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París copada por actores argentinos

*Por Pablo Gorlero. El teatro independiente porteño sorprende a la capital francesa y afianzó su presencia a través del tándem cultural que une a ambas ciudades.

Ya no es una novedad que el teatro independiente argentino goza de un gran prestigio en todo el mundo. Allí adonde hay un festival importante, habrá seguramente una compañía argentina. Pero en los últimos años la presencia también excedió el marco de este tipo de encuentros artísticos, y muchas compañías porteñas han hecho temporada en las más importantes urbes europeas y americanas.

Dos semanas antes del estreno de Los hijos se han dormido ( Les enfants se sont endormis ) -versión de La gaviota , de Chejov, según Daniel Veronese-, no quedaba una sola entrada para las dos semanas de funciones previstas en el Teatro de la Bastilla. Algo así como "de yapa", debido al éxito que tuvo el año pasado, la misma compañía hará seis funciones de El desarrollo de la civilización venidera , basada en Casa de muñecas . Pero éste es sólo el arranque. La topadora del teatro independiente porteño avanzará hasta diciembre sobre los principales escenarios parisinos con una fuerte irrupción en el famoso Festival de Otoño, con Tercer cuerpo , de Claudio Tolcachir; El tiempo todo entero , de Romina Paula; La terquedad , de Rafael Spregelburd, dirigida por Marcial di Fonzo Bo y Elise Vigier; Mi vida después , de Lola Arias, y El viento en un violín , de Tolcachir. Además, se suma la proyección de la película Estrellas , del director teatral Federico León, junto con Marcos Martínez. Entre tanto, el 15 y el 16 de octubre, Mariano Pensotti intervendrá el metro de la capital francesa con A veces creo que te veo , un dispositivo interactivo que se realizó el año pasado en la estación Palermo del subte porteño. A su vez, Alfredo Arias hará Chanchadas , en el Théâtre de Rond Point, entre noviembre y diciembre.

A los pies del Centro Pompidou, llega en bicicleta pública un distendido ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, en chomba, bermudas y zapatillas. Viene del Teatro de la Bastilla y así, aunque un poco transpirado, anuncia con felicidad el comienzo de la "etapa teatral" de este intercambio cultural al que llamó Tándem 2011 París-Buenos Aires. "Estoy feliz por el vigor con el que arrancó nuestro teatro independiente en la ciudad. Todo proceso curatorial es propuesta y repropuesta. Y se llega a resultados muy interesantes. Por ejemplo, lo de Pensotti no estaba calculado hace seis meses. Hoy es una de las propuestas que mayor expectativa generaron. Es bueno llevar a un creador así a un espacio no convencional. Todo es vanguardia, pero en alto nivel artístico", afirma Lombardi.

Y así es. Durante la primera función de Los hijos se han dormido (en una sala que no dejaba una sola butaca libre), esos magníficos actores que logra reunir Veronese tuvieron que salir a saludar nada menos que cinco veces. Claudio Da Passano, Osmar Núñez, María Figueras, Fernán Mirás, Berta Gagliano, María Onetto, Carlos Portaluppi, Roly Serrano, Marcelo Subiotto y Ana Garibaldi los cautivaron. "Junto con los actores polacos, los argentinos son los mejores. No tengo dudas. Por eso viajan tanto", dice con convicción Judith Martin, asesora cultural y representante francesa de varias compañías independientes argentinas.

Judith es el reflejo mismo del fenómeno del teatro independiente en Europa. Hace diez años, el Ministerio de Relaciones Exteriores francés le encomendó un intercambio cultural que le cambió la vida. Se llamó Tintas Frescas, que cruzaba dramaturgos franceses con directores argentinos. "Me cautivó la potencia de los actores, la simplicidad de las puestas... quedé fascinada. En París nunca había visto eso. Quería volver. Salté el charco y les expresé mi deseo de traerlos a Francia. ¡Tenía mucho miedo de decepcionarlos! Pero me salió bien. Y ahora no tengo freno. Este es mi trabajo", afirma con pasión. En octubre de 2007, logró traer a Francia a La omisión de la familia Coleman , de Tolcachir, y en noviembre de ese año, a Espía a una mujer que se mata , de Veronese. "Esas fechas cambiaron mi vida -dice-. El entusiasmo de los programadores, periodistas y espectadores que vieron esas obras fue increíble. Al principio, hacía esto para darles una mano a los elencos y tratar de volver cada tanto a Buenos Aires. Pero entendí que ése sería mi trabajo. Para mí, esta historia es mágica. Ahora estoy libre, trabajando con los artistas que admiro."

Judith supo que la propuesta del Tándem era ideal para lograr una mayor visibilidad de estos profesionales en la escena europea. "El teatro independiente argentino es famoso en este continente. El crecimiento fue muy rápido. Hasta en los pueblitos reaccionan muy bien hasta con algo tan frío como los subtítulos.

El actor argentino atrapa, es visceral. Te doy un dato clave en la diferencia que hay entre allá y acá. En la Argentina, se hace teatro. El actor hace luz, se ocupa de la puesta, arma y desarma escenografía... ¡¡Trabaja!! Tienen conciencia de espectáculo. ¿Pero sabés cuál es la clave? El deseo. Todo está hecho al principio por deseo. La plata puede ser una consecuencia. Ni siquiera está en juego la fama, ya que lo hacen en salas para 50 personas. El deseo cambia la relación entre el artista, el arte y el público. En el teatro independiente hay una proximidad mayor entre el actor y el espectador. Estamos juntos. Es emocionante. ¿Dónde encontrás esa posibilidad de compartir con desconocidos una emoción", concluye. ¿Qué más se puede agregar a eso?