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Nuevo escándalo en la UBA: vecinos de la facultad de Filosofía denunciaron al Centro de Estudiantes 

Es por hacer fiestas en la calle. Hace algunos días, hubo una batalla campal en la misma sede de Puan entre agrupaciones de izquierda dentro de la institución. Los vecinos están agotados. 


Los vecinos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires denunciaron en la Justicia de la Ciudad a los miembros del Centro de Estudiantes de la carrera por el infierno que viven los frentistas. Fiestas todo el tiempo, batucadas de 12 horas, calles cortadas, sillas y mesas que interrumpen el paso de los automovilistas a sus cocheras, fogatas sobre la bicisenda y en definitiva un ruido ensordecedor varias noches consecutivas y en días de semana que les impide cumplir sus tareas laborales con normalidad. La presentación judicial estuvo a cargo del farmacéutico Pablo Rey quien se levanta todos los días a las 4 de la mañana para ir a trabajar. La polémica con los vecinos se da en medio del escándalo que llevó al decano Américo Cristófalo a suspender las clases el 12 de abril luego que dos agrupaciones de la izquierda enfrentadas, libraran una batalla campal dentro del establecimiento con escenas de violencia física de todo tipo.

Hartos del Mundo Puaner, como definen los estudiantes a las actividades de la mítica facultad del barrio de Caballito, los vecinos decidieron agruparse y comenzaron a trabajar en conjunto para terminar con este caos, al menos el de afuera. Debajo de los andamios que rodean al edificio y esquivando los vidrios de una ventana muy grande del establecimiento educativo que se rompió durante la guerra entre los estudiantes, se reunieron con Infobae para describir la crítica situación.

Una de las más enérgicas, es Silvia Pérez, una vecina de una casa de dos plantas cuya habitación da sobre Puán al 400 justo frente a la entrada de la facultad. “Los tengo metidos siempre en mi casa. Mi balcón da a la calle y esta gente corta cada vez que quieren hacer asambleas, manifestaciones, pintadas de una bandera, reclamos de la Ley que se esté tratando en el Congreso. Acá nosotros somos inquilinos y ellos los dueños de la calle. Estos fueron cinco días consecutivos, empezando desde un día laboral como el jueves 17 de marzo. Tenemos que estar escuchando los cánticos entre unos y otros, al día siguiente lo mismo, el 1 de abril ya hicieron una fiesta, el Filopalooza. Cortan porque quieren tener un boliche y tenemos que participar del baile todos. Encima, hubo una previa el día anterior, el 31 de marzo desde las 7 de la tarde hasta las 6 de la mañana, donde había DJ, parlantes. Estaban los diputados Nicolás Del Caño y Myriam Breckman”, explica indignada. “Tanto que hablan del medio ambiente, era un asco la calle Puán. Botellas, latas de cerveza, además, hacen sus necesidades en la calle porque no piden baños químicos, nada”. “El 7 de abril volvieron a hacer otra movida, era la previa de las elecciones para el Centro de Estudiantes, con los tambores encima nuestro. El 8 de abril la batucada fue desde las 7 de la tarde a las 7 y media de la mañana. Yo salí con una manguera y les tiré agua. Se me vinieron encima, y me tiraron con una mesa que habían sacado del negocio del lado. Y los caraduras me decían ‘señora sea civilizada’, explícame qué parte de todo esto es civilizado, les respondí”, agrega ofuscada.

El mismo malestar siente Verónica Martín Yrigoyen, una docente que vive en una casa de altos en la esquina de Puán y Pedro Goyena. “El viernes último, por Pedro Goyena estuvieron cortando la calle desde las 1 de la tarde hasta las 7 y media de la mañana. La verdad es que terminé angustiada. Si hubiese tenido una piedra en la mano se las arrojaba, por la provocación, la ira que nos provoca a cada uno de los vecinos esta situación. La policía nos decía que no podía hacer nada si no tenía la orden de un fiscal. No hay nadie acá que vele por nuestra tranquilidad. Suena el bombo todo el tiempo, no te dan descanso ni un minuto y eso para mí es violencia”, se indigna la mujer.

“Las actividades son consensuadas entre las organizaciones estudiantiles y las autoridades de la Facultad”, aclara a Infobae Aluminé Píccolo, candidata por el Frente de Unidad de Izquierda a la presidencia del Centro de Estudiantes en las elecciones de la semana pasada. La joven, alumna de la carrera de Edición insiste en que se trata de “actividades académicas, históricas, culturales que forman parte de la vida política de las agrupaciones y participan estudiantes de la facultad. Son actividades que muchas veces se utilizan para recaudar fondos, por ejemplo para el encuentro interescuelas de Historia que tendrá lugar en mayo, un congreso académico de estudiantes que hacemos todos los años para que los estudiantes puedan viajar”, explica.

“Todas las agrupaciones, como La Cámpora o la Izquierda realizan sus actividades”, precisa la estudiante Aluminé Píccolo. “El objetivo de nuestro Festival es que el conjunto de los estudiantes se apropien de las problemáticas que existen en el país. Por ejemplo, nosotros colocamos el reclamo de la aparición con vida de Tehuel. Hacemos actividades de extensión con música en la puerta de la facultad y, como te digo, terminaron a la una o dos de la mañana y al día siguiente La Cámpora realizó su actividad. Nosotros desde el Partido Obrero –aclara- no le tiramos ninguna mesa a la vecina. Nosotros, si hay algún vecino o vecina que manifiesta algún rechazo, nos acercamos y le comunicamos cuándo va a terminar la actividad”, agrega quien fuera la candidata a presidir el Centro de Estudiantes por la Izquierda.

“Lo que nosotros como vecinos vemos es que no sólo tienen responsabilidad los alumnos sino también las autoridades de la Facultad”, opina Claudia Ottolenghi, dueña de un prestigioso instituto de inglés en Almagro. “Nosotros hemos visto como la electricidad sale de adentro de la facultad, el agua sale de adentro de la facultad, los contenedores con botellas de cerveza refrigeradas salen de adentro de la facultad y los cables eléctricos para conectar esos reflectores y los amplificadores salen de la facultad, además de los instrumentos y los escenarios. Significa que la facultad, lo permite”, agrega la profesora cuyo departamento queda a 50 metros sobre la calle Bonifacio.

Rehenes de las fiestas

“Yo sufro de migrañas eternamente. Yo habito en un edificio cuyo aire luz da a la facultad y desde hace años vivo esto. Yo no me explico, cómo hacen. Tienen una organización para no parar de tocar el bombo, van rotando. Sino una persona normal con su vitalidad no puede estar sin parar 12 horas tocando. Están organizados sabiendo que es una molestia para el vecindario”, concluye angustiada Verónica Cucco, docente del Colegio Carlos Pellegrini. “Somos rehenes sometidos a que cuando ellos hacen una fiesta nosotros no tenemos ningún derecho, y lo peor del caso es que en el Filopalooza que hicieron, en la bicisenda ponían las parrillas con el choripán, se nos venía todo el humo encima, estaba lleno de bebidas alcohólicas, no había hay ningún control de nada”, se enfurece Silvia Perez, la vecina del frente.

Los vecinos están un poco más descansados luego que pudieran dormir desde el día que se suspendieron las clases hasta el próximo lunes, en que volverá a abrirse el claustro. Infobae intentó hablar con el decano, Américo Cristófalo, pero la oficina de prensa de la institución se limitó a enviar un comunicado donde se informaba que las clases volverán el lunes 18, a la vez que se anunció que habrá una reunión del Consejo Directivo en el que se evaluarán los hechos de violencia ocurridos el 12 de abril. Por el momento las autoridades están más preocupadas por lo que pasa adentro de la Facultad que lo que sucede afuera.

“Yo hice una denuncia al Ministerio Público Fiscal, pero hasta ahora no pasó absolutamente nada”, se queja el farmacéutico Pablo Rial. “Me pidieron el Cuit del denunciado que es un poco difícil de obtener, entonces como el centro de estudiantes no tiene personería por sí mismo, puse el Cuit de la FUBA que en definitiva es el responsable último del accionar de los centros de estudiantes.

“Mi hija y yo trabajamos y estudiamos en el CBC, agrega Silvia, la vecina del frente. En casa no tenemos derecho a dormir, a descansar, a ver una película, a estudiar, a nada. Es por eso que el sábado invertí el día en tocar timbres y hablar con todos los vecinos, porque no me puedo poner todos los días a manguerear y tirarles agua. Dije: solas nos podemos, tenemos que unirnos. Por ello nos juntamos para sumar todas las denuncias y exigir que las agrupen y haya un solo fiscal. Estamos esperando la respuesta de la Justicia y también del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a ver quién autoriza el corte y las fiestas en la calle. Lo único que pedimos es que se respete el derecho a descansar que tenemos los vecinos que vivimos en una zona residencial y si no se puede que trasladen la facultad a la Ciudad Universitaria”, propuso la mujer en medio de la irritación, cierran desde Infobae.

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