Néstor Ortigoza fue condenado a dos años y dos meses de prisión por amenazas
El futbolista de San Lorenzo no irá a la cárcel porque la pena quedó en suspenso. La víctima es un ex empleado de seguridad del club al que le reclamaba una deuda.
El ídolo de San Lorenzo Néstor Ortigoza (38) fue condenado a dos años y dos meses de prisión en suspenso por amenazar a un ex empleado del club.
El episodio por el que lo condenaron ocurrió en julio de 2015, cuando el jugador amenazó a Mauricio Argañaras (43), que entonces trabajaba como seguridad en la institución. "No estamos conformes con la pena. Nosotros habíamos pedimos cuatro años. Era obvio que lo iban a condenar porque el delito estaba probado", le explicó a Clarín el abogado Gustavo Spicuglia.
Y agregó: "el fallo desestimó el agravante del delito; desestimaron el arma debido a que no se pudo secuestrar y a que los testigos no pudieron dar muchos detalles sobre sus características".
"Yo un gil no soy. A mí me traés la plata como sea. Y vos sabés que conozco tu casa; ya hoy te caí. La próxima vez va a haber cachengue. Vos te confundiste (...). Conmigo no jugás; me quisiste cagar a mí, te salió mal la jugada. ¿Así que está asustada tu familia?...", le había dicho el jugador al ex empleado del club, por teléfono, minutos después del episodio. Argañaras automáticamente se presentó en la comisaría más cercana y denunció al futbolista.
Por su parte, la defensa de Ortigoza, autor del gol del triunfo de San Lorenzo del último sábado, contra Vélez Sarsfield, informó que se comunicaron con su club para advertirles que van a recurrir la sentencia. La otra parte analiza una posible apelación del fallo. Según pudo saber Clarín, el vínculo del jugador con San Lorenzo continuará con normalidad porque no lo afecta en su relación contractual ni en los entrenamientos diarios.
"Hablaron con el damnificado equivocado. Es una persona (por el denunciante) que jode a la gente y quiere plata", fue la escueta respuesta de los allegados al deportista ante la consulta de Clarín antes de la condena.
El juez que lo condenó a Ortigoza es Antonio Mele, del Juzgado Correccional 2 de Morón, que además obligó al jugador durante dos años y dos meses a fijar residencia y someterse al cuidado del Patronato de Liberados. También deberá evitar cualquier tipo de contacto con la víctima.
Argañaras, vecino de Ituzaingó, trabajó en San Lorenzo entre 2007 y 2010, y entre 2012 y 2015. "Se ocupaba de tareas de seguridad", detalla su defensa. Después de ganarse la confianza del plantel, los jugadores comenzaron a pedirle favores y todo tipo de changas.
Para 2015, Ortigoza estaba en tratativas para vender su auto. El comprador sería otro jugador del plantel, Matías Catalán (30), hoy en Talleres de Córdoba. Como tenía deudas de patente, le encargó el trámite a Argañaras. Debía pagarlas.
El jugador recibió el dinero y cuando el empleado se acercó para darle el vuelto y el comprobante, el volante le habría dicho que se lo quedara, como agradecimiento por el favor.
Pero a los tres o cuatro meses de la transacción, el nuevo dueño del coche llamó a Ortigoza y le reclamó una deuda de patentes. "Puede que haya sido un malentendido; que mi cliente haya pagado la deuda de patente, pero no las del año en curso. De todas formas, era secundario para el hecho que se juzgó", dice Spicuglia.
Días después, Ortigoza le reclamó a Argañaras por una deuda de multas. El empleado se mantuvo en su postura: la orden que recibió fue la de pagar las patentes adeudadas.
El 15 de junio, cerca de las 13:30, Ortigoza llegó a la puerta de la casa de Argañaras, en Ituzaingó. Se bajó de su auto. Lo acompañaba un joven, que se movía en moto. El jugador llamó al hombre y le avisó que estaba afuera.
"Devolveme los 20 mil pesos. Sacá un préstamo o lo que sea", le reclamó. "Quiero la plata, para mañana tiene que estar la plata", insistió.
Siete meses antes, Ortigoza y los jugadores del plantel campeones de la Copa Libertadores 2014 habían jugado la final del Mundial de Clubes frente al Real Madrid.
Pero lo más grave ocurriría a los segundos: el hombre de la moto sacó un arma y empezó a los gritos. "Devolvele la plata". Ortigoza se sumó: "Si para mañana no está la plata, viene este guachín y te mete un tiro". Se fueron juntos.
Las amenazas continuaron el día después. Por audios. "Yo tengo que pagar 50 lucas que me viene de multa. Vos buscaste esto. Yo con vos fui leal, vos me querés garcar. Yo no soy Mercier, yo no soy esos giles. Vos me chamuyaste...", le dijo, entre otras cosas, el jugador.
Los audios forman parte de la investigación. También hay imágenes del hecho, registradas por un comercio de la cuadra. Ortigoza deberá hacerse cargo de las costas procesales, fijar residencia y someterse al cuidado del Patronato de Liberados. Además de "abstenerse de mantener cualquier tipo de contacto con el denunciante y su grupo familiar".
El despido en el club
A los días de presentar la denuncia, San Lorenzo decidió echar al trabajador, que hoy hace fletes y changas. Pero el volante mantuvo el trato con el ex empleado del club. Lo hizo en al menos una oportunidad: "Cuando fue citado para la notificación de la causa, llamó a mi cliente y se le reía. Le decía que el juez es hincha de San Lorenzo, y que le pidió una selfie. De todas formas, nosotros creemos en la Justicia", había afirmado el abogado en la previa del juicio.
Luego del episodio y de la denuncia, Argañaras decidió mudarse a la casa de su suegra. "Es que Ortigoza es muy conocido en toda la zona de Moreno, Merlo y el oeste del Conurbano. Se mueve con gente pesada, tiene contactos con barras. De ahí el miedo", agregó su abogado.
La causa se divide en dos. La de "amenazas coactivas" y otra por "Daños y perjuicios", que está en el Juzgado Civil y Comercial 1 de Morón. "Vamos a reclamar los daños y perjuicios causados en la esfera civil", cierra el abogado.
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