¡Arde Tele!
Nubeluz: la trágica historia que envolvió al programa infantil más visto de Latinoamérica
En los '90 los niños y preadolescentes se levantaban temprano los fines de semana para ver a "Las Dalinas", que con sus juegos, canciones y consejos, hacían soñar. Pero el ciclo estuvo teñido por el triste final de una de sus conductoras.
"Tienes que tener la alegría de vivir, eso nunca lo olvides. Vivir es lo más importante y eso basta para estar contentos", advertía a los niños Mónica Santa María, la llamada "dalina chiquita" del programa "Nubeluz", un éxito televisivo dirigido a la niñez en la década de los '90.
Desde finales de 1990 hasta el 13 de marzo de 1994, se estima que 24 millones de personas, en 19 países, admiraban a la joven conductora, quien junto a su amiga, la dalina argentina Almendra Gomelsky, se encargaba de compartir a través de la tele las bondades de su mundo mágico; uno capaz de hacer realidad los sueños de los niños.
Famosa sin buscarlo prácticamente desde su nacimiento, el 6 de diciembre de 1972, la peruana Mónica Janette Santa María llamaba la atención por su físico: cabellera oscura, ojos azules y facciones delicadas. Genéticamente, la segunda de las tres hijas del peruano Danilo Santa María y la canadiense Judith Smith, parecía haber recibido lo mejor de su padres.
Liz, su hermana mayor, relató al programa "Contrapunto" que Mónica "era tan bonita, que gente la paraba, a mi mamá, en la calle", para decirle lo hermosa que era la niña. Su tía paterna, Judith, quien es profesora, también resaltó que desde que Mónica tenía cuatro años "me pedía que quería leer, que quería hacer otra cosa. Era bien hábil".
"Desde chiquita siempre se destacó, sobre todo por su inteligencia", confirmó su hermana mayor. "Siempre fue una chica superinteligente... Tenía los primeros premios... Los profesores siempre hablaban con mis padres de ella y decían que era excelente alumna", añadió.
"Bella, inteligente y vegetariana desde pequeña", recordó Liz Santa María que su hermana prácticamente se alimentaba de frutas y verduras, alegando que comer carne hacía mucho daño.
Su primer comercial lo realizó cuando tenía seis años. Al salir de la escuela se presentaba junto a su mamá en la agencia publicitaria o en donde la citaran y lo mismo posaba para fotos que ejecutaba la actuación que le pidieran para algún comercial.
El primer relámpago de fama que electrificó su carrera la azotó cuando tenía 11 años y protagonizó, con los primeros 13 segundos en cámara, el comercial de marca de champú Ammen. Tres años después, recibió el otro. La marca de cosméticos Yanbal la contrató como su modelo oficial.
Al mismo tiempo, completó con honores su educación superior. Meses más tarde, en marzo de 1990, acudió a una prueba de talento para un programa infantil de televisión. "Consistía en contar un cuento y ver qué encanto tenía la jovencita para hacerlo", explicó la productora Rochi Hernández.
Entre cerca de 300 aspirantes, Mónica Santa María fue la primera escogida de las dos conductoras del programa "Nubeluz", que tras su debut, el 2 de septiembre de 1990 se convirtió en un fenómeno televisivo, con elevados índices de audiencia no solo en Perú. Su éxito se disparó en el resto Latinoamérica y en Estados Unidos.
Al programa, que se transmitía todos los sábados y domingos, se sumaron las giras al exterior, donde las hermosas y siempre positivas dalinas eran esperadas por los niños y sus padres por igual. Todo el mundo quería formar parte de la magia: al grito de "Grántico, pálmani, zum", los juegos y la fiesta cobraban vida.
Todo era posible en "Nubeluz", menos la desaparición de los tormentos que habitaban el mundo interno de Mónica Santa María y que resultaban invisibles para el resto del mundo.
Sentimentalmente, Mónica se vinculó con Diego Manuel Ferrand, Arturo Bayly y por último, con Constantino "Tino" Heredia, con quien el sábado 12 de marzo del 1994 asistió la boda de su amigo Héctor Banquero. En el festejo posterior, una pregunta casual encendió la mecha de lo que estallaría horas más tarde.
Otros amigos les preguntaron cuándo se casarían. Una vez más, su enamorado reiteró que todavía no, lo que la enfureció. La discusión fue escalando hasta que "Tino", en ese entonces heredero de la embotelladora de Pepsi en Perú, abandonó la fiesta. Cuando Mónica llegó después al departamento que compartían en Lima y constató que él no estaba, quiso desaparecer de este mundo.
No era la primera vez, pues en seis ocasiones anteriores había intentado quitarse la vida. A las 23, la dalina buscó la pistola Sig Sauer de 9 milímetros de 'Tino'. Lo llamó, le dijo que la tenía y cuáles eran sus planes.
Alarmado, el joven llamó a la familia Santa María Smith, para que fueran por ella al departamento. Lo hicieron, pero la joven de 21 años les negó que tuviera un arma y alegó que tenía mucho sueño, que la dejaran descansar.
Tan pronto sus padres cerraron la puerta, Mónica llamó a 'Tino' y le dejó el siguiente mensaje: "Lo único que querías es tu pistola. ¿No? No te preocupes, cuando yo termine lo que tenga que hacer, puedes pedirla a César Coello. Y deja de llamar a mis padres y decir que yo la tengo, porque ellos no te van a creer, creen que estás loco".
Entre la 1 y 1:30 del domingo 13 de marzo de 1994, tuvo el valor de probar la pistola; disparó al aire, recogió el casquillo y lo colocó en el baño. Jorge Luis Ramírez, conserje de su edificio, escuchó un disparo, pero pensó que venía de otra parte.
A las 3:30, sonó otro disparo.
De acuerdo al reporte del médico forense, Mónica Santa María apretó el gatillo luego de colocar la pistola en el cielo de su boca. No había forma de que alguien la hubiese podido resucitar en esta ocasión.
El lunes 14 de marzo, 32 horas más tarde, su familia halló su cuerpo ensangrentado en la cama de su departamento. Todavía tenía puesto el vestido con lentejuelas que había lucido en la boda.
El público lloraba sin consuelo a aquella joven que los había animado todos los fines de semana.
Tal como reconstruyó el diario peruano El Comercio al recordar un aniversario del fallecimiento de Santa María, “cuando el éxito y, al parecer, el amor le sonreían, la noticia de su muerte producto de un balazo que ella misma se habría disparado —de acuerdo con las conclusiones de la policía— en su departamento en La Molina, no solo dejó devastados a sus familiares y amigos, sino que también desbarató la nube ideal adonde se transportaban los niños del Perú y Latinoamérica a principios de los 90”.
“A pesar de la versión oficial, muchos fanáticos de la eterna dalina prefieren creer que no se trató de un suicidio, sino de un asesinato. Para ellos, no es posible que aquella muchacha —que en una de sus últimas entrevistas confesó que para sentirse plenamente realizada le faltaba casarse y soñaba con tener bebés— pudiera irse y dejarlos sin la luz que irradiaba su contagiante sonrisa y sus expresivos ojos azules”, detalló el diario peruano.
Para quienes hacían Nubeluz, la muerte de Mónica cambió para siempre sus días. Xiomy y Almendra continuaron con algunas giras y el programa emitió grabaciones para homenajear a la conductora fallecida. A la dalina Lily, en tanto, se le hizo imposible continuar y prefirió volver a los Estados Unidos.
En 1995, el programa intentó con una nueva temporada y una nueva dalina, pero ya no tuvo la repercusión esperada. Almendra renunció a mitad de año y Xiomy poco después.
Con información de Infobae y Univision.
Desde finales de 1990 hasta el 13 de marzo de 1994, se estima que 24 millones de personas, en 19 países, admiraban a la joven conductora, quien junto a su amiga, la dalina argentina Almendra Gomelsky, se encargaba de compartir a través de la tele las bondades de su mundo mágico; uno capaz de hacer realidad los sueños de los niños.
Famosa sin buscarlo prácticamente desde su nacimiento, el 6 de diciembre de 1972, la peruana Mónica Janette Santa María llamaba la atención por su físico: cabellera oscura, ojos azules y facciones delicadas. Genéticamente, la segunda de las tres hijas del peruano Danilo Santa María y la canadiense Judith Smith, parecía haber recibido lo mejor de su padres.
Liz, su hermana mayor, relató al programa "Contrapunto" que Mónica "era tan bonita, que gente la paraba, a mi mamá, en la calle", para decirle lo hermosa que era la niña. Su tía paterna, Judith, quien es profesora, también resaltó que desde que Mónica tenía cuatro años "me pedía que quería leer, que quería hacer otra cosa. Era bien hábil".
"Desde chiquita siempre se destacó, sobre todo por su inteligencia", confirmó su hermana mayor. "Siempre fue una chica superinteligente... Tenía los primeros premios... Los profesores siempre hablaban con mis padres de ella y decían que era excelente alumna", añadió.
"Bella, inteligente y vegetariana desde pequeña", recordó Liz Santa María que su hermana prácticamente se alimentaba de frutas y verduras, alegando que comer carne hacía mucho daño.
Su primer comercial lo realizó cuando tenía seis años. Al salir de la escuela se presentaba junto a su mamá en la agencia publicitaria o en donde la citaran y lo mismo posaba para fotos que ejecutaba la actuación que le pidieran para algún comercial.
El primer relámpago de fama que electrificó su carrera la azotó cuando tenía 11 años y protagonizó, con los primeros 13 segundos en cámara, el comercial de marca de champú Ammen. Tres años después, recibió el otro. La marca de cosméticos Yanbal la contrató como su modelo oficial.
Al mismo tiempo, completó con honores su educación superior. Meses más tarde, en marzo de 1990, acudió a una prueba de talento para un programa infantil de televisión. "Consistía en contar un cuento y ver qué encanto tenía la jovencita para hacerlo", explicó la productora Rochi Hernández.
Entre cerca de 300 aspirantes, Mónica Santa María fue la primera escogida de las dos conductoras del programa "Nubeluz", que tras su debut, el 2 de septiembre de 1990 se convirtió en un fenómeno televisivo, con elevados índices de audiencia no solo en Perú. Su éxito se disparó en el resto Latinoamérica y en Estados Unidos.
Al programa, que se transmitía todos los sábados y domingos, se sumaron las giras al exterior, donde las hermosas y siempre positivas dalinas eran esperadas por los niños y sus padres por igual. Todo el mundo quería formar parte de la magia: al grito de "Grántico, pálmani, zum", los juegos y la fiesta cobraban vida.
Todo era posible en "Nubeluz", menos la desaparición de los tormentos que habitaban el mundo interno de Mónica Santa María y que resultaban invisibles para el resto del mundo.
Sentimentalmente, Mónica se vinculó con Diego Manuel Ferrand, Arturo Bayly y por último, con Constantino "Tino" Heredia, con quien el sábado 12 de marzo del 1994 asistió la boda de su amigo Héctor Banquero. En el festejo posterior, una pregunta casual encendió la mecha de lo que estallaría horas más tarde.
Otros amigos les preguntaron cuándo se casarían. Una vez más, su enamorado reiteró que todavía no, lo que la enfureció. La discusión fue escalando hasta que "Tino", en ese entonces heredero de la embotelladora de Pepsi en Perú, abandonó la fiesta. Cuando Mónica llegó después al departamento que compartían en Lima y constató que él no estaba, quiso desaparecer de este mundo.
No era la primera vez, pues en seis ocasiones anteriores había intentado quitarse la vida. A las 23, la dalina buscó la pistola Sig Sauer de 9 milímetros de 'Tino'. Lo llamó, le dijo que la tenía y cuáles eran sus planes.
Alarmado, el joven llamó a la familia Santa María Smith, para que fueran por ella al departamento. Lo hicieron, pero la joven de 21 años les negó que tuviera un arma y alegó que tenía mucho sueño, que la dejaran descansar.
Tan pronto sus padres cerraron la puerta, Mónica llamó a 'Tino' y le dejó el siguiente mensaje: "Lo único que querías es tu pistola. ¿No? No te preocupes, cuando yo termine lo que tenga que hacer, puedes pedirla a César Coello. Y deja de llamar a mis padres y decir que yo la tengo, porque ellos no te van a creer, creen que estás loco".
Entre la 1 y 1:30 del domingo 13 de marzo de 1994, tuvo el valor de probar la pistola; disparó al aire, recogió el casquillo y lo colocó en el baño. Jorge Luis Ramírez, conserje de su edificio, escuchó un disparo, pero pensó que venía de otra parte.
A las 3:30, sonó otro disparo.
De acuerdo al reporte del médico forense, Mónica Santa María apretó el gatillo luego de colocar la pistola en el cielo de su boca. No había forma de que alguien la hubiese podido resucitar en esta ocasión.
El lunes 14 de marzo, 32 horas más tarde, su familia halló su cuerpo ensangrentado en la cama de su departamento. Todavía tenía puesto el vestido con lentejuelas que había lucido en la boda.
El público lloraba sin consuelo a aquella joven que los había animado todos los fines de semana.
Tal como reconstruyó el diario peruano El Comercio al recordar un aniversario del fallecimiento de Santa María, “cuando el éxito y, al parecer, el amor le sonreían, la noticia de su muerte producto de un balazo que ella misma se habría disparado —de acuerdo con las conclusiones de la policía— en su departamento en La Molina, no solo dejó devastados a sus familiares y amigos, sino que también desbarató la nube ideal adonde se transportaban los niños del Perú y Latinoamérica a principios de los 90”.
“A pesar de la versión oficial, muchos fanáticos de la eterna dalina prefieren creer que no se trató de un suicidio, sino de un asesinato. Para ellos, no es posible que aquella muchacha —que en una de sus últimas entrevistas confesó que para sentirse plenamente realizada le faltaba casarse y soñaba con tener bebés— pudiera irse y dejarlos sin la luz que irradiaba su contagiante sonrisa y sus expresivos ojos azules”, detalló el diario peruano.
Para quienes hacían Nubeluz, la muerte de Mónica cambió para siempre sus días. Xiomy y Almendra continuaron con algunas giras y el programa emitió grabaciones para homenajear a la conductora fallecida. A la dalina Lily, en tanto, se le hizo imposible continuar y prefirió volver a los Estados Unidos.
En 1995, el programa intentó con una nueva temporada y una nueva dalina, pero ya no tuvo la repercusión esperada. Almendra renunció a mitad de año y Xiomy poco después.
Con información de Infobae y Univision.
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