Nubarrones sobre la prensa libre
*Por Los Ángeles Time. Hace un mes, uno de los mayores premios de periodismo de América Latina recayó en el hombre cuyo único acierto en el campo de la investigación fue el hallazgo de que el capitalismo pudo haber acabado con la vida en Marte.
Si, quién, si no el presidente venezolano Hugo Chávez, se alzó con el premio Rodolfo Walsh, otorgado por la Universidad Nacional de La Plata, el cual homenajea a uno de los mártires profesionales más importantes del siglo XX. Cuesta imaginar que el honor no haya sido promovido por la mandataria Cristina Kirchner, quien últimamente ha elegido hacer compañía al Llanero Solitario del neosocialismo.
Los despojos de Walsh, activista y heroico escritor de la izquierda argentina muerto durante la última dictadura de ese país, nunca fueron hallados. Pero uno supone que allí donde yazgan, se retuercen con la idea de que el hombre a quien muchos consideran el enemigo acérrimo de la libertad de prensa en la región haya obtenido un premio que consagra, tan luego, ese derecho.
Hay razones para que Fernández se haya alineado con Chávez en el tema de la libertad de prensa. Entre otras, libra su propia guerra contra varios medios locales, incluyendo dos de los diarios más grandes de Sudamérica, Clarín y La Nación. Ambos periódicos han criticado con dureza a su gobierno, en crónicas bien documentadas sobre la corrupción; han husmeado en el cuantioso enriquecimiento de la presidenta y su esposo, el ex mandatario Néstor Kirchner, una fortuna habida tras la elección de 2003; también con noticias sobre las ímprobas transacciones de los poderosos sindicatos que apoyan a la coalición peronista.