Sociedad
Oferta cultural, gastronomía y tienda de recuerdos en el Museo Evita
El Museo Evita, elegido como una de las atracciones más populares por viajeros de todo el mundo, es una de las herramientas de vinculación con sus distintos públicos del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón, el primer y único instituto del Ministerio de Cultura de la Nación Argentina dedicado a profundizar el conocimiento histórico sobre la vida de una mujer.
El edificio que alberga al Museo es una magnífica construcción de 1923 que conjuga elementos platerescos, del Renacimiento español e italiano.
En 1948 la Fundación de Ayuda Social Eva Perón compró el mismo para instalar el Hogar de Tránsito No. 2 para mujeres, en situación de vulnerabilidad y en 2007, fue declarado Monumento Histórico Nacional.
El riguroso trabajo de investigación histórica permite el diseño dinámico de la exposición permanente que ofrece a los visitantes un recorrido a través de los diferentes momentos de la vida de Evita, recreados en un entorno de alto valor patrimonial.
Las exposiciones temáticas temporales, renovadas periódicamente, están planificadas para profundizar el conocimiento de ciertos momentos históricos o aspectos significativos de su vida y su trabajo.
El Museo Evita ofrece a todos los públicos una experiencia vital diferente, basada en el rigor histórico que nos permite sentir, conocer y comprender más acerca de María Eva Duarte de Perón, una de las líderes políticas más singulares del siglo XX.
Como oferta complementaria, el Museo Evita cuenta con un restaurante homónimo, ubicado en el elegante patio de lo que fuera el Hogar de Tránsito Nº2, donde se puede degustar una excelente propuesta gastronómica de cocina internacional y una elegante tienda de recuerdos, con objetos relativos a la temática.
La casa Carabassa
El edificio donde se encuentra el museo Evita se remonta a principios del siglo XX, y fue la familia Carabassa -de origen vasco- la que construyó la casa tal como se observa actualmente.
La casa presenta aditamentos arequipeños platerescos, con una elaborada herrería en las puertas de acceso tanto exteriores como interiores.
Encierra numerosos elementos simbólicos que hacen a la historia de sus dueños como las ménsulas escultóricas con figuras fantásticas y los escudos heráldicos familiares.
También se destacan importantes vitraux con un faro y la torre de un baluarte donde los amorcillos se entremezclan con personajes ilustres relacionados con la navegación como Colón, Magallanes, Vasco de Gama, elementos que muestran su origen vasco, relacionado con los mares.
La rejería provino de España, los mármoles de Carrara, las arañas con cristales de Venecia.
En el estar o entrada de la planta baja la marmolería italiana se destaca en los pisos y columnas de estuco que la circunscriben.
Donde años más tarde se colocaría los retratos de Perón y Evita, colgaban rojos gobelinos con los escudos reales españoles en un dorado que resaltaba a la vista. Sobre el lado izquierdo, la entrada para los coches tirados a caballos, hacían su descenso para luego dirigirse a la entrada principal.
El Museo Evita ofrece a todos los públicos una experiencia vital diferente, basada en el rigor histórico que nos permite sentir, conocer y comprender más acerca de María Eva Duarte de Perón, una de las líderes políticas más singulares del siglo XX.
Como oferta complementaria, el Museo Evita cuenta con un restaurante homónimo, ubicado en el elegante patio de lo que fuera el Hogar de Tránsito Nº2, donde se puede degustar una excelente propuesta gastronómica de cocina internacional y una elegante tienda de recuerdos, con objetos relativos a la temática.
La casa Carabassa
El edificio donde se encuentra el museo Evita se remonta a principios del siglo XX, y fue la familia Carabassa -de origen vasco- la que construyó la casa tal como se observa actualmente.
La casa presenta aditamentos arequipeños platerescos, con una elaborada herrería en las puertas de acceso tanto exteriores como interiores.
Encierra numerosos elementos simbólicos que hacen a la historia de sus dueños como las ménsulas escultóricas con figuras fantásticas y los escudos heráldicos familiares.
También se destacan importantes vitraux con un faro y la torre de un baluarte donde los amorcillos se entremezclan con personajes ilustres relacionados con la navegación como Colón, Magallanes, Vasco de Gama, elementos que muestran su origen vasco, relacionado con los mares.
La rejería provino de España, los mármoles de Carrara, las arañas con cristales de Venecia.
En el estar o entrada de la planta baja la marmolería italiana se destaca en los pisos y columnas de estuco que la circunscriben.
Donde años más tarde se colocaría los retratos de Perón y Evita, colgaban rojos gobelinos con los escudos reales españoles en un dorado que resaltaba a la vista. Sobre el lado izquierdo, la entrada para los coches tirados a caballos, hacían su descenso para luego dirigirse a la entrada principal.
Una imponente escalera en mármol conduce al primer piso de la casona, donde se realizaban bailes con orquestas en vivo y de los que a mediados de 1924 participó el príncipe Humberto II de Saboya, mostrando las importantes relaciones sociales que frecuentaba la familia.
El estar, presidido por un bello hogar a leña, estaba amueblado con sillones tapizados en terciopelo de Génova. Sobre el lado izquierdo, el salón comedor adornado con importantes obras de arte; dos monumentales arañas de cristal veneciano lo iluminaban. Junto a él se abría el llamado salón árabe dispuesto para el descanso, con un diván y dos sillones, el techo en color azul zafiro iluminado con pequeñas lucecitas blancas brillantes simulando la noche turca.
Cruzando el salón que se utilizaba para bailes, otras habitaciones se disponían también para el relax. Toda el ala derecha del primer piso era un gran living presidido por un cuadro de la dueña de casa, Julia del Carril de Carabassa, los sillones estaban tapizados en damasco y brocato amarillo oro.
Queda en Lafinur 2988 ¿Lo conocías?
FOTOS: Adrián Cavaleiro y gentileza Museo Evita.
El estar, presidido por un bello hogar a leña, estaba amueblado con sillones tapizados en terciopelo de Génova. Sobre el lado izquierdo, el salón comedor adornado con importantes obras de arte; dos monumentales arañas de cristal veneciano lo iluminaban. Junto a él se abría el llamado salón árabe dispuesto para el descanso, con un diván y dos sillones, el techo en color azul zafiro iluminado con pequeñas lucecitas blancas brillantes simulando la noche turca.
Cruzando el salón que se utilizaba para bailes, otras habitaciones se disponían también para el relax. Toda el ala derecha del primer piso era un gran living presidido por un cuadro de la dueña de casa, Julia del Carril de Carabassa, los sillones estaban tapizados en damasco y brocato amarillo oro.
Su habitación se encontraba a la izquierda del patio Andaluz y se comunicaba con un baño de importantes dimensiones construido en mármol de carrara y artefactos de plata.
En el segundo piso se disponían el resto de las habitaciones, siendo la planta baja el lugar ocupado por el numeroso personal de servicio.
En plena guerra, el 19 de agosto de 1941 se vendió la casa y nunca más se utilizó como vivienda familiar. A partir de este momento, tuvo varios destinos, ligados en general a dar asilo a diversos grupos de personas.
En plena guerra, el 19 de agosto de 1941 se vendió la casa y nunca más se utilizó como vivienda familiar. A partir de este momento, tuvo varios destinos, ligados en general a dar asilo a diversos grupos de personas.
FOTOS: Adrián Cavaleiro y gentileza Museo Evita.
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