"No me importa que me encasillen como galán o sex symbol: yo me siento actor"
Protagonista de Herederos de una venganza, la novela éxito de El Trece, Luciano Castro habla de sus épocas de desbordado –por las que hoy continúa haciendo terapia–, de su origen humilde, de su fama de difícil y malhumorado, de volver a apostar al amor con su pareja, la actriz Sabrina Rojas, y de su competencia con Pablo Echarri.
Soy un gordo recuperado", lanza de movida Luciano Castro (35), y la verdad es que semejante sinceridad lo baja de ese pedestal inalcanzable que en general parecen transitar ciertos galanes actuales: siempre lindos, impecables, musculosos, depilados, valientes, geniales, estupendos, divertidos, intrépidos, ganadores...
Digamos que da la sensación de que el protagonista de Herederos de una venganza –novela del prime time de El Trece, con un promedio de 20 puntos de lunes a jueves a las 22.30 horas– invierte más tiempo en todo lo que tiene que ver con familia, orígenes y principios –no habla de códigos "porque es un término muy vapuleado" – que en encontrar el corte de pelo que lo haga más deseado o en buscar desesperadamente la mejor crema humectante para el cuerpo. "Necesito hacer esta entrevista para que la gente conozca quién soy y el laburo que hago, pero también soy consciente de que la semana próxima viene otra tapa y ya nadie se va a acordar de mí. ¿Y sabés que va a pasar? ¡A la nota de este gordo la usarán para prender el fuego del asado! Sí, soy un gordo adelgazado. Bajé 9 kilos para esta novela. Cuando terminé ‘Campeones’ pesaba casi 100... ¡Una barbaridad! Y ahora estoy en los 90", explica, y aclara que hoy se encuentra bajo una dieta estricta, que le da muy buenos resultados. Ahora está en el camarín de Estudios Baires, "mi bunker", próximo a grabar con su pareja en la ficción, la bella Romina Gaetani, que grita bien fuerte desde afuera: "¡Lu, tengo que decirte algo, ¿puedo entrar?!". El actor da el "sí" mientras habla de su pasado de gordo. Hoy luce muy en forma, pero que nadie le pida hacer una foto en cueros. "Eso fue diez años atrás. Ahora quiero mostrar otras cosas" , bromea, y habla de sus deportes preferidos, boxeo y surf, porque el fútbol lo aburre. "Si me invita la Brujita Verón a jugar, buenísimo. Para hacerlo con burros como yo, mejor no". Cuenta que no fuma ni toma alcohol y se define como un tipo sano. "Ojo, no es que saco la bandera del no-alcohol, pero el chupi te arruina y yo necesito tener un resto. Si no, no podría trabajar como lo estoy haciendo".
–Contá algo de tus épocas de desbordado.
–No estaba muy en mis cabales. Cuando salía del eje y me iba a la banquina me costaba mucho volver: me podía llegar a autoboicotear. Si te desbordás, no tenés la misma relación con la gente, con tu familia, con tu hijo, con tus amigos, con nadie. Este director que tengo ahora, Jorge Montero, se cansó de pegarme patadas en el c... para que reaccionara. Siempre busqué el límite, todo el tiempo. Lo encontré y me dije: "Hermoso límite...Chau, nos vemos". Pero para eso hice muchos años de análisis. No es que sea un tipo centrado: me centré analizándome.
–¿Por eso decidiste hacer terapia?
–Tenía muchos agobios y la charla de amigos ya no servía, no me daba resultado. Cuando hacés terapia empezás a remover cosas y evolucionás como persona. Al principio me avergonzaba de lo que era, pero luego fui mejorando la opinión sobre mí mismo.
–¿Cómo se desborda un tipo que no toma alcohol, no fuma y no se droga?
–Sólo hace falta una buena yunta y la decisión de hacerlo.
–¿Qué eras capaz de hacer?
–No lo cuento, va a morir conmigo... Espero que mis amigos hagan lo mismo, que ahora que me va bien no empiecen a hablar. (risas)
–¿Y qué dicen ellos de tu actualidad de galán de telenovela?
–Se me c... de risa... Paso los peores asados de mi vida. El domingo tengo que ir a comer a San Martín. Seguramente, los pibes me van a destrozar después de leer esto.
–¿Cómo definirías tu actualidad?
–Creo que tengo más de lo que imaginé que podía lograr a esta edad. La vida es afano, y yo ya afané mucho. Disfruté a full, hice y deshice lo que quise, vivo solo desde los 17...Siento que tengo más de lo que hubiera soñado.
–¿Soñás con volver a formar una familia?
–No está en mis planes por ahora. Me gustaría que mi hijo tenga un hermano... El me lo pide, pero yo le digo que se lo vaya a pedir a la madre. Va a ser más fácil, porque ella ya vive con su pareja.
–¿Te gustaría tener un hijo con Sabrina (Rojas, su novia)? Hace unas semanas, ella le dijo a GENTE que le agrada la idea.
–También me lo dijo a mí, y la entiendo. Es mujer, el mejor invento del mundo (el dulce de leche llegó después). Una chica joven, linda, es normal que quiera ser madre. Pero también me tiene que entender a mí, que no soy tan joven y ya tengo un hijo. No estoy dispuesto a tener otro sin antes formar una familia. Ya lo intenté, fracasé, y de eso se aprende. No quiero separarme y tener que comprarme una traffic para llevar y traer a los pibes los fines de semana, como si fuera un transporte escolar. Si no tengo una familia no quiero otro hijo. Con Sabri me parece que no es el momento. Hoy no es una prioridad en mi vida. Antes quiero hacer otras cosas, mejorar como persona...
Luciano nació el 16 de marzo del ’75 en Villa del Parque. Pisciano de ley y Conejo (éste sería su año) en el horóscopo chino, es el segundo de cuatro hermanos. Cuando habla de ellos se muestra más apasionado y verborrágico que de costumbre, una sonrisa lo desborda. "Los domingos nos juntamos y es un quil... Hablan todos a la vez, gritan mis sobrinos, los padres, cada vez somos más... Te vas y nadie entendió nada. Pero sabés que siempre están: nunca me dejaron rengo".
Está orgulloso de Marta, su mamá maestra: "Ella dedicó su vida a la docencia en Fuerte Apache, pero cuando llegó a los 66 años, como no era directora ya no servía más y la echaron. ¡Sí, estoy siendo irónico! Mi vieja es un ser humano de los que existen pocos. Siempre está pensando en ayudar". Su papá es gestor automotor. "Yo soy una versión de Pocho con suerte",dice y reflexiona: "Aunque tiene más temperamento y es mucho más intolerante. El fue muy carenciado de chico y labura desde que tengo uso de razón. Ya está grande y lo único que quiero es verlo tirado en una hamaca paraguaya tomando una cerveza fría. ¡Pero no quiere ni loco! No va a dejar de trabajar".
Priorizás mucho a la familia. ¿Cómo te llevás con tu ex, la mamá de tu hijo?
–La relación con mi ex en la ficción me la rebotan, porque dicen que es exagerada. Pero es así, porque Mateo es lo más importante para los dos, y pensamos igual. Ella es un 10 y tiene un muy buen compañero de vida. Y la familia también ayuda. Mi hijo está criado como me crié yo, no con niñeras.
–¿Sos consciente de que estás visto en el ambiente como un tipo difícil, de pocas pulgas? ¿Sos o te hacés?
–Dicen eso porque no doy notas hablando de mí. Soy muy celoso de mi vida. El trabajo termina a las seis de la tarde, y vale más lo que hago después de esa hora. Mi vieja me enseñó lo que es importante, y yo me agarro de eso. No me subo a ningún lado ni me creo nada. Y siempre mandé a cagar a la gente que me quería molestar. Tengo una casa de ermitaño, con un mirador por donde veo todo.
–¿Sos calentón, malhumorado?
–Tengo una virtud y es que soy un desubicado. Creo que eso sirve para pasarla menos mal, pero a veces hay que ser políticamente correcto y saber callarse la boca, más cuando uno crece y es grande. Hay una cuenta hasta diez, un segundo de reflexión. Antes largaba todo de una, ahora trato de contar... Lo voy practicando sobre la marcha. A veces me sale, otras no. Por eso no me animo a dar consejos, porque lo más probable es que a la semana te echen de donde estás.
–¿Lo decís porque a vos te pasó?
–Sí. Perdí muchos trabajos mandando a c... a la gente. Yo no tengo manager. Trabajo hace muchos años solo y aprendí a los bifes.
–¿Por qué no tenés representante?
–Trabajo para mí, no para otros. Un manager se guarda un dinero que puedo gastar en gustos para mi hijo, y es algo que yo puedo resolver. Nadie va a pelear en la tele mejor que yo por plata, y menos si pienso que es para Mateo. En el cine se me complica más: tengo un amigo productor que me avisa de los castings. Yo audiciono y me sacan a patadas...
–¿Cómo vivís el éxito en el rating y la competencia con Pablo Echarri, que protagoniza El elegido por Telefe?
–Pablo es el número uno. Y con él enfrente no podés relajarte: tenés que estar impecable, atento, pillo, despierto. El rating es relativo: una tira dura 11 meses. Pero quiero que nos vaya bien. Igual, no me deslumbra ser exitoso: eso es algo que pasa. No tengo intenciones de destruirlo. Es un orgullo competir con el Negro. Somos amigos. Lo quiero y lo respeto. Cuando empecé con Lalola con Carla (Peterson) hicimos una presentación del trailer en la entrega de los Martín Fierro y él nos aplaudió de pie. Es más elegante que yo en todo, más político. Es de Avellaneda, yo de Villa del Parque. Tenemos principios.
–¿Te llevás bien con la figura de galán?
–Yo no me siento galán: soy actor. Trabajé más en teatro que en tele, pero nadie lo sabe porque no vende. Pero igual, ¿cómo me va a molestar que me digan "galán", si estoy laburando de eso? Igual, te digo, al galán hay que sostenerlo con laburo. Te lo pueden decir Mariano Martínez, Gonzalito Heredia, Nico Cabré, grandes como Ricardo Darín, Raúl Taibo, Carlín... Además, es una discusión antigua. No me importa si me encasillan como galán.
–Muchos, o mejor dicho muchas, te tildan de sex symbol.
–De eso directamente me río. Sé que es efímero y momentáneo. Les recuerdo: soy un gordo recuperado.
Por Miguel Braillard y Marina Cociffi. Fotos: Diego García. Producción: Mica Faiman. Asistentes de fotografía: Nico Mellino y Daniela Andan. Make up y peinados: Estela Martin para De la Vega Make up con productos MAC y Sexy Hair. Agradecimientos: Etiqueta Negra, Converse y Easy.