Paro general: las luchas pasadas, las del presente
En las calles y las plazas están los millones de argentinos que no llegan a fin de mes, los millones de pobres e indigentes que aumentan en número cada día que pasa, la tristeza de las familias golpeadas por el fantasma del desempleo, la desesperanza de los jóvenes que no logran imaginar un futuro.
Un nuevo paro general y las movilizaciones vuelven a ganar la calle como un modo de hacer saber, de advertir, el inmenso descontento social que recorre al país a lo largo y a lo ancho de su geografía. En las calles movilizadas están, aunque no las veamos, las fábricas que han cerrado, los emprendimientos que no han logrado resistir los embates tarifarios, la educación jaqueada, el sistema científico asfixiado por la falta de presupuesto, los barrios marginales que crecen, los obreros precarizados. Todo eso y mucho más está en la calle hoy.
En las calles y las plazas están los millones de argentinos que no llegan a fin de mes, los millones de pobres e indigentes que aumentan en número cada día que pasa, la tristeza de las familias golpeadas por el fantasma del desempleo, la desesperanza de los jóvenes que no logran imaginar un futuro.
Dicen que este paro es político. Y es cierto que lo es porque todo paro es político. No hay paro ni protesta obrera que no lo sea, porque toda protesta y todo reclamo por más dignidad y justicia que se enuncia frente al poder, es político. Eso es así desde el comienzo de la Historia, porque nuestra vida es política.
Coincide este día de protesta social con un aniversario del Cordobazo, uno de los momentos sociales y políticos más poderosos de nuestra historia reciente que tuvo lugar hace 50 años atrás cuando la clase obrera supo enunciar su descontento frente a un estado de situación caracterizado, al igual que hoy, por la injusticia social.
Hagamos votos para que el grito de los antiguos obreros cordobeses encuentre su eco en los de este presente, que la memoria de esas luchas luminosas inspire y aliente a la de nuestros trabajadores que hoy, al igual que los de ayer, sueñan y luchan por un país más justo, donde haya comida, salud, educación y trabajo digno para todos, absolutamente para todos los argentinos.
Por Guillermo Whpei