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¡Ojo! Estar atentos a la cara y el gesto

*Por Alberto Albertengo. Se ha probado -dicen los que supuestamente saben- que la comunicación que establecemos con nuestros congéneres depende mucho menos de lo que decimos, que de cómo lo decimos o cómo nos comportamos cuando lo decimos.

Aseguran, por ejemplo, que sólo el 7 por ciento de lo que comunicamos depende de las palabras que empleamos; el 38 por ciento del tono que empleamos al pronunciar esas palabras. y ¡el 55 por ciento de los gestos corporales que acompañan a las palabras y el tono!

Yo no sé si en el trato con nuestros iguales la cosa es así; pero con los animales -doy fe- pasa algo de esto. Si usted a su perro le dice cualquier cosa, lo hace amablemente y lo acaricia, seguramente recibirá como respuesta un cariño al compás del movimiento de la cola. Si le dice exactamente lo mismo, a los gritos y blandiendo los brazos, la respuesta será totalmente distinta.

Todo esto ha traído como resultado una revalorización, cuando no sobrevalorización, de toda la gestualidad y de otras manifestaciones no verbales. De allí las advertencias y consejos a que nos someten.

QUE NO HACER CON LAS MANOS

Por ejemplo, cualquier mortal en un momento dado -durante una reunión o entrevista, por caso- puede sentir como que le sobran las manos: no sabe qué hacer, dónde ponerlas.

¡Alerta roja! Vea como es la cosa:

- No hay que meterlas en los bolsillos; no, ¡por favor! Pasaría por introvertido o reprimido.

- Algo parecido revelaría si se cruza de brazos: confesaría indecisión o falta de confianza.

- Y ni le cuento si se rasca la nariz o se tapa por un instante la boca como disfrazando una tos falsa. ¡Se estaría delatando como mentiroso!

Si usted se sentía incómodo o nervioso antes de saber cómo lo escrachan los neurosabios; ahora, si se encuentra en una encrucijada como la planteada, rogará que en la reunión irrumpa un asaltante con una ametralladora y grite: ¡Arriba las manos! (Eso sí, no dude, no se reprima y no mienta, solamente arrugue como todos los demás).

¿Qué de dónde saqué toda esta cuestión del simbolismo de gestos y actitudes? Del resumen de una guía que da consejos para quienes se someten a alguna entrevista laboral o a los que asisten a reuniones empresariales o simplemente sociales. No sé si esta guía le da a todo patente de verdad incontrastable, pero, ante la sospecha, mejor prevenir. Digo yo.

ESTAR ATENTO A LOS OJOS

Con los ojos, el tema también es peliagudo. Uno sabe que quien mira directamente a los ojos se muestra como una persona confiable. Pero no se pase de mirón. No parezca que quiere hipnotizar a su interlocutor. Y si se trata de una interlocutora y la mira fijamente, cuando baje su vista al escote se delatará rijoso. Aunque por algo ella puso ese escote ahí.

No, los anteojos negros no son solución, a menos que por algún tema deba utilizarlos. Si esto ocurre notifique con sutileza este acontecimiento. (Eso sí, nunca confiese que le pegó su mujer o, peor, el novio de ella).

Y hay otras cosas: esté atento a reprimir una cara de asco por algo que dice o hace su interlocutor. No se tire lances con las secretarias, recepcionistas o mozas. No se ría de más; no fume. En fin, según nos presentan el tema, es mejor no hacer nada. Ni hablar. Recuerde que, como dijo Groucho Marx (comediante y escritor norteamericano 1890-1977), "es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente".

He dicho.