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jueves, 21 noviembre, 2024
Las embarazadas quedaron en la línea de fuego, y eso ya casi ni sorprende.
En el asalto a un blindado en Moreno, hubo tres embarazadas heridas. Las balearon o lastimaron sólo por estar ahí, en la cola de un banco.
Ahora, en San Martín, un policía federal se tiroteó con ladrones que quisieron robarle la camioneta, y su mujer, embarazada de ocho meses, terminó baleada.
En el caso Píparo, Isidro llegó a nacer, pero murió luego por directa influencia del balazo.
En el caso de San Martín, Sofía Lara, pesó 3,100 kilos y está bien. Su madre también.
En Salta, hubo otro caso donde motochorros le dieron una brutal paliza a una embarazada. Su hijo nació por cesárea.
Lo que queda en claro es que los delincuentes perdieron toda clase de código. Saben que están asaltando embarazadas, y les disparan igual. Ya nada les importa.