Sociedad
Narcos y talibanes: el arbusto que produce un boom de efedrina en Afganistán
Ephedra es una hierba que crece en las escarpadas montañas afganas.
Crece en las escarpadas montañas de Afganistán la llaman “bandak”, y también “omán”. En algunas ocasiones la usaban como leña, porque permitía encender rápido el fuego. Los más sabios la molían y preparaban remedios caseros para tratar problemas renales. Hoy, es el principal componente de la metanfetamina, esos poderosos cristales que están haciendo estragos en la sociedad moderna y se llama Ephedra.
Ese es el nombre real de este arbusto silvestre, que está revolucionando el mercado del narcotráfico en la región de los talibanes. De él se destila la “efedrina”, que sirve como base para la droga sintética.
Hasta ahora el opio era el rey indiscutido. Casi el 90% de la heroína que se consume a nivel global proviene de Afganistán. Pero esto está cambiando rápidamente con el redescubrimiento de los atributos ocultos de la ephedra.
Hace aproximadamente cuatro años los productores de drogas de Afganistán percibieron lo rentable que podría ser la efedrina, y comenzaron a destinar recursos para su producción.
“Los datos disponibles sugieren que Afganistán se ha convertido en un corto período de tiempo en un productor y proveedor de cantidades relativamente grandes de efedrina y metanfetamina de bajo costo”, advirtió el Observatorio Europeo de las Drogas y la Toxicomanías (OEDT), que recientemente publicó un informe sobre este fenómeno.
Los expertos del OEDT realizaron un profundo trabajo sobre el terreno, recorriendo las remotas regiones afganas, recabando testimonios y utilizando imágenes satelitales.
"La escala potencial de producción de efedrina y metanfetamina, los ingresos que genera y la velocidad a la que ha surgido son sorprendentes y preocupantes”, señalan.
Hace tiempo que hay producción de metanfetamina en Afganistán, pero solía elaborarse en cantidades muy pequeñas ya que utilizaban como precursor la efedrina proveniente de los jarabes para la tos que contrabandeaban de Irán y Pakistán.
Era caro y se necesitaban conocimientos químicos para poder extraerlo.
A partir del 2018 se produjo la transformación, y nadie sabe exactamente cómo ocurrió. Pero lo cierto es que los productores descubrieron que podían extraer efedrina de la planta ephedra, y esto abarató significativamente los costos y les permitió competir a precios muy bajos con otros narcotraficantes.
La metanfetamina en Afganistán se está vendiendo a unos 338 dólares por kilo, cuando en Irán alcanza los 1.600 dólares. Y los grandes traficantes mundiales elevan esa cifra hasta 3.000 dólares el kilo. Una diferencia sumamente rentable.
La “bandak” es una hierba silvestre milenaria que presenta una gran facilidad de cultivo y extracción. Crece a unos 2.500 metros en suelos áridos o de poca humedad, y no necesita cuidados.
Se suele cosechar entre julio y octubre. Los cosechadores afganos trepan a las montañas y buscan “entre los afloramientos rocosos” la bandak. Utilizan una hoz para cortar los nuevos brotes y los colocan en sacos.
Su aplicación en la elaboración de metanfetamina cambió radicalmente la geografía afgana. Hay distritos del oeste de Afganistán, cerca de la frontera con Irán, donde proliferan las “cocinas” o fabricas de esta droga sintética.
Uno de los más grandes es Bakwa, donde surgieron instalaciones de procesamiento más especializadas. No resulta extraño que el narcotráfico se haya convertido en una importante fuente de trabajo en una región sumida en la pobreza, la violencia y el fanatismo religioso.
Actualmente, según el detallado informe del OEDT, hay dos tipos de trabajadores que utiliza esta industria narco en Afganistán, y que se convirtió en parte del mercado laboral en el empobrecido país: los cocineros de efedrina y los de metanfetamina, con ingresos bien diferenciados.
Los cocinero de efedrina muelen y procesan químicamente la ephedra en grandes cantidades y con varios lotes paralelos. Se les paga un salario diario fijo de hasta 5 dólares.
El proceso es el siguiente: muelen y tamizan la ephedra para luego mezclarla con agua, nafta, sal y soda cáustica en un barril. La dejan en remojo toda la noche para finalmente filtrar el líquido, que se deposita en tanques metálicos de unos mil litros. Allí se calienta, en un proceso final.
En cambio los cocineros de metanfetamina, considerados técnicos porque requiere otro nivel de conocimiento y preparación, suelen cobrar unos 12 dólares por cada kilo de cristales que producen.
Su trabajo es bastante más complejo, pero básicamente se puede describir de la siguiente manera: mezclan la efedrina con yodo y agua, para después agregar soda cáustica y fósforo rojo.
Cristales de metanfetamina producidos en Bakwa, Afganistán. Foto: Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías
Cristales de metanfetamina producidos en Bakwa, Afganistán. Foto: Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías
Tras una serie de etapas, que se omiten por razones obvias, colocan el polvo en “marcos” donde se desarrolla la metanfetamina cristalina. Los cristales, que son muy frágiles, se acondicionan en cajas de plástico. Luego son despachadas al destino final.
Un largo camino hasta Europa
Esta droga sintética, que en el caso de Afganistán se considera semisintética ya que utiliza la efedrina de una planta, se trafica a través de un largo camino.
Cruza la frontera hacia Irán, para luego atravesar Irak y llegar a Turquía, desde donde se distribuye en Europa. También hay un alto contrabando hacia Pakistán, que se convirtió en un mercado importante.
Los expertos señalan que a partir de ahora, con la retirada de las tropas de Estados Unidos y de los aliados de la OTAN de Afganistán, la producción podría expandirse en forma significativa.
Un cálculo conservador de la OEDT ubica en unas 65 toneladas de metanfetamina cristalina por mes. “Las imágenes satelitales de alta resolución muestran que este negocio se expandió durante el mismo período que la expansión de la industria de la metanfetamina”, afirman.
La retirada de las tropas estadounidenses y sus aliados de la OTAN brinda ahora un espacio invalorable para la expansión del tráfico de esta droga sintética.
El colapso económico en que se encuentra el país es otro estímulo de este mercado ilícito, que necesita mucha mano de obra. Los especialistas consideran que sin financiamiento ni trabajos estables, la producción de efedrina y metanfetamina crecerá a niveles alarmantes.
La Unión Europea está seriamente preocupada por la metanfetamina afgana, y por eso reforzó su sistema de seguridad.
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