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No le habló al país, sino a la militancia

* Por Fernando Laborda. La Presidente fue fiel a la rutina que inauguró el 25 de mayo pasado, cuando la celebración de la fecha patria pasó a segundo plano y dejó lugar al aniversario de la asunción de Néstor Kirchner en 2003.

Ayer, en Rosario, la conmemoración del Día de la Bandera terminó convirtiéndose casi en otro acto partidario, en el cual la jefa del Estado les habló más a los militantes del kirchnerismo que al conjunto de los argentinos.

No hubo referencias a su candidatura a la reelección. Aun así, el discurso fue interpretado como el preámbulo del anuncio que todos dan por hecho. Lejos de ser un mensaje de despedida, fue de convocatoria a la militancia y, como novedad, a los argentinos no identificados con el oficialismo a acompañar la gestión del Gobierno.

Hubo en las palabras de la Presidente un intento por atraer a propios y extraños. Por primera vez en un mensaje suyo hubo tantas menciones a figuras de la historia argentina habitualmente ajenas a la liturgia peronista. Desde Domingo Faustino Sarmiento, en quien dijo inspirarse para decidir que, en adelante, la bandera argentina sea enarbolada los 365 días del año en los edificios públicos, hasta Hipólito Yrigoyen y Alicia Moreau de Justo (casualmente, en el bastión territorial del socialismo) pasaron por su boca. Los desbordes aparecieron cuando admitió que el general Manuel Belgrano era su prócer "favorito" y cuando dio a entender que las políticas kirchneristas eran "las políticas de Belgrano".

Tantas menciones distan de ser casuales. Es una estrategia típica de los discursos de campaña. Similar a la que empleaba Raúl Alfonsín en los actos proselitistas previos a su victoria electoral en 1983. El objetivo es sumar y que ningún candidato de la oposición se adueñe de la bandera de la unidad nacional, pese a que el kirchnerismo no ha hecho mucho por ella en ocho años.

Menos marketing del luto
La Presidente pretende dejar atrás también la imagen de crispación que le provocó tanto daño a su propia fuerza política en las elecciones legislativas de 2009. "No más argentinos contra argentinos ni puños crispados", enfatizó, luego de abogar por la necesidad de "comenzar a saldar viejas diferencias".

Otra novedad del mensaje presidencial en el Día de la Bandera fue la progresiva desaparición de las apelaciones al llamado efecto luto. Es cierto que estuvieron presentes las infaltables menciones a "él", como se refiere la Presidente a Néstor Kirchner desde su fallecimiento . Pero esta vez no hubo lágrimas ni frases entrecortadas por la emoción y los quiebres de la voz.
Quienes asesoran a Cristina Kirchner, y probablemente también ella misma, han advertido que el marketing del luto y el efecto de la compasión, por el cual se viene explotando políticamente la situación personal de la jefa del Estado, han cumplido su ciclo. Si bien hasta el momento esa estrategia gestual y discursiva le ha otorgado más réditos políticos que cuestionamientos a la Presidente, es probable que esa ecuación comience a partir de ahora a invertirse y que mensajes semejantes, en adelante, pasen a ser percibidos como señales de debilidad.

A diferencia de otras apariciones públicas de los últimos meses, como su discurso del 12 de mayo en José C. Paz, cuando dijo que ya había dado todo lo que tenía que dar, ayer la Presidente se mostró firme y segura. Es lógico: nadie que aspire seriamente a seguir en la presidencia de la Nación puede exhibirse como una mujer que se reconoce cansada, confundida y harta de luchar contra dirigentes que ella misma promovió en su momento, como Hugo Moyano.

Pero, más allá de los llamados a la unidad, el mensaje central de Cristina Kirchner estuvo en la víspera dirigido a la militancia K. "Que nada nos distraiga o provoque", pidió, antes de convocar a su sector a "sobreponerse a las injurias". Instó a "recoger las piedras que nos tiran para apartarlas y seguir", en lo que podría leerse como una elíptica respuesta a las críticas que recibe su gobierno por el escandaloso desvío de fondos públicos girados a la fundación Madres de Plaza de Mayo para la construcción de viviendas populares.

En ese contexto, cuando la Presidente expresó que "el camino de construcción de la patria está lleno de piedras", pocas dudas quedan de que para ella la construcción de la patria equivale a la consolidación de un proyecto de poder que, en los próximos días, sumará un nuevo capítulo, con el anuncio formal de su candidatura a la reelección.