¿Otro ADN, otro homicida?
La frase más escuchada de la semana fue: caso Ángeles, portero preso, caso cerrado. Sin embargo, la causa todavía está abierta.
Por Mauro Szeta
@mauroszeta
Es cierto que el encargado Jorge Mangeri está muy complicado, y seguramente será procesado como autor material del homicidio de Ángeles.
También es cierto que quedó preso por sus reiteradas contradicciones, por su autoincriminación y por sobre todas las cosas por la prueba genética que ubicó su ADN en las uñas de la víctima.
Para colmo, en contra de Mangeri, cuatro médicos desestimaron que haya sido víctima de apremios ilegales, como le dijo a la fiscal.
En síntesis, los indicios colocan a Mangeri, hasta ahora, como el único autor material del asesinato.
Del móvil poco se habla. El juez intentará probar que se trató de un ataque sexual frustrado, y que Mangeri mató a Ángeles, justamente para tapar el ataque sexual. Todo parece encaminado en un sólo sentido.
De la familia de Ángeles ya casi ni se habla, pero vale la pena resaltar que su padrastro, Sergio, que estaba en la mira de la fiscal, nunca declaró. No le tomaron declaración, ni como testigo, y mucho menos como imputado.
Las pruebas de laboratorio pendientes podrían cambiar el eje que tiene la causa. Si apareciese el perfil genético de un segundo sospechoso en el cuerpo de la víctima, o en la escena del crimen, habría que buscar a un segundo culpable.
Lo raro es que si existiera ese segundo responsable, se supone que, jugado por jugado, Mangeri lo hubiese mandado al frente. Y esto no pasó. Sólo se incriminó a él mismo.
Hasta hoy, ni Mangeri, ni su defensa acusaron claramente a otro posible homicida. La prueba genética jugó a favor de la teoría de un sólo criminal. A Ángeles le revisaron las diez uñas, y sólo encontraron ADN en una de ellas: el perfil genético era el de Mangeri. Por eso parece difícil hablar de un segundo atacante, aunque hoy nadie lo descarta.