 o más materias, hasta 15 en algunos casos. Tomemos un posible promedio: 13. Si un alumno acredita haber logrado los saberes requeridos en 10 de ellas, ¿es adecuado que tenga que volver a cursarlas, siendo innecesariamente sometido a repetidas clases y evaluaciones en todas ellas, a causa de no haber aprobado 3. ¿No habrá que sincerar a la repitencia entonces como castigo antes que supuesta herramienta de aseguramiento de aprendizajes?
3. Supuesto: entre las capacidades que el sistema educativo se propone que los alumnos adquieran o construyan, es de fundamental importancia la socialización. Interrogante: la repitencia, ¿no da excesiva relevancia a ciertas capacidades específicas en detrimento de la socialización, toda vez que aparta drásticamente al alumno del grupo de pares que venía acompañándolo en su formación?
4. Supuesto: en política educativa, como en otros ámbitos de la vida pública, es válido observar, analizar y eventualmente tomar como ejemplo lo aplicado en otros países, especialmente aquellos ponderados por los resultados positivos que suelen obtener. Interrogante: ¿Por qué no reparar en algunas medidas de política educativa de ciertas naciones –europeas, Japón– en las cuales se ha suprimido la repitencia y se han diseñado estrategias alternativas para atender a cada alumno que al cabo de un ciclo no logra algunos aprendizajes priorizados, sin necesidad de someterlo al apartamiento del grupo de compañeros con quienes ya afianzó lazos significativos para su maduración y aprendizaje?
5. Supuesto: la formación en valores prioritarios para una comunidad debe ser ineludible en todo proceso educativo, y en ese conjunto se incluyen el esfuerzo, la responsabilidad por las consecuencias de los propios actos y una razonable y estricta atribución de premios y castigos. Interrogante: permitir que el alumno pase de año con más materias previas, ¿no debilitaría acaso la –para muchos ya castigada– capacidad de la escuela para formar ciudadanos capaces de poner en práctica esos valores? ¿No se estaría promoviendo entre los alumnos el facilismo o la "especulación" que, según la opinión de una considerable cantidad de actores del sistema, ya se comprueba en niveles alarmantes?
Queda claro que las preguntas no son ingenuas. Cada una de ellas apuntala una u otra de las dos posiciones básicas enfrentadas: dejar las cosas como están o cambiarlas. Por otra parte, de que se sitúen más cuestionamientos sobre un platillo que sobre el otro no debe inferirse que la balanza deba inclinarse necesariamente sobre el primero: todo dependerá de cuánto peso se otorgue a cada argumento, de qué valores se pretenda proteger prioritariamente y qué fines de la educación se privilegien, tal vez a expensas de otros.
Para terminar: quizás lo más interesante sea la posibilidad –sugerida en estas líneas– de repensar el asunto abriendo caminos alternativos o complementarios que apunten a renovar verdaderamente el sistema más allá de los "remiendos" cordobés y bonaerense. Estrategias tendientes a, por ejemplo, reforzar las tutorías, agregar instancias de apoyo y evaluación en contra-turno para que concurran alumnos con materias previas a la vez que cursan con su grupo de pares el año superior, comprometer de modo más efectivo el involucramiento de los padres con el aprendizaje de sus hijos, y perfeccionar la evaluación continua de manera que permita intervenciones docentes más tempranas y eficaces.