Papa Francisco: pidió que la fe cristiana se refleje en el comportamiento
El póntifice argentino hizo el llamamiento durante el Regina Coeli.
El papa Francisco pidió este lunes en el Regina Coeli, uno de los cuatro himnos a la Virgen en el catolicismo, ante decenas de miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro en el Vaticano, que la fe cristiana se refleje en el comportamiento de cada uno.
"Manifestar en la vida el sacramento que hemos recibido", exhortó el papa argentino desde la ventana del estudio del Vaticano ante una expectante masa de gente que le aplaudió en varios momentos de su corto mensaje leído en italiano, al término del cual les deseó buen provecho para el inminente almuerzo.
"Cristo ha vencido el mal de forma total y definitiva, pero a nosotros, los hombres de nuestro tiempo, nos espera acoger esta victoria en nuestra vida y en la realidad concreta de la historia y de la sociedad", dijo el flamante Papa, elegido al trono de San Pedro el pasado 13 de marzo.
El papa jesuita recordó en este mensaje, que reemplaza desde el siglo XII al Ángelus durante la semana pascual hasta el domingo de la Trinidad, que los sacramentos y la fe cristiana deben traducirse en "comportamiento, gestos y elecciones" en la vida de cada día. Y es que todo pasa por el corazón humano, recordó, porque si "cambio las cosas que no son buenas, que pueden hacer mal tanto a uno mismo como a los demás, permito la victoria de Cristo afirmarse en mi vida, prolongar su acción benéfica".
Ante los aplausos de los peregrinos, Francisco permaneció unos instantes dubitativo y saludando con la mano en la ventana del estudio del palacio apostólico, que domina la imponente plaza del corazón del catolicismo. El Papa tenía previsto orar en la tarde de este lunes en la tumba de Pedro, del que es su 265º sucesor, en la necrópolis vaticana, acompañado del cardenal Angelo Comastri.
La necrópolis de San Pedro alberga la tumba identificada como la del apóstol Pedro, sobre la que fueron construidas dos basílicas: la del emperador Constantino (274-337) hacia 322, y el templo actual, iniciado a principios del siglo XVI. En 1939, el papa Pío XII ordenó que se realizaran trabajos en esta tumba para responder al deseo de Pío XI de ser enterrado lo más cerca posible de San Pedro.
Habitualmente, los Papas suelen ir a la residencia estival de Castelgandolfo en la semana de Pascua, pero Francisco también ha introducido un cambio en esta costumbre, probablemente debido a la presencia en la misma de su predecesor Benedicto XVI, que renunció al báculo de Pedro por razones de salud, mientras se acondiciona el convento en el que se retirará definitivamente en el recinto del Vaticano. A lo largo de esta Semana Santa, la primera que preside como jefe de la Iglesia católica, Francisco ha dado multitud de pistas que indican un cambio profundo de la milenaria institución, que en los últimos años se ha visto salpicada por los escándalos y la sangría de fieles.
En la bendición urbi et orbi del domingo fustigó los conflictos que salpican Oriente Medio, África y la escalada verbal que amenaza con el enfrentamiento en la Península de Corea, así como el tráfico de personas y drogas. El papa argentino parece haber elegido el italiano como su lengua oficial para comunicarse en los actos oficiales, dando una imagen de sobriedad a sus intervenciones, en contra de lo que solían hacer sus predecesores que a menudo terminaban saludando en varios idiomas a los peregrinos.
"Manifestar en la vida el sacramento que hemos recibido", exhortó el papa argentino desde la ventana del estudio del Vaticano ante una expectante masa de gente que le aplaudió en varios momentos de su corto mensaje leído en italiano, al término del cual les deseó buen provecho para el inminente almuerzo.
"Cristo ha vencido el mal de forma total y definitiva, pero a nosotros, los hombres de nuestro tiempo, nos espera acoger esta victoria en nuestra vida y en la realidad concreta de la historia y de la sociedad", dijo el flamante Papa, elegido al trono de San Pedro el pasado 13 de marzo.
El papa jesuita recordó en este mensaje, que reemplaza desde el siglo XII al Ángelus durante la semana pascual hasta el domingo de la Trinidad, que los sacramentos y la fe cristiana deben traducirse en "comportamiento, gestos y elecciones" en la vida de cada día. Y es que todo pasa por el corazón humano, recordó, porque si "cambio las cosas que no son buenas, que pueden hacer mal tanto a uno mismo como a los demás, permito la victoria de Cristo afirmarse en mi vida, prolongar su acción benéfica".
Ante los aplausos de los peregrinos, Francisco permaneció unos instantes dubitativo y saludando con la mano en la ventana del estudio del palacio apostólico, que domina la imponente plaza del corazón del catolicismo. El Papa tenía previsto orar en la tarde de este lunes en la tumba de Pedro, del que es su 265º sucesor, en la necrópolis vaticana, acompañado del cardenal Angelo Comastri.
La necrópolis de San Pedro alberga la tumba identificada como la del apóstol Pedro, sobre la que fueron construidas dos basílicas: la del emperador Constantino (274-337) hacia 322, y el templo actual, iniciado a principios del siglo XVI. En 1939, el papa Pío XII ordenó que se realizaran trabajos en esta tumba para responder al deseo de Pío XI de ser enterrado lo más cerca posible de San Pedro.
Habitualmente, los Papas suelen ir a la residencia estival de Castelgandolfo en la semana de Pascua, pero Francisco también ha introducido un cambio en esta costumbre, probablemente debido a la presencia en la misma de su predecesor Benedicto XVI, que renunció al báculo de Pedro por razones de salud, mientras se acondiciona el convento en el que se retirará definitivamente en el recinto del Vaticano. A lo largo de esta Semana Santa, la primera que preside como jefe de la Iglesia católica, Francisco ha dado multitud de pistas que indican un cambio profundo de la milenaria institución, que en los últimos años se ha visto salpicada por los escándalos y la sangría de fieles.
En la bendición urbi et orbi del domingo fustigó los conflictos que salpican Oriente Medio, África y la escalada verbal que amenaza con el enfrentamiento en la Península de Corea, así como el tráfico de personas y drogas. El papa argentino parece haber elegido el italiano como su lengua oficial para comunicarse en los actos oficiales, dando una imagen de sobriedad a sus intervenciones, en contra de lo que solían hacer sus predecesores que a menudo terminaban saludando en varios idiomas a los peregrinos.