DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Pascua: ¿qué tal si buscamos la concordia?

*Por José Luis Toso. Todo individuo debe hablar de libertad, porque es el que puede elegir su modo de vivir y construir un entorno propicio para disfrutar de la vida en esas condiciones.

Ningún tiempo más propicio, entonces, que éste, el de la Pascua, para la reflexión individual sobre la responsabilidad que tenemos en la construcción de la paz, de la concordia, que sólo se logra sumando pensamientos maduros y coherentes, independientemente de la cultura que uno posea.

Es un hecho que la sociedad desea, que no se compra, no se hereda ni se decreta. Se construye desde la grandeza del único valor humano capaz de hacer a un hombre sabio y digno de respeto; esto es la humildad, gran ausente en general en la vida actual de los argentinos.

Podríamos decir que la humildad es como un valioso instrumento para el político, que debe aprender a tocarlo y afinarlo constantemente para que siempre suene agradable a la población.
El pueblo, el gran público, acostumbrado a la improvisación y al vergonzoso ruido discorde, en donde cada uno toca de oído su melodía preferida, no ha perdido el buen gusto.

Es como el que no sabe ejecutar música: igualmente aprecia y disfruta de un buen concierto si tiene la posibilidad de escucharlo. Por lo tanto, dejar de soportar el torturante ruido del que toca mal es sólo una cuestión de decisión personal.

Trasladándonos al día a día que nos tortura con sus ruidos molestos, podemos decir que los argentinos estamos llegando a situaciones extremas, pocas veces vistas, que hasta nos pueden llegar a constituir en el hazmerreír de muchos países. Y aquí va un ejemplo de cómo se desafina con el mal uso de instrumento.
 
Nuestro Vicepresidente, en lugar de ocuparse de probar ante la población que la gran premisa con la que proyectó en estos años el kirchnerismo, "la lucha contra la corrupción" está vigente, sale a "defenderse" justamente no defendiéndose y hasta pretendiendo "explicar" lo que nunca explicó diciendo que en realidad habría otros más corruptos que él, esto, claro, en el caso de que la Justicia comprobara las graves irregularidades por las que se lo acusa e investiga. ¿Será que cree este hombre que el público es sordo y se resigna a escuchar al que desafina?

En lugar de cargar duramente contra las instituciones acusando a jueces, funcionarios y periodistas, el vicepresidente de la Nación debió buscar la concordia allanándose públicamente a la transparencia que dice tener y que debería tener todo hombre público en el gobierno.

La embestida contra la Justicia y el periodismo que, en su respaldo, podrían llegar a concretar quienes lo apañan desde los ámbitos de poder, no haría otra cosa que atentar contra la libertad que, en este caso, pasa por demostrar al ciudadano que la ley es pareja para todos.