Nancy Dupláa y una confesión super hot: “Pablo me calienta, de eso se trata”
La actriz habló de todo: la grieta, Luis Brandoni y su relación de pareja con Echarri desde hace casi 20 años.
Hay quien dice que la película El retiro viene a cerrar la grieta, ya que encuentra a la actriz por primera vez junto a Luis Brandoni, siendo padre e hija en la ficción. “Había más para unirse que para desunirse”, dice la actriz, aun cuando destaca que la convicción ideológica es muy importante. “Sobre todo para alguien tan efervescente como Beto, y para mí, que es parte de mi vida”, afirma Dupláa, reconociendo en su compañero su paso como secretario general en las Asociación Argentina de Actores, y la defensa que realizó desde allí por los derechos de los trabajadores.
“Ambos creemos profundamente en nuestras convicciones. Beto, pensando como piensa, siempre peleó por la igualdad de los trabajadores. Eso es un poco por lo que también surge el kirchnerismo: por la igualdad de oportunidades, la igualdad de derechos y la inclusión del excluido, y la posibilidad de dar universidad al pobre. Todas cosas que él también piensa”, enumera Nancy, buscando puntos de encuentro a partir de la honestidad en la militancia de ambos.
El retiro, filme de Ricardo Díaz Iacoponi, habla del vínculo del persona de Brandoni con su hija (Dupláa) en un momento muy particular de su vida. “Para un hombre de esa generación, en la cual el trabajo era más importante que cualquier otra cosa, surge este retiro, y se da cuenta que hay una serie de emociones rotas que hay que recomponer”, explica la actriz, contando que nunca pensó en su propio alejamiento de la profesión. “Todo se va a ir dando de forma natural como se dio mi incursión en esto, y cada proyecto que fue apareciendo fue estando a la altura de mis circunstancias”, reflexiona.
—Te vimos en la premiere de la película a los besos con tu marido, Pablo Echarri.
—Ah, me vieron, ¡qué cagada! Queríamos mantenerlo en secreto (risas).
—¿Cuántos años ya juntos?
—Creo que 19.
—¿Seguís tan enamorada que el primer día?
—Estoy enamorada, por algo estoy ahí. Para eso no hay fórmula: tenés que estar enamorado o no. A mí me gusta el tipo, estoy en el lugar donde me gusta estar.
—Lo ves y te sigue encantando.
—Sí, me calienta (risas). De eso se trata. Da prurito hablar de ciertas cosas pero la sexualidad es una cosa importante por todo lo que te da. Después está todo lo otro que podés manejar, y que pasa o no pasa.
—¿En qué momento lo querés echar de tu casa?
—En muchos. Por eso, obligatoriamente, hay que refundar la pareja en un momento. Hay que sentarse y decir: “Che, todo esto que estás haciendo no me gusta, decime vos qué es lo que no te gusta de mí”, y ahí poner los trapitos al sol todo el tiempo. Las parejas están 20 años juntas, comparten el baño, y no hablan, no se conocen, cada uno empieza a querer estar con su mundo, sus amigos.
—¿Y vos en qué momento sos insoportable?
—La verdad que soy bastante menos insoportable de lo que fui.
—Arrancaste y pensé que me ibas a decir: “Soy bastante menos insoportable que él” (risas).
—Eso ni hablar (risas). Soy menos quisquillosa que Pablo. Soy más relajada en un montón de cosas. Él es más tormentoso, yo soy más liviana. Pero estoy convencida, y lo pongo en práctica, que mi livianismo aliviana su locura. La locura; si hay otra locura la vamos in crescendo y no se termina más.
—Nos encontramos en un momento en el que todos estamos aprendiendo sobre igualdad, derechos y el rol de las mujeres. En el recorrido que llevás con Pablo, ¿le tuviste que acomodar alguna actitud machista alguna vez?
—Jamás. Preguntale a las compañeras de Pablo lo que piensan de él desde siempre. Siempre ha sido un tipo absolutamente respetuoso por el lugar de su compañera. Y conmigo también, desde ese lugar siempre fue bastante a la par. En un momento el hombre se achancha y cree que…
—En casa.
—Exacto. Tiene que hacer menos cosas de las que le están pidiendo. Y desde ahí también se acomoda. Por eso hay momentos de refundación, de crisis o de lo que sea. Son todas oportunidades para poner el pie en el freno y decir todo lo espantoso que estás haciendo. Y de ahí creces, y si seguís enamorada, bien. En un momento corrés el riesgo de no estar más enamorada.
—¿En algún momento dudaste sobre si seguías enamorada?
—No, eso no.
—En una nota que hicimos con Pablo, él hablaba muy orgulloso de la militancia de tu hija Morena. Debe ser muy impactante ver ya a una hija haciendo su propio recorrido ideológico.
—Sí, es fortísimo. Y verlo en ella es más fuerte porque pintaba como una nena más melancólica, más para adentro, y a comparación de Luca, de su hermano, que es un tipo expansivo y que todo lo que toca lo convierte en algo agradable, decíamos: “¿Qué será de la vida de ella?”. Peló una potencia este último tiempo que hizo que nosotros nos acomodemos a esta necesidad que tiene de expansión, de poder ser libre para decidir y para expresar.
—Ella milita en el kirchnerismo. ¿Qué hacías si salía macrista?
—Imposible. Imposible. Mira con qué seguridad te lo digo.
—Te saco del partido político: imaginátela yendo a una marcha con pañuelo celeste.
—(Risas) Bueno, emplearemos métodos non sanctos para que cambie. Me resulta imposible por la bajada de línea que tienen en casa desde siempre. Pero es una bajada de línea suave: nadie trata de meterle en la cabeza nada a nadie.
—Sé que son chicos criados en mucha libertad, que pueden elegir.
—Y, sí… No queda otra, porque no aceptan las estructuras. Ellos ya vienen con una línea propia a la que hay que adaptarse, sino, te alejás.
—¿Cómo vivís la maternidad?
—El otro día pensaba cuántas actrices hay que tienen tres hijos como yo. Creo que son pocas. Soy de la última camada que quiso tener muchos hijos. Por ahí hubiese tenido alguno otro más. Me gusta. Soy medio madre.
—Todavía podés tener otro hijo.
—No, sería casi un milagro.
—La última vez que hablamos me decías que extrañabas profundamente a Cristina. Tal vez en menos de 100 días vuelva a ocupar un cargo en el Poder Ejecutivo.
—Sí, es una dosis de emoción fuerte. Una Cristina diferente, que se pudo adaptar a las circunstancias. Tener la inteligencia emocional para dejar el espacio sin dejarlo, estando ella, que es un motor muy importante para un montón de gente a la que le devolvió la dignidad y le dio posición social y económica. Es una alegría fuerte. Y con este nuevo emprendimiento, que es este Frente de Todos, donde encontrás de todo.
—¿Te imaginás en la plaza en diciembre, si finalmente sucede?
—Puede ser, puede ser…
—En este tiempo no te moviste en ningún momento de lo que pensás.
—No, jamás.
—Y asumiste el costo de manifestarlo publicamente.
—Sí. Hay un costo que sabía que en un momento iba a mermar si me mantenía firme. No iba a poder mantener la cabeza en la almohada y dormir tranquila si cambiaba mi forma de expresarme para lograr un lugar. Por suerte tengo una estrella propia muy fuerte que también me hace mantener mi lugar. Seguro que divido la pantalla, seguro que hay gente que me detesta, que no me puede ver; pero bueno, todo lo demás es mucho más fuerte que eso.
—¿Qué te pasa cuando ocurre algo como las fotos de tus vacaciones en Mallorca?
—No me pasa nada porque tengo una relación muy poco narcótica con los tuits y con las opiniones de la gente. En todos estos años me hice muy fuerte como para poder bancarme, no envenenarme y hacerme más fuerte que ellos, y que los tiros no me perjudiquen.
—¿Por qué pensás que hay gente que se cree con derecho a juzgar lo que otro opina por el lugar donde vacaciona?
—En el fondo me parece que lo que esconde verdaderamente, lo que no dice, es que cree que dos personas que vienen del conurbano, como Pablo y yo, hayamos ascendido socialmente y podamos vacacionar en Mallorca. Eso no lo quieren para un montón de gente. No lo van a decir porque es muy incorrecto, pero en el fondo, para mí es eso. Como si por ser populares, nacionales, no tenemos derecho a tener los mismos lujos que solo ellos pueden tener. Y la verdad que muchos años que yo laburo, desde antes de trabajar en la tele. Tengo mis ahorros y, por suerto, puedo viajar adonde nos guste. Me parece hasta raro tener que explicarlo a esta altura.
—¿Cómo termina el año después de este estreno?
—Me sigo manejando como siempre, sorprendiéndome si aparece algo que me da el tiempo y las ganas de hacer. Y lo hago. Y esperando el recambio en la política, a ver qué pasa. Eso nos tiene a todos medio preocupados.
—¿Tenés ganas de hacer tele?
—Tele sí, siempre. Yo amo la tele. Me encanta.
—¿Te puedo llegar a ver en algún momento siendo parte activa en la política, en un cargo?
—No. Eso se lo dejo para los que saben y para los que tiene la vocación verdadera de querer cambiarle la realidad a la gente.
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