Nuevo Papa: a la hora de los vetos, América Latina es la favorecida
Un candidato proveniente de latinoamérica podría terminar favorecido ya que es donde vive casi el 45% del total de los católicos del planeta.
A la espera del comienzo mañana de las Congregaciones Generales entre los cardenales electores, por el momento prevalecen los vetos geopolíticos entrecruzados entre diferentes grupos, hecho que impide avanzar en el camino hacia la elección de un nuevo Papa.
Sin embargo, precisamente esta suerte de "juego" de semáforos rojos entre los diferentes grupos podrían terminar favoreciendo a un candidato proveniente de América Latina, donde vive casi el 45% del total de los católicos del planeta.
Tanto los analistas como algunos de los mismos cardenales destacan que lo que cuenta para elegir al sucesor de Benedicto XVI es sobre todo la personalidad y no la nacionalidad. Será cierto -se afirma por otra parte- pero la proveniencia geográfica sigue siendo un factor determinante.
En este contexto, no se descarta que el voto del bloque de los italianos pueda terminar confluyendo hacia algún latinoamericano. Del que más se habla es del arzobispo de San Pablo, cardenal Odilo Scherer- quizás en el marco de una fórmula junto a un futuro secretario de Estado nacido en la Península.
El problema para el frente italiano es que se encuentra en el medio de una lucha fraticida, hecho que desde hace tiempo sacude a la Curia romana, y no solo por las devastadoras filtraciones del "dossier Vatileaks".
Mas allá de esta compleja cuestión, está claro que el grupo italiano intentará hasta el final que el próximo Papa provenga de sus filas, incluso porque -tras el polaco Wojtyla y el alemán Ratzinger- los dos últimos Pontífices han sido extranjeros. Este parece ser en otras palabras el objetivo de dos "grandes electores", o sea el influyente decano del Colegio cardenalicio Angelo Sodano, que estaría por ejemplo orientado hacia el arzobispo de Milán Angelo Scola -el "papabile" número uno entre los italianos- o al prefecto del Clero, Mauro Piacenza.
También el frente norteamericano tiene sus problemas. Los papables son Donald Wuerl, Tim Dolan y Ssean O'Malley. Pero, se murmura en Roma y en el Vaticano, ¿no sería un inconveniente que la Iglesia sea manejada por el representantes de un país, EEUU, que tiene un rol de "gendarme" político y económico a nivel planetario? Por ejemplo, existiría el riesgo de que en las visitas a países de Africa o de Asia -o incluso a Tierra Santa- el Papa "norteamericano" sea visto como emisario de Washington, o sea de la superpotencia estadounidense.
Los mismos candidatos norteamericanos -recuerdan algunas fuentes- son conscientes de esto. "Para un Pontífice nacido en EEUU sería muy difícil presentar un mensaje espiritual al resto del mundo", destacó Wuerl, cardenal de Washington.
En Roma se afirma que uno de los objetivos de la reciente visita a Italia del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, fue precisamente este punto. Hay quien dice incluso que a la administración de Barack Obama no le gusta nada esa posibilidad.
Por lo demás, a la espera de las Congregaciones, este fin de semana no hubo grandes novedades en lo que respecta a las otras regiones del mundo. Entre los europeos sigue sonando el nombre del cardenal húngaro Peter Erdo, como ocurre también con el canadiense Mar Oullet.
Sin embargo, precisamente esta suerte de "juego" de semáforos rojos entre los diferentes grupos podrían terminar favoreciendo a un candidato proveniente de América Latina, donde vive casi el 45% del total de los católicos del planeta.
Tanto los analistas como algunos de los mismos cardenales destacan que lo que cuenta para elegir al sucesor de Benedicto XVI es sobre todo la personalidad y no la nacionalidad. Será cierto -se afirma por otra parte- pero la proveniencia geográfica sigue siendo un factor determinante.
En este contexto, no se descarta que el voto del bloque de los italianos pueda terminar confluyendo hacia algún latinoamericano. Del que más se habla es del arzobispo de San Pablo, cardenal Odilo Scherer- quizás en el marco de una fórmula junto a un futuro secretario de Estado nacido en la Península.
El problema para el frente italiano es que se encuentra en el medio de una lucha fraticida, hecho que desde hace tiempo sacude a la Curia romana, y no solo por las devastadoras filtraciones del "dossier Vatileaks".
Mas allá de esta compleja cuestión, está claro que el grupo italiano intentará hasta el final que el próximo Papa provenga de sus filas, incluso porque -tras el polaco Wojtyla y el alemán Ratzinger- los dos últimos Pontífices han sido extranjeros. Este parece ser en otras palabras el objetivo de dos "grandes electores", o sea el influyente decano del Colegio cardenalicio Angelo Sodano, que estaría por ejemplo orientado hacia el arzobispo de Milán Angelo Scola -el "papabile" número uno entre los italianos- o al prefecto del Clero, Mauro Piacenza.
También el frente norteamericano tiene sus problemas. Los papables son Donald Wuerl, Tim Dolan y Ssean O'Malley. Pero, se murmura en Roma y en el Vaticano, ¿no sería un inconveniente que la Iglesia sea manejada por el representantes de un país, EEUU, que tiene un rol de "gendarme" político y económico a nivel planetario? Por ejemplo, existiría el riesgo de que en las visitas a países de Africa o de Asia -o incluso a Tierra Santa- el Papa "norteamericano" sea visto como emisario de Washington, o sea de la superpotencia estadounidense.
Los mismos candidatos norteamericanos -recuerdan algunas fuentes- son conscientes de esto. "Para un Pontífice nacido en EEUU sería muy difícil presentar un mensaje espiritual al resto del mundo", destacó Wuerl, cardenal de Washington.
En Roma se afirma que uno de los objetivos de la reciente visita a Italia del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, fue precisamente este punto. Hay quien dice incluso que a la administración de Barack Obama no le gusta nada esa posibilidad.
Por lo demás, a la espera de las Congregaciones, este fin de semana no hubo grandes novedades en lo que respecta a las otras regiones del mundo. Entre los europeos sigue sonando el nombre del cardenal húngaro Peter Erdo, como ocurre también con el canadiense Mar Oullet.