"No sé si vamos a poder cambiar el mundo"
*Por Pedro Irigoyen. Como un planeta de fantasía, soñado, irreal, utópico y desconocido, una gigantesca escultura con forma de bola de cristal liquido asoma sobre las cabezas de Adrián Dárgelos y Diego Castellano, cantante y baterista de Babasónicos.
La imagen se resignficará tras la charla, en la cual los representates de Babasónicos plantearán como principal motivo de sus creaciones la necesidad de generar un quiebre en el estado actual de las cosas desde lo social a través del arte y de las experiencias crueles, burdas e imaginarias de los personajes que habitan sus canciones.
Dirán que esos seres buscan iluminar el surgimiento de un nuevo pensamiento, un nuevo orden de cosas que ponga en jaque las "verdades" establecidas. Todo este mundo ideal se debate mientras el sol del otoño parisino acaricia los jardines del Parc de la Villette en las afueras de la ciudad, a la cual la banda llegó para presentar los temas de A propósito en el marco del Tandem entre Buenos Aires y la Ville-Lumière que continua del otro lado del oceáno con el Festival Ciudad Emergente organizado por el Gobierno de la Ciudad.
¿Qué significa para ustedes este primer show en París?
Diego Castellano: Lo interesante es confrontar lo que nosotros hacemos con lo que pasa acá.
Adrián: A mí no me es más inquietante que tocar en otra ciudad de Latinoamérica. Reconozco que París es París, y que tiene su historia, pero para nosotros es sólo el primer punto de nuestra gira.
¿Sienten que el rock argentino comenzó a conquistar terreno fuera del país?
Diego: El rock es un fenómeno que no tiene fronteras. Desde la primera vez que fuimos a México quedamos sorprendidos con esto. Hoy la cosa va más allá de los sistemas.
Adrián: El rock tiene algo que trasciende y es sorprendente. La música está en más lados que antes, pegada a todos los mensajes. Es más transportable. Antes estaba escindida, y ahora está abajo de los que hablan en la tele, se escapó de la radio y está por todos lados.
El sistema es el que permite esta expansión. Babasónicos es una banda que desde sus comienzos se plantea como defensora de la contracultura, ¿cómo analizan esa relación?
Adrián: Básicamente no me sirve el sistema, pero lo uso para expandir mi mensaje de que no me sirve. Dentro de otros muchos mensajes que se pueden poner. Babasónicos no se renegó al mainstream, sino que lo atravesó en toda su plenitud porque no alteraba lo que nosotros comunicábamos. Al contrario, lo usamos para seguir amplificando nuestra voz.
Uno de los temas que atraviesan el disco es la farsa. Dentro del ambiente del rock deben tener que soportar muchas veces estas posturas...
Adrián: Soporto muchas menos posturas de las que tiene el mundo en sí. Para mí la farsa es que no se pueda explicar para qué se trabaja, por qué el dinero, para qué tantas cosas que no logran un confort mínimo. Me parece que están protegiendo una gran farsa. A eso es a lo que reacciono, es una visión más macro. Dentro de esto, yo veo que todo actúa, que todos somos actores. Y los mundos empiezan a colapsar cuando se mezclan los que son payasos con los que son genios.
Pero trato de ponerle una poética más bruta, menos pulida, para que tenga un choque que exprese la belleza como crueldad.
Diego: Los medios de comunicación te plantean todo tan resuelto que te hacen sentir encerrado. Por eso la gente cada vez más invierte su vida en evadirse de la realidad. Nosotros somos personas así y desde la contracara de lo que se ve es que nos expresamos.
¿Quizás la locura más grande todas sea la realidad misma?
Adrián: Por eso mis canciones tienen un contexto donde todo parece normal. Porque los personajes hacen y dicen cualquier cosa, enfrentándose a opuestos de manera natural. Hablan con animales o son seres fantásticos, pero todos chocan en una actitud coloquial. Entonces, ¿qué pasa con la realidad que le da esta cabida a la imaginación más retorcida, cruel y bruta? Hay alguien que tiene un goce cínico. Yo no. Nosotros lo padecemos.
La gran mayoría puede que no pueda notar esta sutileza...
Adrián: Pero si se lo ponés adelante, lo ven.
Hay una sensación global de que se acerca un cambio de paradigma.
Adrián: Yo pienso lo mismo, no sé si vamos a poder cambiar el mundo, pero cada vez estamos más de acuerdo. Es más la gente que está de acuerdo. Esto no va para más. ¿Hasta cuándo? Entonces, cada vez hay más que piden la hora y ya no quieren lo que hay. Me gusta eso, que no se abogue a un cambio de maquillaje en la superficie. Empujemos todo al colapso.
Diego: El mundo está complejizado para meterte en una confusión en la cual la única salida que tenés es el consumo. Cada vez se pierde más la capacidad de una persona de desarrollarse en su vida y comprender el por qué y los motivos de su existencia. Todo se resuelve a qué logros tiene en lo material, pero no en un desarrollo de la vida como un arte. Antes ese lugar lo ocupaba la religión, ahora que está en desuso están todos perdidos. Creo que va a haber una evolución que nos permita a todos darnos cuenta de esto.
Adrián: Y con la religión también estaban perdidos, pero lo que sucede es que ahora se van desmantelando las cosas. Primero se empezó a desmantelar eso, y ahora le llega el turno al consumo en sí mismo. La única panacea. El consumo como fin no tiene sentido. Entonces, ¿hacia dónde va? Hoy se cree que la libertad es poder elegir qué consumir. ¡No me quites la posibilidad de elegir qué consumo! Todo está manipulado, hasta el deseo de los niños.
¿Y ustedes se plantean la música como una fuga de esta situación o como un quiebre?
Diego: Las dos cosas. La música es un vínculo que sobrepasa la realidad. Cuando vos escuchás un tema que te llega fuerte, te cambia la presión del tiempo. Te hace olvidar la expectativa del futuro inmediato.
Adrián: Yo escribo para quebrar la situación, tengo esa intención. También entiendo que la música es un entretenimiento, pero me motiva ese quiebre. Poner palos en la rueda del entendimiento. Para escribir necesitás motivos que te conmuevan a vos y puedan ser retransmitidos. El gran motor es forzar un quiebre del entendimiento. El disco está lleno de situaciones que son ciertamente inverosímiles, pero como la narración es tan fluida te las hacen parecer normales.
Entonces, ¿hasta qué punto vas a aceptar que es normalidad todo? La música no pretende eregir una realidad. Es un vínculo que comunica y está por fuera de esas matrices.
Te deposita una emoción y, a veces, una pequeña estructura de lenguaje que ocasiona cierta discusión con vos mismo sobre lo que vos aceptabas y dabas por hecho, con lo nuevo que estás incorporando. Esa pequeña discusión te hace cambiar. No digo que sea un gran cambio, pero es uno de los pocos estímulos que podés tener a favor. Representarla en vivo es el momento extático, donde desenmascarás la farsa.
En su aura siempre hay una dosis de misterio...
Adrián: Me gusta el misterio. El disco tiene cierta dósis que aboga al misterio. Tiene puertas entreabiertas que invitan o empujan hacia el abismo. Está lleno de claroscuros que tienen su pequeña area de temor o de goce a la plenitud de algo que es porque sí: la música. No hay ninguna recompensa haciéndolo.
Otras referencias: "Si cayera en una fosa, estoy seguro que me quedaría", "cuando todo termine, y me digan que me tengo que ir, dejaré una valija ahí, con el hombre usado adentro que ayer fui".... Pensaba, ¿cuál es su visión con respecto a la muerte?
Diego: Lo importante es tener conciecia de que existe. Que va caminando al lado tuyo.
Adrián: Es muy simple. No respeto, no temor, nada. Desde que nacés, es lo único que vas a obtener seguro. Es inevitable. Es un buen punto desde donde poner límites, para que eso no te achique. Por eso no vas a cambiar tu forma de pensar. Nosotros la exponemos ahí como el límite de la situación. Donde todos flaquean, vamos un poco más lejos porque no es un parámetro para nosotros.
Es "Paguemos algo que todavía no rompimos" (frase de "Tormento"). El disco está muy clavado en el tiempo, en cómo define el tiempo. No hay sustantivos adjetivados tratando de asir a una poética sólamente bella y contemplativa. Son situaciones que en el encuentro generan una violenta exposición de las cosas, que probablemente sea la realidad. ¿Si no qué es? ¿El estándar que te muestran los medios? Se está discutiendo eso.