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Patética pelea por espacios de poder

* Por Ricardo Roa. Hay múltiples conflictos internos en el INADI, todo, menos un debate sobre cómo luchar contra la discriminación, que es la verdadera razón de ser del organismo.

Hay de todo en la violenta interna del INADI. Que su ex jefe usaba plata del Estado para pagar gastos personales, incluido el celular de su mujer. El nombramiento masivo de ñoquis, el robo de expedientes, maltratos y hasta amenazas y aprietes que se denunciaron ante la Policía y ahora son investigados por un juez federal (Ver: El escándalo del INADI llegó a la Justicia: citan a Morgado y Rachid).

Todo, menos un debate sobre cómo luchar contra la discriminación, que es la verdadera razón de ser del organismo.

Se trata, en realidad, de otra patética pelea por espacios de poder entre dos personajes subidos al tren K. Claudio Morgado, un ex actor y conductor que dice haber llegado allí por decisión del mismo Kirchner. Y María Rachid, ex militante trotskista y defensora de los derechos de los homosexuales, que entró como su segunda de la mano de Cristina. Ninguno con credenciales suficientes como para dirigir el INADI.

"Reúne los requisitos personales y profesionales para ejercer el cargo de presidente del INADI", imaginaba el decreto que encumbró a Morgado.

Imaginó mal: ayer Morgado acusó a Rachid de "serrucharle el piso", "pisarle la caja chica" y moverse como un "pacman". Todo un ejemplo: el responsable de denunciar la discriminación discriminó por gorda a su rival.

Habían sucedido a María José Lubertino, que también se trepó al tren K y multiplicó por diez los gastos y el número de contratados. Pero hubo otra cosa en la que ella brilló nítidamente: la autopromoción. Solía llenar las calles con afiches propios y, encima, editó tres libros con 166 fotos suyas. Decía que no la impulsaba el autobombo sino "la función esencial de graficar los momentos importantes". Un operativo "Figuración o Muerte", pagado con la plata de todos, como el celular de la esposa de Morgado.

La discriminación, cualquiera sea, y hasta por opinar políticamente distinto, es una cosa bien seria.

Si hay alguien que encuentra alguna relación entre el escándalo y la defensa de los derechos de las minorías, por favor que avise.