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Nuevo escándalo en el Vaticano: investigan nuevos casos de corrupción
Denunciaron irregularidades por operaciones millonarias por parte de altos rangos.
El papa Francisco, ordenó investigar operaciones millonarias "nos sanctas", es decir, irregulares, que salpican nada menos que a la Secretaría de Estado e involucran a algunos "peces gordos" de la Santa Sede -monseñores, cardenales, pero también laicos de alto rango- , según pudo saber LA NACION de fuentes vaticanas.
Si bien ayer un comunicado muy escueto del propio Vaticano informó que se habían realizado allanamientos en algunas oficinas de la primera sección de la Secretaría de Estado -el "ministerio" más importante de la curia romana, la administración central de la Santa Sede, que lidera el cardenal Pietro Parolin-, para secuestrar "documentos y aparatos electrónicos" a raíz de denuncias presentadas al inicio del verano (es decir, en junio) por el Instituto para las Obras de Religión (IOR) y la Oficina del Revisor General, hoy el semanario L'Espresso fue más allá y explicó de qué se trata.
Un artículo de Emiliano Fittipaldi -periodista autor de "Avaricía" y "Lujuría", libros que en los últimos años denunciaron el escándalo del despilfarro y de los abusos sexuales del clero vaticano, respectivamente-, reveló que también se encuentra involucrada en el escándalo la Autoridad de Investigación Financiera (AIF), el organismo independiente creado en tiempos de Benedicto XVI, papa emérito, para contrarrestar las actividades de reciclaje. Y que cinco altos funcionarios del Vaticano fueron suspendidos "en forma preventiva" de sus servicios por las autoridades judiciales de la Santa Sede.
Se trata de dos dirigentes muy importantes de las oficinas de la Secretaría, Vincenzo Mauriello y Fabrizio Tirabassi, de una funcionaria de la administración, Caterina Sansone y de dos figuras de gran relieve del Vaticano: monseñor Mauro Carlino, desde hace pocas semanas jefe de la Oficina de información y documentación de la Secretaría de Estado y el director de la AIF, Tommaso Di Ruzza. Carlino fue durante años secretario personal del cardenal Angelo Becciu, ex sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estados, que hace algunos meses fue designado prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos y uno de los hombres más influyentes de la curia.
En su edición online, L'Espresso publicó el fácsimil de la carta -con foto y todo de los implicados- con el cual el máximo jefe de la Gendarmería del Vaticano, el general Domenico Giani, comunica a todo el personal interno y a los guardias suizos, que controlan los accesos a la ciudad del Vaticano, que estas cinco personas han sido preventivamente suspendidas de sus cargos. Y especifica que "podrán acceder al Estado exclusivamente para ir a la Dirección de Salud e Higiene para los servicios relativos o con autorización de la magistratura vaticana". Detalla, por otro lado, que monseñor Carlino seguirá viviendo en la Casa de Santa Marta, es decir, la residencia donde también vive el papa Francisco, en el Vaticano.
Según L'Espresso, el Papa fue informado en junio pasado por los directivos el Ior, el banco del Vaticano y por el revisor general -que últimamente se convirtió en una autoridad anti-corrupción- de "posibles, gigantescos, crímenes financieros ocurridos en los últimos años". "Bergoglio ordenó entonces una investigación puntual y rigurosísima, sin concesiones", escribió Fittipaldi.
Las operaciones irregulares tendrían que ver con compras inmobiliarias millonarias realizadas en el exterior, entre las cuales inmuebles de lujo en Londres y "algunas extrañas empresas inglesas que habrían participado en el business".
Fittipaldi aseguró que bajo la lupa de los investigadores también estarían algunos flujos financieros de las cuentas relativas al óbolo de San Pedro, que reúne las ofertas de beneficiencia que los fieles de todo el mundo le hacen al Papa, que luego, en teoría, son utilizadas para obras de caridad. El periodista recordó, de hecho, que en una investigación de 2015 descubrió que en lugar de ser gastada en los pobres, esa plata terminaba en cuentas e inversiones que ese año alcanzaron la suma récord de casi 400 millones de euros. "Cada cuenta o movimiento de dinero ahora ha sido puesto debajo de rayos X, para ver si algunas irregularidades ocultan algo más grave", indicó.
En su scoop L'Espresso destacó que las denuncias realizadas por el Ior y por el Revisor General tienen que ver con un período reciente, cuando las oficinas puestas en el banquillo por la magistratura vaticana estaban debajo de la órbita del cardenal Becciu. Una figura muy poderosa y estimada por el papa Francisco, "que teme que los viejos vicios de parte de la curia y de laicos infieles puedan causar otra vez un terremoto en su difícil pontificado".
Fuentes vaticanas del entorno del ex arzobispo de Buenos Aires, no obstante, recordaron a La Nación que el Papa desde el comienzo de su pontificado tuvo como objetivo hacer limpieza en las cuestionadas finanzas del pequeño Estado y que no titubeó a la hora de darle luz verde a esta investigación.
Si bien ayer un comunicado muy escueto del propio Vaticano informó que se habían realizado allanamientos en algunas oficinas de la primera sección de la Secretaría de Estado -el "ministerio" más importante de la curia romana, la administración central de la Santa Sede, que lidera el cardenal Pietro Parolin-, para secuestrar "documentos y aparatos electrónicos" a raíz de denuncias presentadas al inicio del verano (es decir, en junio) por el Instituto para las Obras de Religión (IOR) y la Oficina del Revisor General, hoy el semanario L'Espresso fue más allá y explicó de qué se trata.
Un artículo de Emiliano Fittipaldi -periodista autor de "Avaricía" y "Lujuría", libros que en los últimos años denunciaron el escándalo del despilfarro y de los abusos sexuales del clero vaticano, respectivamente-, reveló que también se encuentra involucrada en el escándalo la Autoridad de Investigación Financiera (AIF), el organismo independiente creado en tiempos de Benedicto XVI, papa emérito, para contrarrestar las actividades de reciclaje. Y que cinco altos funcionarios del Vaticano fueron suspendidos "en forma preventiva" de sus servicios por las autoridades judiciales de la Santa Sede.
Se trata de dos dirigentes muy importantes de las oficinas de la Secretaría, Vincenzo Mauriello y Fabrizio Tirabassi, de una funcionaria de la administración, Caterina Sansone y de dos figuras de gran relieve del Vaticano: monseñor Mauro Carlino, desde hace pocas semanas jefe de la Oficina de información y documentación de la Secretaría de Estado y el director de la AIF, Tommaso Di Ruzza. Carlino fue durante años secretario personal del cardenal Angelo Becciu, ex sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estados, que hace algunos meses fue designado prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos y uno de los hombres más influyentes de la curia.
En su edición online, L'Espresso publicó el fácsimil de la carta -con foto y todo de los implicados- con el cual el máximo jefe de la Gendarmería del Vaticano, el general Domenico Giani, comunica a todo el personal interno y a los guardias suizos, que controlan los accesos a la ciudad del Vaticano, que estas cinco personas han sido preventivamente suspendidas de sus cargos. Y especifica que "podrán acceder al Estado exclusivamente para ir a la Dirección de Salud e Higiene para los servicios relativos o con autorización de la magistratura vaticana". Detalla, por otro lado, que monseñor Carlino seguirá viviendo en la Casa de Santa Marta, es decir, la residencia donde también vive el papa Francisco, en el Vaticano.
Según L'Espresso, el Papa fue informado en junio pasado por los directivos el Ior, el banco del Vaticano y por el revisor general -que últimamente se convirtió en una autoridad anti-corrupción- de "posibles, gigantescos, crímenes financieros ocurridos en los últimos años". "Bergoglio ordenó entonces una investigación puntual y rigurosísima, sin concesiones", escribió Fittipaldi.
Las operaciones irregulares tendrían que ver con compras inmobiliarias millonarias realizadas en el exterior, entre las cuales inmuebles de lujo en Londres y "algunas extrañas empresas inglesas que habrían participado en el business".
Fittipaldi aseguró que bajo la lupa de los investigadores también estarían algunos flujos financieros de las cuentas relativas al óbolo de San Pedro, que reúne las ofertas de beneficiencia que los fieles de todo el mundo le hacen al Papa, que luego, en teoría, son utilizadas para obras de caridad. El periodista recordó, de hecho, que en una investigación de 2015 descubrió que en lugar de ser gastada en los pobres, esa plata terminaba en cuentas e inversiones que ese año alcanzaron la suma récord de casi 400 millones de euros. "Cada cuenta o movimiento de dinero ahora ha sido puesto debajo de rayos X, para ver si algunas irregularidades ocultan algo más grave", indicó.
En su scoop L'Espresso destacó que las denuncias realizadas por el Ior y por el Revisor General tienen que ver con un período reciente, cuando las oficinas puestas en el banquillo por la magistratura vaticana estaban debajo de la órbita del cardenal Becciu. Una figura muy poderosa y estimada por el papa Francisco, "que teme que los viejos vicios de parte de la curia y de laicos infieles puedan causar otra vez un terremoto en su difícil pontificado".
Fuentes vaticanas del entorno del ex arzobispo de Buenos Aires, no obstante, recordaron a La Nación que el Papa desde el comienzo de su pontificado tuvo como objetivo hacer limpieza en las cuestionadas finanzas del pequeño Estado y que no titubeó a la hora de darle luz verde a esta investigación.
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