No hay razones para demorar (o eliminar) el IFE 4
La pandemia golpeó duramente en la economía argentina, aunque algunos resultaron indemnes. Otra vez.
Desde hace ya un mes, miles de familias dejaron de recibir lo que puede haber sido el único ingreso de dinero al hogar durante la cuarentena, en medio de una pandemia del coronavirus que volvió a golpear nuevamente a los que están en el fondo.
El Ingreso Familiar de Emergencia, que nunca fue mensual, es (o era) una gran ayuda para estas personas, aunque en el día de la fecha el monto de 10 mil pesos sea insuficiente ante el aumento de precios de alimentos tan esenciales como el pan, las frutas y verduras y la carne. Pero algo es algo, y puede complementarse con otras medidas asistenciales.
Por ello es inadmisible que el Gobierno no siga aplicando la medida en el último trimestre, cuando más se sienten los efectos de un año duro.
El motivo de “gasto fiscal” no es excusa: el tan esperado impuesto a la riqueza, que debe ser entendido como una medida excepcional de “colaboración” en esta situación, nunca tuvo avances. ¿Cuándo sería el momento de ser solidarios si no es en esta oportunidad?
Puede entenderse que el motivo del Gobierno sea la gran cantidad de personas que cobran el beneficio. A lo sumo, puede acortar ese campo estableciendo quiénes ya volvieron a trabajar durante las diferentes aperturas que se dieron durante la cuarentena. Pero hay miles que todavía se ven imposibilitados de trabajar formalmente, y tienen que salir a la calle a pasar el día a día como se pueda.
Pero no hay razón para eliminar por completo el IFE. No se puede descuidar la economía de cientos de personas en este momento de inflación y desempleo. No existe ni existió debate sobre qué predominaba, si la economía o la salud. La pobreza también es un problema grave. Y duradero.
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