Nuevos vientos, nuevos desafíos
*Por Rodolfo Cavagnaro. En los últimos diez días la economía argentina comenzó a experimentar el fin del viento de cola y ahora exige la necesidad de que alguien tome el timón para transitar las nuevas rutas, que requieren pericia y mucha claridad.
El agravamiento de la crisis internacional, sobre todo en Europa, y la falta de respuesta de la economía de EEUU a los planes de estímulo, nos generan un mundo que consume menos y, por lo tanto compra menos.
Pero a su vez, sus empresas se ven compelidas a salir a pelear a los mercados, generando batallas donde los empresarios argentinos quedan complicados por la pérdida de competitividad.
La devaluación del real es otro problema que, se bien se esperaba, no hubo previsiones al respecto. La moneda brasileña ya está en un rango cercano a 1,80 reales por dólar y no demoraría mucho en llegar a 2. Si hoy, con ventaja, cambiaria tenemos un déficit de 3.000 millones de dólares, con la moneda más competitiva, Brasil puede aumentar mucho más sus diferencias.
El otro problema que se está presentado es de tipo fiscal, El superávit primario ha tenido una caída interanual cercana al 90%, pero los especialistas calculan que con los aumentos prometidos de jubilaciones y de Asignación por Hijo, el déficit primario, en el consolidado, está garantizado.
Y este es un problema que deben solucionar con urgencia porque a esto se deben agregar que, en 2012 hay hacer frente a pagos de deuda por 16.000 millones de dólares.
El tema de la inflación es otra de las tareas que deben darse porque no se puede sostener la situación durante mucho tiempo más.
Con una expansión monetaria del 40% anual y un crecimiento del crédito a particulares del 50%, hay una nueva ola de consumo que no se condice con los niveles de producción, sumado a una economía cerrada donde, hasta los libros tiene restricciones para su ingreso.
Y lógicamente, todo esto toca la política del Banco Central. Además de financiar al tesoro y de ser responsable de la expansión monetaria, el ente emisor intenta contener la política cambiara pero está expuesto a una dualidad. Quiere mantener el tipo de cambio tranquilo y quiere mantener o aumenta el stock de reservas. En estos momentos ambas cosas en simultáneo son imposibles de sostener.
El BCRA está vendiendo muchos dólares para sostener el tipo de cambio y como consecuencia pierde reservas, que necesita para financiar el gasto del Estado. En los últimos días cambió su estrategia y no vende más billetes y vende dólares a futuro, como si estableciera una suerte de seguro de cambio. Así, por lo menos, no pierde billetes en el corto plazo y tranquiliza la plaza.
Es que el mercado está sometiendo al Central a una suerte de "prueba de resistencia" al ver que gasta reservas y emite pesos en gran cantidad, lo que hace suponer a los operadores que más tarde o más temprano se verá obligado a devaluar.
En esto se debe ser claro. Si se quieren preservar reservas, es mejor no intervenir y dejar que el dólar suba. El precio encontrará su nivel solo, con algunos picos de tensión.
Pero si se quiere tener quieto el tipo de cambio, deberá vender todos los dólares que el mercado le pida y este puede ser un punto más complicado que el anterior.
Está claro que sin viento de cola es imposible el piloto automático. Habrá que ver quien toma el comando de la economía.