Paluch: "El ego es un chico al que hay que dominar"
*Por Vicky Guazzone di Passalacqua. Es columnista del diario "Libre" y lanzará su tercer libro sobre espiritualidad.
Son las 10.15 de la mañana y en el hall de Radio Uno una señora espera. Sobre su falda, un libro rojo. Su ansiedad va in crescendo, hasta que una voz inconfundible resuena en el pasillo, y se levanta como un resorte: "¡Ari! Te esperé para que me firmes el libro! Me ayudó mucho cuando mi papá estuvo enfermo". Desde que Ari Paluch escribió "El combustible espiritual", esta clase de acercamientos son cosa de todos los días. Sea en la radio (donde conduce dos emisiones diarias de su programa "El Exprimidor", con 15 temporadas al aire) o en la calle, la identificación con el rol de gurú espiritual ya es indisoluble. De hecho, a este libro le siguió "El combustible espiritual 2" y está en preparación un tercero. Además, acaba de sumarse como columnista especializado al nuevo diario "Libre".
Noticias: ¿Cómo nació esta faceta de columnista en "Libre"?
Ari Paluch: Me gusta escribir sobre dos cosas: realidad y espiritualidad. Lo hice hasta hace poco en "El Cronista" pero paré porque estoy terminando mi tercer libro, y en ese momento me llamaron de "Libre". Me gusta que un diario con tanto de actualidad pueda permitirse una tregua para hablar sobre espiritualidad, porque a mí me enriqueció como periodista; hoy puedo profundizar el análisis y abordar más las causas que los síntomas. Son dos mundos que se complementan.
Noticias: ¿Y qué opina de seguir sacando diarios en papel, en tiempos de digitalización?
Paluch: Me encanta. Si bien soy usuario de internet, me sigue gustando agarrar el papel, marcarlo, sentarme a leer. Creo que ambas alternativas pueden convivir, y de hecho una me da lo que no me da la otra.
Noticias: ¿Cómo ve la competencia entre los diarios populares?
Paluch: Por supuesto que al escribir en "Libre" quiero que este sea el que llegue a más gente, pero son propuestas atractivas que, en un momento en que los diarios se estaban convirtiendo en instrumentos demasiado políticos, muy alineados entre blanco y negro, esta aparición los llevó a otro ámbito, menos radicalizado y más impactante en otras cuestiones de la coyuntura. Creo que es un buen descanso.
Noticias: ¿Sería lector de este tipo de medios, aún si no participara en ellos?
Paluch: Sí, siempre van a tener algo interesante para mi trabajo. Yo soy un generador de contenidos, durante seis horas al día. Si bien los diarios ya no marcan como antaño la agenda de la radio, que hoy es un medio bastante más independiente, siempre hay retroalimentación.
Noticias: ¿Encuentra respuestas al escribir o termina con más preguntas?
Paluch: No, hace mucho tiempo que en la espiritualidad encuentro respuestas. Pero no tengo la vida resuelta, sino que empiezo a entender el sendero por el que quiero ir. Este libro no es la continuación de los otros, es una suerte de compendio de la espiritualidad. La bajada es "espiritualidad al día, lecciones de vida". Tiene que ver con un concepto de aprender o jorobarse.
Noticias: ¿Por qué cree que tuvieron tanto éxito los anteriores?
Paluch: Eso no fue intención sino consecuencia. Cuando cumplí 40 años y tuve la crisis que todo el mundo tiene, en libros de espiritualidad encontré momentos de paz. Cuando Planeta especuló con que yo les escribiera un libro, me pidieron que fuera sobre "ser argentino". Pero les dije que quería escribir sobre espiritualidad, porque sentía que se cerraría un círculo devolviendo algo de ese mundo. Después concluí que ellos querían que yo escribiera sobre ser argentino, y terminé escribiendo sobre ser. El temor principal era que fuera un papelón, que no se vendiera nada. De lo que había escrito me sentía orgulloso, porque era yo mismo. Pero hubo mucha gente a la que le gustó y sostiene que le hizo bien. Lo que sí, no le hice mal a nadie. No me la doy de gurú, digo que todos tenemos un ego que nos hace dudar y temer, y eso se puede manejar. El ego es un chiquito de cuatro años, al cual tenés que dominar.
Noticias: ¿Nunca es positivo?
Paluch: Es un vehículo que Dios nos dio para el plano terrestre, pero hay que diferenciar entre ego y autoestima. La autoestima es lo que pensás de vos mismo, el ego es la necesidad de aprobación de los otros. Y cuando eso se convierte en obsesión es un gran problema, porque hay alguien que piensa que sos un genio, pero otro te ve como un idiota.
Noticias: La autoayuda es un género best-seller desde hace tiempo, ¿qué dice eso de nuestra época?
Paluch: Es que hay una necesidad lógica de transitar un camino distinto, porque por otros nos ha ido mal. A mí la gente me decía: "¿Vos te hiciste un lifting?" y yo contestaba: "¡sí, espiritual!". Tengo 49 años y estoy muy bien. Salgo a correr, juego al tenis, no soy un tipo de grandes exabruptos ni desbordes y eso es porque me ayudé desde mi interior. Y cuando empezás a estar bien con vos, estás bien con los demás. Cuando empezás a reflexionar comenzás a ser más sabio. Esa es la verdadera evolución.
Noticias: Del primer libro a este, ¿nota evolución en sí mismo?
Paluch: Creo que sí. Tengo mucho pudor de hablar de mí mismo, creo que uno es su entorno y el mío es un entorno de gente armoniosa. Pero el gran secreto de estos días tiene que ver con cómo llevo las cosas. Antes era de los tipos que confiaban en la desconfianza, y creo que es al revés. Si sos una persona confiada y voluntariosa, es muy difícil que te vaya mal.
Noticias: ¿Los libros han aumentado su caudal de oyentes?
Paluch: Los libros me dieron la posibilidad de ser considerado una persona más evolucionada o más amorosa. No me gusta hablar en términos cuantitativos, pero creo que se ve un Ari Paluch que mantuvo lo que gustaba de antes, como la lectura de la realidad y la rapidez, y le agregó una actitud menos agresiva y más profunda. Es un modelo mejorado.
Noticias: ¿Con qué baja a tierra cuando no trabaja?
Paluch: Somos una familia de tenistas. Mi mujer, Carolina, juega muy bien, fue profesora, y mis hijos Nicolás (15) y Martina (10), juegan bárbaro también. Me costó ganarle a mi mujer, ¡pero ahora ya estamos parejos! Soy de comer con amigos, hacer asados... Pero de alguna manera todo el tiempo estás alerta para llevar algo de eso a tu trabajo. El día que más me desenchufo es el sábado, porque el domingo a las cuatro de la tarde ya tengo la agenda del lunes seteada. ¡La espiritualidad aún no logró que el domingo a la noche no me agarre el bajón!