No somos santos: ¿están cambiando las costumbres sexuales de los argentinos?
Si los argentinos aceptamos de buena gana acceder a comidas de todo el mundo, si dejamos de tener un paladar atado solo al bife y ensalada... ¿Por qué no podemos abrirnos a un mundo nuevo de sexualidad, y dejar la hipocresía de lado? Aquí un petit catálogo de los hábitos que están cambiando.
Por Jorge D. Boimvaser
@boimvaser
info@boimvaser.com.ar
A fines de los 80, cuando Mar del Plata era sólo una ciudad veraniega y fuera de temporada, todo parecía ser denso y aburrido, un rumor corría por sus arenas junto al mar. Grupos de parejas que viajaban a Buenos Aires, se hospedaban en hoteles de alta gama, se encontraban en el lobby el viernes y sábado por la noche, intercambiaban parejas y subían de nuevo a las habitaciones con mucha discreción.
Se sabía que en la Ciudad Feliz el consumo de drogas como parte del rito sexual ya era más común que otras costumbres, pero siempre el silencio fue superior a cualquier prejuicio.
Aquel intercambio de parejas de los marplatenses ya no asusta ni espanta a nadie, igual que la aparición de los videos hots de quienes gustan grabarse en la cama. Está mal dicho eso de.. "se metieron en mi cama" cuando en realidad se metieron en tu computadora y hallaron las perlitas que vos grabaste. Hoy sabemos que la tecnología nos puede ofrecer maravillas o dolores de cabeza, vos elegís de qué lado del mostrador te colocás.
No es sólo la práctica del voyerismo con uno mismo lo que forma parte de las nuevas costumbres sexuales argentas.
Desde varias PYMES salen a diario centenares de correos con ofrecimientos de los más variados juegos de adultos (sexs toys). Cuando abrís esas presentaciones virtuales y no entendés a primera vista para que sirven o cómo se utilizan algunos de esos objetos, te sentís como si aún estuvieras en la prehistoria del sexo. No te actualizaste y perdiste el rumbo de la historia y sus placeres.
Las mujeres ya no se reúnen para que una vendedora les muestre las novedades en tupperware (tapers, para los amigos) sino para ver y tocar las últimas novedades en sexs toys, y experimentan llevarlos a casa sin pudores.
Locales que los venden ya no tienen que estar escondidos en el fondo de una galería, ni en el último piso de cualquier edificio céntrico. Están a la calle, y si bien no muestran a la vista de los caminantes los productos que ofrecen, los carteles de sex shop está bien iluminados siempre (obvio, de rojo). Y si te quedás a la expectativa de ver quienes entran, te darás cuenta que las nuevas generaciones no tienen prejuicios en consultar y salir con un paquetito discreto. Las parejas o mujeres solas entran desprovistos de los pudores de otros tiempos.
Un simple razonamiento te pone en realidad que el negocio de la venta de juguetes de adultos debe andar bien. Locales cuyo alquiler no es barato (pleno centro, o zonas paquetas de Belgrano, Recoleta, Palermo y otras) están instalados desde hace años y si aún pagan alquileres, impuestos y otras cargas, es porque el dinero que les ingresa es bueno.
El rubro que nunca se impuso fue el de ofrecimiento tipo Rubro 59 o stripper para damas. La prostitución masculina no engancha a las mujeres, y por eso han aparecido nuevas iniciativas que parecen dar en el blanco de sus preferencias.
Otra vez son las ofertas, vía electrónica, de oportunidades bajo slogan sugerentes como: "Mujer, no te separes, salí con otra mujer", y también otra menos atrevida pero igual de insinuante: "Casado busca casada, No te separes, ¿te atrevés?"
El slogan de titular un ofrecimiento con un "No te separes, no vale la pena" debe haber sido un gran hallazgo en el marketing porqué ya hemos contabilizado no menos de diez ofrecimientos, todos los que se identifican con un teléfono de línea para hacer consultas.
Se dice que no forma parte de ofrecimientos por dinero, lo cual es una excusa para evadir el prejuicio que puede significar el tener que pagar por sexo.
Digamos que se cobra una cuota de inscripción y el alquiler de un departamento discreto donde encontrarse con la pareja ocasional.
Mantener el perfil bajo y la discreción es fundamental para hacerse sentir cómodas a las personas que ingresan en estos nuevos juegos de parejas sin que parezca el viejo y desprestigiado "toco y me voy".
Y cuando todos se sienten a resguardo de miradas y críticas sociales, se abren las nuevas compuertas que no parecen tener límites en la imaginación de todos nosotros.
¿O vos no tenés ratones caminando por tu terraza?