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Neuquén y el país frente a una nueva etapa histórica en energíaquén y el país frente a una nueva etapa histórica en energía

*Por Rubén Etcheverry. Neuquén se encuentra a las puertas de una etapa sin precedentes en su larga historia como principal productora de energía del país, a partir de la posibilidad de explotar a gran escala sus yacimientos no convencionales de hidrocarburos, lo que apuntalará su crecimiento y contribuirá en modo sustancial a revertir la declinación de la producción nacional de gas y petróleo para avanzar hacia el ansiado autoabastecimiento energético.

Basamos nuestro convencimiento en múltiples y contundentes razones, que no nos cansaremos de explicar toda vez que sea necesario, como lo venimos haciendo desde hace más de dos años. No pretendemos polemizar, sino exponer información concreta sobre algunas cuestiones que podrían no ser suficientemente conocidas por la mayoría de la gente, en relación con la magnitud de los yacimientos no convencionales de hidrocarburos existentes en la provincia de Neuquén; la viabilidad técnico-económica y perspectivas hoy existentes para su desarrollo; el impacto socioeconómico y estratégico esperados de la movilización de estos recursos y, finalmente, la cuestión ambiental.

Ya en la década del 80 se conocía que en Neuquén existían grandes recursos hidrocarburíferos en formaciones cuya muy baja permeabilidad y porosidad no hacían posible su explotación con la tecnología de entonces.

Lo mismo sucedía en el área de Barnett Shale, Texas, para la misma época, donde recursos similares se habían detectado en formaciones análogas y también se consideraban no aprovechables. Sin embargo, mientras en Barnett se comenzarían a explotar en forma creciente estos yacimientos hasta alcanzar hoy una producción casi nueve veces superior a la de Loma de la Lata, en nuestra cuenca la producción convencional declinaría constantemente (1), mientras los recursos no convencionales seguían siendo absolutamente desconocidos para la mayoría de la gente. Hubo principalmente tres elementos que determinaron este despegue en el país del Norte: a) oportunos incentivos fiscales, b) innovación tecnológica y c) precios adecuados.

Barnett es un ejemplo: hoy un tercio del gas que consume Estados Unidos proviene de reservorios no convencionales (tight gas, shale gas, coalbed metano) y de pozos que han sido perforados en los últimos cinco años.

Tipo y cantidad de recursos

Entre los adelantos tecnológicos que posibilitaron el despegue en Estados Unidos, se encuentran desde mejores medios de adquisición, visualización y análisis de datos geoquímicos y petrofísicos, hasta el desarrollo del motor de fondo (que permitió la perforación horizontal) y las técnicas de fractura hidráulica múltiple y con presiones mucho mayores. Todos estos avances están siendo hoy aplicados en Neuquén. Por eso se ha podido avanzar en la identificación de nuestros propios recursos.

En la cuenca Neuquina existe básicamente tight gas, tight oil, shale oil y shale gas, así denominados según el tipo de formación en que se encuentre el hidrocarburo. El término "tight" define a un tipo de litología compacta de muy baja permeabilidad, donde se ha alojado el gas o el petróleo; mientras que el término "shale" refiere a un amplio espectro de rocas, ricas en materia orgánica, que han generado hidrocarburos y que son mucho menos permeables aún que las formaciones "tight" (2) (permeabilidades inferiores a las del hormigón).

Por otro lado, existe un alto grado de verosimilitud en las estimaciones del volumen de estos recursos, gracias a los datos geológicos previos (no olvidemos que la cuenca Neuquina está en explotación desde hace más de 100 años), la sísmica 3D adquirida en los últimos años y las perforaciones exploratorias que se han realizado que han permitido el análisis de varias formaciones. Los cálculos se realizan considerando la extensión, espesor, contenido de materia orgánica, madurez, porosidad, permeabilidad, susceptibilidad a las fracturas hidráulicas, etc., de las formaciones de nuestra cuenca y comparándolas con otras análogas, principalmente de Estados Unidos y Canadá, ya en producción. Todo ello ha permitido estimar que Neuquén tiene recursos no convencionales técnicamente recuperables (con las tecnologías de hoy) del orden de los 407 TCF (trillones de pies cúbicos) solamente en las formaciones Vaca Muerta y Los Molles. Para que tengamos una idea de la magnitud de esta cifra hay que recordar que el consumo de gas en Argentina en 2009 fue de 1,52 TCF.

Las estimaciones son avaladas por empresas altamente especializadas, organismos como la Agencia de Información de la Energía de Estados Unidos (EIA), y consultoras privadas y han sido dados a conocer en foros internacionales, como el último Congreso Mundial de Gas y Petróleo en Buenos Aires, el Congreso de Geología de Mar del Plata y los congresos de shales de Houston y Dallas de este año y 2010.

Durante el último Congreso Mundial de Gas y Petróleo se expuso que Argentina tiene un total de 774 TCF de recursos no convencionales, lo que la ubica en tercer lugar, detrás de China y Estados Unidos. Es decir: Neuquén tiene más del 52% de los recursos del país, aunque cuenta con ventajas clave, a nuestro juicio, como la accesibilidad de los objetivos geológicos, caminos, gasoductos, líneas eléctricas, oferta de servicios de apoyo a la producción, etc.

Inversiones y desarrollo

Un recurso que no se pone en valor en favor de la comunidad no es recurso. Calculamos que serán necesarias inversiones del orden de los 20.000 millones de dólares en los próximos 10 años para realizar la cantidad de pozos que permitan revertir la caída de la producción y avanzar hacia el autoabastecimiento. Es decir: hablamos de unos 2.000 millones de dólares anuales. Para lograr esto es necesario trabajar en dos frentes: establecer un marco general adecuado para esas inversiones (normativo y regulatorio, de precios, etc.) y salir a buscarlas, porque no podemos quedarnos esperando detrás del mostrador.

Neuquén ha realizado ya tres rondas del "Plan Nuevos Horizontes" de llamados a empresas interesadas en explorar y explotar nuestras áreas y además nos presentamos en el corazón de estos negocios, como es Texas, Estados Unidos, convocando a las empresas que traerán no solamente su capital sino su tecnología. Y éstos son los primeros resultados: cuando termine este año, se habrán perforado de enero a diciembre 65 pozos exploratorios de reservorios no convencionales de hidrocarburos, por parte de empresas como YPF, Apache, Petrobras, Capex, Pluspetrol, Americas Petrogas, Total Austral y otras. Cuarenta pozos tuvieron como objetivo tight gas y el resto shale gas y shale oil. Aunque la estadística incluye a toda la cuenca, más del 95% de esta actividad se realizó en la provincia de Neuquén.

Durante el año próximo se estima que se perforarán aproximadamente 130 pozos más, mientras que en 2013 serán otros 230; 350 en el año 2014 y 470 en el 2015. Es decir: la actividad exploratoria y productiva de recursos no convencionales en Neuquén habrá acumulado más de 1.200 pozos en los próximos cuatro años.

Compañías de primer nivel mundial como Exxon Mobil (la más grande del mundo), EOG Resources (número uno mundial en shale oil), Wintershall, APCO, Williams, Pan American Energy, Shell, Chevron, y otras que se suman a las nombradas antes, se presentaron a las convocatorias realizadas por la provincia. Todas ellas se han apresurado para posicionarse, conscientes de que la provincia y el país están recreando las condiciones adecuadas para movilizar esos recursos. Otras, como Marathon, Southern Western, Statoil (de Noruega), ENI (Italia), Conoco Phillips y ROI Resources también han manifestado su interés por participar.

No estamos hablando de un futuro lejano y aleatorio, sino del presente y del cortísimo plazo.

Todas estas empresas han visto una determinada realidad. No es razonable pensar que todas se equivocan. De la misma manera en que no es razonable pensar que pudieran equivocarse tantos profesionales (geólogos, geofísicos, ingenieros, técnicos), de distintas disciplinas, que han trabajado para encontrar, identificar, caracterizar, cuantificar y promover estos recursos sobre los que hoy asentamos tantas esperanzas.

La cuestión estratégica

A mediados de este año, el gobierno nacional anunció un preacuerdo para la importación desde Qatar de 5.000 toneladas anuales de GNL durante 20 años. Aunque las negociaciones no especificaron el precio del producto, se estima que el valor final de la compra, de concretarse, no será inferior a los 50.000 millones de dólares. Puede pensarse que la planificación de esa importación se basa en la declinación de nuestra producción convencional, pero no podemos soslayar comparar este costo con los 20.000 millones de dólares que serían necesarios para relanzar nuestro sector hidrocarburífero y sustituir progresivamente las importaciones.

Entre 2008 y 2011 se importaron más de tres millones y medio de toneladas de GNL desde países como Qatar, Trinidad y Tobago, Egipto y Nigeria.

Al defender las posibilidades de la provincia para explotar su potencial no convencional, defendemos:

• La creación de empleos genuinos, calificados y bien remunerados.

• La posibilidad de agregar valor en toda la cadena de producción.

• El desarrollo de tecnología de avanzada propia, con la creación, por ejemplo, del Centro Alejandría (de tecnología aplicada en Neuquén, y primero en Latinoamérica).

• La reversión de la declinación de la producción gasífera y petrolera nacional, que nos ha llevado en los últimos años a acentuar un perfil importador que drena nuestras divisas y nos aleja de la independencia energética.

• Generación de impuestos y regalías y efecto multiplicador de la economía.

En Estados Unidos, a partir de este tipo de yacimientos, en los últimos seis años han llegado a abastecer el 30% del gas consumido y han dejado de importar gas de buques metaneros.

Sin embargo, veamos lo que sucedió con la ya conocida Barnett Shale, en materia socioeconómica: un estudio realizado por The Perryman Group para la Cámara de Comercio de Fort Worth (Texas) sobre el impacto económico en el estado por la actividad en Barnett Shales, señala que sólo en 2011 se habrán movilizado en Texas 13.700 millones de dólares y sostenido 116.200 empleos relacionados con la explotación del área.

El estudio estimó que los beneficios económicos acumulados durante el período 2001-2011 incluyen 65.400 millones de dólares de producto interno bruto y 596.648 empleos. En cuanto al estado en su conjunto, los beneficios totales alcanzaron los 80.700 millones de dólares y 710.319 empleos.

Barnett Shale tiene menos recursos no convencionales identificados hasta el momento que la cuenca Neuquina.

La cuestión ambiental:

¿"shale oil" u "oil shale"?

En una nota aparecida recientemente en este diario, titulada "El misterio de Loma de la Lata", se comete el error de creer que el "shale oil" que se ha hallado en esa área es un "esquisto bituminoso" que debe ser producido en forma de "sopa arcillosa" (sic) y sometido a un "complejo" proceso de industrialización por pirólisis para que finalmente pueda remedar al petróleo.

Se advierte, incluso, que "no debe confundirse este bitumen con el petróleo". A partir de allí describe una serie de afectaciones ambientales que la explotación de este hidrocarburo podría traer aparejadas.

En realidad, la confusión la ha sufrido el autor de la nota, que ha adoptado una acepción incorrecta al traducir el término "shale oil" desde el inglés. El "bitumen" al que hace referencia se conoce como "oil shale" (esquisto bituminoso) y es, efectivamente, un tipo de hidrocarburo altamente viscoso, que no fluye naturalmente y debe ser calentado tanto para su extracción como para su puesta en estado de comercialización.

Pero en Loma de la Lata y otros puntos de la cuenca lo que se ha producido –y así se ha informado profusamente– es "shale oil", es decir petróleo convencional que, luego de haberse formado en rocas generadoras poco permeables, no migró. (Por eso se dice que las shales pueden ser rocas generadoras y reservorio a la vez). Además, el shale oil neuquino es liviano y de altísima calidad, que fluye naturalmente y tiene como gas asociado, además del metano, al propano y butano, dos gases "ricos" de alto valor energético y comercial (3).

No hay, por lo tanto, necesidad de ningún "procesamiento industrial (...) que además de encarecer el producto plantea una serie de problemas ambientales" como dice la nota, ni tampoco "el material de desecho ocupa un volumen mayor que el material extraído", según sostiene.

Finalmente, tampoco existe la "sopa arcillosa", ya que, pese a que en los yacimientos shale la roca portadora de hidrocarburos es de naturaleza arcillosa, cuando fluye el petróleo lo hace libre de sólidos debido a la estabilidad mecánica de este tipo de rocas y formaciones.

Desarrollo responsable

Tenemos un gran desafío y por supuesto el desarrollo tiene que ser sustentable, tiene que ser sostenible, tiene que ser con respeto a nuestro medio ambiente, a nuestros acuíferos, por lo que hay leyes nacionales, provinciales, y somos celosos guardianes de nuestros recursos, de todos los recursos. Ese gas y ese petróleo, ya sea con los yacimientos convencionales o no convencionales, se pueden poner en la superficie como lo están haciendo en todo el mundo y con el cuidado de acuíferos y el suelo.

Nosotros creemos que una política ambientalmente responsable respecto de la explotación de estos recursos emergentes se basa en:

• Tecnología. La aplicación de las tecnologías y prácticas adecuadas debería evitar afectaciones ambientales indeseadas y mitigar sus impactos. (Esto es común a todas las actividades).

• Regulación. El Estado debe emitir normas y regulaciones precisas y científicamente fundadas y ejercer el consabido control.

• Transparencia. La actividad debe ejercerse en un marco de transparencia. La sociedad debe ser informada adecuadamente para evitar prejuicios e impugnaciones basadas en el desconocimiento.

Una nación se construye soberanamente con agua, con energía, con gas, con petróleo, con educación, con alimentos, con trabajo y también cuidando el planeta. Así que tenemos la posibilidad para los neuquinos y para los argentinos: Dios fue muy generoso y la naturaleza fue muy generosa con nuestra provincia, los recursos están intactos, están intangibles, después de tener una historia de 100 años en yacimientos convencionales, donde nuestros yacimientos están maduros, donde la producción de gas y petróleo declina 7% por año, tenemos la posibilidad de revertir esa declinación y encarar el futuro con optimismo.