Outcast, las puertas a un mundo de horror y suspenso
Con segunda temporada confirmada, Outcast podría perfilarse como la reinvención del género.
Por Marina Wachtel
@setoffmarie
mwachtel@diarioveloz.com
Desde el mismo tráiler, Outcast se presenta como una serie muy atractiva que despierta gran curiosidad por su gráfica, juego de imágenes y definitivamente por escenas que dejan boquiabierto. No podría ser de otra manera con Robert Kirkman a la cabeza, el creador de The Walking Dead.
"¿Y hay otros? Los hay, ¿verdad? Andando por el pueblo, sentándose en tu iglesia, con el Diablo en su interior"
No vamos a ver zombies pero si posesiones demoníacas. Hasta acá podemos suponer que se trata de la clásica ecuación de este tipo de temas pero la respuesta a la fórmula gira en el sentido contrario. El eje central, en realidad, se llama Kyle Barnes (Patrick Fugit).
Kyle es el verdadero Outcast o marginado. Se presenta como un personaje con aires perturbadores, tosco, sigiloso y sumido en sus terrores. En el comienzo de temporada, es un hombre que llega con muchas pérdidas y algo aturdido al pueblo de su infancia e intenta descubrir que hay detrás de estas manifestaciones sobrenaturales que azotan el lugar como si fuera una epidemia.
Para esclarecer esa pesada mochila de interrogantes, Barnes entra en contacto con el reverendo Anderson (Philip Glenister) que sabe que se viene la noche y que Kyle es especial. Tiene un don que personalmente no registra. Juntos comienzan a descifrar los enigmas que los rodean y que los atormentan.
La serie toma forma en Rome, un pueblo rural estadounidenses, con casas enormes aunque descuidadas y corroídas. Joshua Austin (Gabriel Gateman) es el nene de 10 años que vemos en el tráiler y así como nos atrapa desde los avances, no decepciona porque tiene unas escenas que ponen los pelos de punta.
El comodín de Kirkman es que la clave de Outcast está en los propios personajes y no en los propios exorcismos. Aunque los hechos en sí son escalofriantes, nunca realmente se profundiza en la vida de los ojos testigos de estos acontecimientos y sus propios tormentos. En este caso sí ocurre.
"No puedes elegir. Los santos son tan propensos como los pecadores."
La serie es la adaptación que hace Kirkman de su propio cómic, que empezó a publicarse en 2014 y aún sigue sacando números. Está dirigida por Adam Wingard y producida por Fox International Channels.
La estructura de la serie es buena en la medida en que no nos da nada masticado y deja entrar el desconcierto frente a lo que sucederá más adelante. La forma en que están dispuestas las imágenes, los sets, los personajes, las tonalidades envuelve a la serie de una mística particular que deja con ganas de más.
Personalmente me atrae mucho la parte de los títulos y la música que acompaña la presentación. Es una combinación de factores visuales bien puestos. Arranca con un plano aéreo desde el cielo y en dos segundos las tomas están al revés, el pueblo está de cabeza y a lo largo de toda la secuencia algo oscuro va tomando "posesión" de cada lugar.
Los cuatro personajes principales no terminan de sorprender y son bastante arquetípicos más allá del núcleo en sí. Sin embargo, logran un entramado inquietante gracias a la estética y diversas herramientas que los sumen en la historia.
No es usual ver, particularmente, series de calificadas como de "horror". Es arriesgado poner un producto de este tipo al aire y también lo es verlo. Es la oportunidad de seguir dándole otra vuelta al género y Kirkman no terminé por caer en la redundancia. Logró retomar el tema de los zombies y reinventarlo con The Walking Dead. Siendo su propio producto, no esperamos menos de Outcast que ya tiene confirmada su segunda temporada.