No siempre el poder da impunidad
*Por Ricardo Roa. El poder es siempre frágil aunque quienes lo poseen circunstancialmente crean lo contrario.
Dominique Strauss-Kahn es, o era, un hombre muy poderoso, con una cabeza brillante y un curriculum que impresiona. Hoy número uno del FMI y el dirigente socialista con más chances de derrotar a Sarkozy en las elecciones presidenciales del año próximo.
Pero Kahn es, a la vez, sorprendentemente débil. Acumula una historia salpicada por denuncias de agresión sexual.
Como un compulsivo.
Y la última puede terminar con su carrera: una mucama de 32 años de un hotel de Nueva York lo acusó de haber intentado violarla. Está preso y así seguirá porque la Justicia teme que se fugue (Ver: Rechazan la fianza al jefe del FMI y sigue preso por riesgo de fuga).
La fama y el poder no le dieron impunidad. Fue detenido ya embarcado en un vuelo hacia Francia, que no tiene tratado de extradición con Estados Unidos. Había dejado tan precipitadamente el hotel que en la carrera olvidó su celular. Si los policías llegaban 10 minutos tarde habría despegado. Pero no se salvó. Está en una celda.
Todo exactamente al revés del venezolano Antonini Wilson. Intentó ingresar aquí una valija con 800 mil dólares y fue descubierto. Había llegado en un avión contratado por el Gobierno. Lo demoraron en Aeroparque y tras cartón, allí mismo, quedó libre.
Se marchó tal como había venido, luego de estar tres días en el país y hasta en un acto en la misma Casa Rosada.
Después confesó que la plata era para la campaña de Cristina Kirchner. Y saltó la teoría de la conspiración: no era un amigo sino un espía.
Un instrumento de la CIA para afectar las relaciones de la Argentina con Chávez. A casi cinco años, la investigación judicial permanece igual al primer día.
Kahn se declaró inocente y está en manos de la Justicia probar que no lo es. El FMI y Francia quedaron en medio de un escándalo internacional. Pero a nadie se le ocurre imaginar que detrás de todo exista una operación de la CIA. Esta vez, las reglas del derecho pudieron más que cualquier otra cosa.