Paula Robles: "Estoy feliz, al lado del hombre que amo"
La ex de Marcelo Tinelli se mostró en las playas de Pinamar junto a Gonzalo Mallo, el médico osteópata con quien comparte su vida desde hace seis meses. Enamoradísimos, confirmando que la relación está más firme que nunca.
Nota extraída de la revista Gente
Como una pareja de adolescentes, Paula y Gonzalo parecen disfrutar de una Luna de miel permanente. A la vista de todos, sin excentricidades, se miman en el parador San Javier. Ella advierte al reportero de GENTE, y entonces le toma fuerte la nuca con su mano izquierda, la boca con la derecha, y le da un beso de aquéllos. Y mientras sale del agua, le da un cariñoso pellizcón. Ya en la arena, prefieren mantener el silencio.
"No tengo nada para decir ni qué contar", comenta la ex-mujer de Marcelo Tinelli que, amable y cordial como de costumbre, prefiere el bajo perfil. Y si Robles no habla, Gonzalo Mallo, su pareja, menos aún. la única charla que mantienen es con sus amigos en la carpa. Sencillos, sin estridencias, se sientan a tomar algún licuado al atardecer, y cerca de las ocho de la noche, cuando el sol comienza a esconderse y el viento sopla en la playa, comparten uno que otro mate, y ríen mucho, todo el tiempo.
EL NOVIO. Gonzalo tiene 43 años, uno menos que Paula (44), y durante varios años fue su osteópata -utiliza las manos como instrumentos de análisis y curación-. Es egresado del primer instituto de la especialidad en el país, fundado por el francés Gilíes Drevon y tiene su consultorio en Buenos Aires. En 1998 fue uno de los cuatro fundadores de Fulcrum, escuela de medicina osteopática donde un alumno que termina el secundario puede estudiar cinco años y recibir su título para ejercer profesionalmente. Aunque vive en Capital Federal, tiene su corazoncito en Pinamar, lugar en el que se crió y pasó casi todos los veranos de su vida. En su juventud fue guardavidas, y durante varios años trabajó en el parador CR, el elegido por la mayoría de los políticos que veranean en estas costas. Tal vez por esto, cuando Paula terminó su romance con el mago Norberto Jansenson después de diez meses de relación, el primer lugar donde hizo público su romance fue en las playas pinamarenses.
OMMM. Los tórtolos se conocen desde hace años, pero recién en 2011 volvieron a encontrarse. Un año después empezaron a salir. "Vinimos a un almuerzo en junio del año pasado a festejar el cumpleaños de un amigo, en el Club de Pinamar. Entramos de la mano y todos nos miraron", cuenta Paula en el patio de su carpa a sus íntimos, mientras los arrumacos continúan. Luego, cuando la relación se afianzó, se los pudo ver en Buenos Aires sin que intentaran ocultarse. Fue en septiembre, durante un partido de Copa Davis en Parque Roca, cuando el conjunto dirigido por Martín Jaite enfrentó a República Checa en la semifinal.
Y se volvieron a mostrar tan cariñosos como de costumbre. Para fines de 2012 Paula pasó las Fiestas en Buenos Aires junto a sus dos hijos, Francisco (13) y Juana (10) -del matrimonio con Tinelli-, y la primera semana de enero llegó a Pinamar junto a su novio. La rutina indica que se despiertan no muy temprano y realizan algunos ejercicios de yoga, disciplina que Paula practica desde hace diez años. Luego almuerzan, y cerca de las tres de la tarde se instalan en el balneario San Javier, pegado al Personal Beach UFO Point. Primero caminan hasta el muelle, charlan mucho, sonríen cuando cruzan las miradas, y siempre terminan con un beso incontrolable.
"Estoy feliz, en un momento muy pleno de mi vida como mujer. Y al lado de la persona que amo. No puedo pedir más", dice Paula mientras camina por la orilla, despertando encendidos comentarios de la platea masculina, que se pregunta si se hizo algo, porque de verdad luce más pulposa. Y mucho más feliz.
Cariñosos. A la bailarina y el osteópata sólo los separa un año de diferencia. Los dos pasaron los cuarenta y mantienen cuerpos increíbles gracias a comida sana, ejercicios y yoga ashtanga. El fue guardavidas del parador CR, y juntos salen a caminar varios kilómetros a pie. Luego Paula ayuda a su novio a estirar bien los músculos. Las tardes en el parador San Javier con amigos son a puro mate y caricias
Como una pareja de adolescentes, Paula y Gonzalo parecen disfrutar de una Luna de miel permanente. A la vista de todos, sin excentricidades, se miman en el parador San Javier. Ella advierte al reportero de GENTE, y entonces le toma fuerte la nuca con su mano izquierda, la boca con la derecha, y le da un beso de aquéllos. Y mientras sale del agua, le da un cariñoso pellizcón. Ya en la arena, prefieren mantener el silencio.
"No tengo nada para decir ni qué contar", comenta la ex-mujer de Marcelo Tinelli que, amable y cordial como de costumbre, prefiere el bajo perfil. Y si Robles no habla, Gonzalo Mallo, su pareja, menos aún. la única charla que mantienen es con sus amigos en la carpa. Sencillos, sin estridencias, se sientan a tomar algún licuado al atardecer, y cerca de las ocho de la noche, cuando el sol comienza a esconderse y el viento sopla en la playa, comparten uno que otro mate, y ríen mucho, todo el tiempo.
EL NOVIO. Gonzalo tiene 43 años, uno menos que Paula (44), y durante varios años fue su osteópata -utiliza las manos como instrumentos de análisis y curación-. Es egresado del primer instituto de la especialidad en el país, fundado por el francés Gilíes Drevon y tiene su consultorio en Buenos Aires. En 1998 fue uno de los cuatro fundadores de Fulcrum, escuela de medicina osteopática donde un alumno que termina el secundario puede estudiar cinco años y recibir su título para ejercer profesionalmente. Aunque vive en Capital Federal, tiene su corazoncito en Pinamar, lugar en el que se crió y pasó casi todos los veranos de su vida. En su juventud fue guardavidas, y durante varios años trabajó en el parador CR, el elegido por la mayoría de los políticos que veranean en estas costas. Tal vez por esto, cuando Paula terminó su romance con el mago Norberto Jansenson después de diez meses de relación, el primer lugar donde hizo público su romance fue en las playas pinamarenses.
OMMM. Los tórtolos se conocen desde hace años, pero recién en 2011 volvieron a encontrarse. Un año después empezaron a salir. "Vinimos a un almuerzo en junio del año pasado a festejar el cumpleaños de un amigo, en el Club de Pinamar. Entramos de la mano y todos nos miraron", cuenta Paula en el patio de su carpa a sus íntimos, mientras los arrumacos continúan. Luego, cuando la relación se afianzó, se los pudo ver en Buenos Aires sin que intentaran ocultarse. Fue en septiembre, durante un partido de Copa Davis en Parque Roca, cuando el conjunto dirigido por Martín Jaite enfrentó a República Checa en la semifinal.
Y se volvieron a mostrar tan cariñosos como de costumbre. Para fines de 2012 Paula pasó las Fiestas en Buenos Aires junto a sus dos hijos, Francisco (13) y Juana (10) -del matrimonio con Tinelli-, y la primera semana de enero llegó a Pinamar junto a su novio. La rutina indica que se despiertan no muy temprano y realizan algunos ejercicios de yoga, disciplina que Paula practica desde hace diez años. Luego almuerzan, y cerca de las tres de la tarde se instalan en el balneario San Javier, pegado al Personal Beach UFO Point. Primero caminan hasta el muelle, charlan mucho, sonríen cuando cruzan las miradas, y siempre terminan con un beso incontrolable.
"Estoy feliz, en un momento muy pleno de mi vida como mujer. Y al lado de la persona que amo. No puedo pedir más", dice Paula mientras camina por la orilla, despertando encendidos comentarios de la platea masculina, que se pregunta si se hizo algo, porque de verdad luce más pulposa. Y mucho más feliz.
Cariñosos. A la bailarina y el osteópata sólo los separa un año de diferencia. Los dos pasaron los cuarenta y mantienen cuerpos increíbles gracias a comida sana, ejercicios y yoga ashtanga. El fue guardavidas del parador CR, y juntos salen a caminar varios kilómetros a pie. Luego Paula ayuda a su novio a estirar bien los músculos. Las tardes en el parador San Javier con amigos son a puro mate y caricias