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Necesitamos más graduados universitarios

* Por Alieto Aldo Guadagni. La Universidad juega un rol central en determinar las posibilidades de construir una sociedad prospera y equitativa, ya que una buena Universidad es crucial para promover el crecimiento económico y la acumulación de capital humano.

La Universidad juega un rol central en determinar las posibilidades de construir una sociedad prospera y equitativa, ya que una buena Universidad es crucial para promover el crecimiento económico y la acumulación de capital humano. Ninguno de los países que han demostrado capacidad para crecer sostenidamente mejorando el nivel de vida de su población y abatiendo la pobreza, lo ha podido hacer ni marginando la Universidad ni sin prestar atención a la calidad de la enseñanza que imparte. Las naciones exitosas se han preocupado por garantizar la calidad de su enseñanza universitaria, procurando además que fuesen cada vez más los ingresantes provenientes de sectores socialmente postergados. También estos países se han preocupado por construir una matrícula universitaria que apuntara hacia el futuro y no estuviese anclada en el pasado, es decir han enfatizado las disciplinas científicas y las nuevas orientaciones tecnológicas en respuesta a las nuevas exigencias de la producción y el empleo en el mundo globalizado.

Todas las naciones que lideran el crecimiento mundial apuntan a incrementar el ingreso a la universidad, pero y esto es importante que los argentinos lo reconozcamos, ninguna de estas naciones pensó nunca en bajar el nivel de exigencias académicas, por el contrario apuntaron a incrementar la matrícula a partir de la mejora de la calidad de la enseñanza secundaria, permitiendo así establecer rigurosos criterios para ingresar a la Universidad. Cada vez habrán más estudiantes universitarios, lo cual es un hecho positivo, pero es crucial asegurar que ingresen al nivel superior bien preparados, ya que cantidad sin calidad no es auspicioso.

Este es el siglo de la Universidad, ya que cada vez son más los estudiantes universitarios. Hacia 1970 eran apenas 28 millones en todo el planeta, hoy ya superan los 160 millones. En la primera década de este siglo se ha acelerado el crecimiento de la matrícula que ya apunta hacia su duplicación, América Latina no es ajena a este proceso, ya que hoy hay nada menos que 11 veces más universitarios que en 1970. A nivel individual la graduación universitaria abre nuevos horizontes con calificaciones profesionales más exigentes, permitiendo así acceder a mejores empleos. Las mejores oportunidades de desarrollo humano, no solo las laborales, estarán principalmente abiertas en el futuro a los graduados universitarios bien preparados.

El incremento en la graduación universitaria es positivo en términos de expansión del capital humano, condición necesaria para que una nación enfrente hoy la globalización tecnológica y productiva. Sin superar exitosamente este desafío se postergan las legítimas ambiciones de construir una sociedad prospera. Pero, si además el incremento en la matricula ocurre principalmente en las disciplinas científicas y tecnológicas, aumentaran las competencias para innovar y así crecer en la competitiva sociedad del conocimiento del siglo XXI. En nuestro país menos de 14 jóvenes cada 100 en edad de graduarse obtienen título universitario, un nivel muy reducido, a pesar que son numerosos los estudiantes, configurando una situación anómala caracterizada por “Muchos alumnos y pocos graduados”; nuestro nivel de graduación es inferior al de Panamá, Brasil, México, Chile y Cuba. La enseñanza universitaria tiene un alto costo fiscal comparado con los niveles primario y secundario, por eso la manera de reducir los costos de graduar un profesional es maximizar la proporción de estudiantes que completan sus estudios en el lapso previsto del plan de estudios de la carrera. Nuestras universidades estatales gradúan cerca de 70.000 universitarios al año (sólo 23% de los ingresantes), la tercera parte de Chile y Brasil (63% de los ingresantes).

Con tan pocos graduados el costo fiscal por cada uno de ellos es muy alto (cerca de u$s 40.000), además existen Universidades como Salta, donde hay tan pocos graduados (en 2009 apenas un 3%) que el costo fiscal por graduado trepa a u$s 350.000. Algo parecido ocurre en Jujuy y Formosa.

Recordemos que en Brasil y Chile hay exámenes generales de graduación secundaria, que deben ser aprobados para poder ingresar a la Universidad estatal o privada.

Es hora de imitar a estos dos países y también a Cuba, con exámenes generales de ingreso; el gasto universitario es esencial para el progreso, pero debe servir para tener más y mejores graduados.