Nahir Galarza, a un año del crimen de Pastorizzo: "Pasó por algo, quizá tenía que pasar"
Los 365 días que vivió desde la trágica noche en que dos disparos terminaron con la vida de Fernando.
-¿Tan fea soy?
La joven de 20 años, condenada a perpetua por matar de dos balazos a Fernando Pastorizzo el 29 de diciembre de 2017, en Gualeguaychú, no puede creer su repentina fama, que se forjó a partir de un asesinato que conmovió al país.
Nahir, condenada el 3 de julio de este año, vivirá hoy un día especial. "No puedo creer que haya pasado un año, todo fue muy rápido, este año pasó volando", dijo ayer a Infobae.
Hace dos semanas había dicho a este medio: "Siempre voy a llevar el dolor toda mi vida. Me siento mal porque ese día que busco olvidar terminó muriendo una persona joven. Ese peso lo llevaré toda mi vida. Yo hice el duelo que tenía que hacer".
Esta tarde recibirá en el penal la visita de sus padres Marcelo y Yamina y de su hermano menor. El domingo 30 y el lunes 31 se repetirá el encuentro para festejar fin de año.
Esta semana recibió propuestas para ser entrevistada por medios de España, Chile y Uruguay. "Trato de no ver televisión ni escuchar las noticias, pero a veces es imposible porque siempre hay alguien que me dice que están hablando de mí", dice Nahir.
Lo que no sabe es que en Mercado Libre llegaron a venderse remeras rosas con su cara y la frase "Estoy aburrida", en lo que es una especie de revival de las remeras que salieron a la venta a partir del crimen de Nora Dalmasso y sus supuestos amantes, cuya leyenda decía: "Yo no estuve con Norita".
No es algo nuevo: en su momento se vendieron tazas y remeras con la imagen de Ricardo Barreda, el dentista que mató a su esposa, su suegra y sus dos hijas; muñecos de la envenenadora Yiya Murano y de Carlos Eduardo Robledo Puch, que en 1972 mató a once personas por la espalda o mientras dormían.
Aun a su pesar, Nahir pareciera haber ingresado al oscuro Olimpo icónico del crimen argentino.
"Cada vez que me trasladan a un lugar, lo primero que me fijo es si tiene cámaras. Me siento observada todo el tiempo. Se fijan hasta el mínimo gesto que hago, como si fuera una actriz. Eso me llevó a desconfiar de todo el mundo porque cada mínima palabra que yo decía se publicaba o se malinterpretaba. Hoy en día no confió en nadie más que en mis padres", dijo Nahir en la entrevista exclusiva que le dio a Infobae el 9 de diciembre en la cárcel de mujeres Paraná.
Al autor de esta nota, le preguntó:
-¿Vos creés que soy una psicópata asesina? ¿No pensás que soy como Robledo Puch, al que entrevistaste?
-No, para nada. ¿Qué sabés de Robledo Puch?
-Leí su historia, me gustaría ver la película. Sé que era un chico lindo que mataba por la espalda o mientras dormían. Y que está preso hace 46 años. ¿Por qué crees que mi caso tuvo tanta repercusión en los medios?
-No lo sé. O quizá sí lo sé pero no me gustan las teorías.
-¿Cómo te enteraste vos?
-Vi la noticia en los portales de noticias. Aparecían fotos tuyas, en la playa, en una pileta, de fiesta.
-¿Y qué decían los títulos?
-Un joven fue asesinado por su novia por la espalda.
A un año del crimen, Nahir está detenida en la cárcel de mujeres de Paraná y su historia sigue generando interés. Su nombre aparece entre las palabras más buscadas en Google durante 2018, se publicó un libro (escrito por Mauro Fulco y Mauro Szeta) y ella recibió al menos cuatro propuestas para contar su historia en un documental o en una película. En medio de todo eso, se viralizó un video sexual con ella y Fernando como protagonistas.
Hasta fuentes judiciales y penitenciaras aseguran que Nahir autorizó la visita de Matias Caudana, un joven acusado de narco. Pero ella insiste en desmentirlo.
"No tengo novio, ni lo conozco".
Entre el odio y la fascinación
Durante el juicio, en junio, varias personas se quedaban en la puerta para ver salir esposada a Nahir.
-¿Están acá para apoyar a la familia de Fernando? -quiso saber Infobae en su momento.
-Sí - respondió una de ellas- pero también por curiosidad. Nunca vi a una asesina de cerca.
-¿Y qué es lo que le da curiosidad?
-Lo que hizo. Sólo un monstruo pudo hacer eso. Encima es linda y va al juicio tan arregladita. ¿Habrá entrado una peluquera a la cárcel? Se hizo los claritos, estaba impecable el pelo. ¿Está tomando nota? No ponga mi nombre, le pido por favor. No me meta en problemas.
-Quédese tranquila.
A la salida del juicio ocultaba su rostro
La que no tuvo problemas en que su nombre sea publicado es Marisa Espector, una vecina de 64 años que espera la salida de Nahir.
-Estaba viendo la tele y decidí venir porque en su momento todo el pueblo sufrió por este caso. Me intriga esta chica, cómo pudo haber hecho eso. No debe estar bien de la cabeza.
De pronto, se abría la puerta y Nahir salía esposada, vestida de negro y con sus manos tapándose la cara, porque la gorra le hubiese dejado una parte descubierta.
Las personas corrían para verla más de cerca, como si la que saliera no fuese una persona acusada de haber matado por la espalda, a sangre fría, sino una estrella de rock o una actriz.
La gente rodeaba el patrullero, le sacaba fotos. Una tarde pasó una camioneta y el conductor gritó:
-¡Aguante Nahir!
Las mujeres lo miraron con desprecio.
-¡Se viste como si estuviera en una fiesta! -exclamó una de ellas.
Otra le respondió:
-Son hermosas las plataformas que usa. Hasta tachas tienen. Pero es cierto, la gurisa se pasa. Hasta dicen que se peina durante el juicio.
Una de las primeras jornadas del jucio, la salida de Nahir fue caótica. Un grupo de hombres y mujeres se abalanzó al patrullero que la llevaba y hasta golpearon el vehículo. El grito era uno solo:
-¡Asesina!
Una mujer comenzó a llorar sin consuelo. Tenía una remera que decía "Justicia por Fernando".
-¡No entiendo por qué le tapan la cara! ¡No vamos a parar hasta que le den perpetua! - gritó.
A los padres de Nahir, Marcelo y Yamina, también solían gritarles "asesinos" cuando salían de los Tribunales después de ver a su hija.
"No quiero volver al pasado"
El rechazo no es unánime. Es más: con el tiempo bajó la intensidad. No son pocos los que le mandan cartas y mails de apoyo. Le escribieron y mandaron libros desde España.
-Mucha gente me da ánimos, me alienta y me escribe. Así como digo que se generaron muchas cosas negativas, hay otras que no lo son.
-¿Tratás de borrar de tu cabeza lo que pasó el 29 de diciembre de 2017? -le preguntó Infobae a Nahir.
-Reviví todo, con todo me refiero del hecho para atrás y hasta ese día, lo que me acordaba, porque sinceramente hay cosas que no me acuerdo. Declaré en el juicio porque lo tenía que hacer, dar una explicación, me pareció que tenía que desprenderme de todo eso. Además de asimilar todo lo que me estaba pasando ese día, lo que tuve que contar en el juicio fue muy difícil. Los nervios de tener a la prensa detrás mío, gente desconocida que fue a presenciar el juicio, jueces, fiscales, abogados.
Fue muy difícil porque no soy de contar mis cosas, no me gusta hablar nada sobre mí. Hacerlo delante de todos fue tremendo, además de lo difícil y feo que fue lo que viví y lo que pasó. Cuando terminé de declarar salí y fui a ver a mis padres, lloré lo que tenía que llorar y ya está, dije, nunca más me quiero acordar de esto, y me desprendí, no quiero volver al pasado. No quiero estancarme ni quedarme en ese día horrible. Todo lo que debía decir lo dije en el juicio.
No quiero volver a hablar de este tema, además no quiero ser malinterpretada. Ya fui juzgada y condenada".
En el juicio, Nahir declaró durante dos horas. Dijo:
"En un momento, cuando él empezó a manejar la moto con las dos manos, solamente le saqué el arma, y cuando se da cuenta, frena la moto. Y cuando la frena es donde de repente me quedé aturdida y nos caímos los dos para el costado. Me alcancé a levantar y fue enseguida que quedé otra vez aturdida. Fueron dos segundos nada más. No sé cómo describirlo. Se me puso la mente en blanco, no sabía qué hacer. Tenía la mente como apagada. Estaba desesperada y nerviosa. No sé cómo explicarlo, ojalá pudiera cómo hacerlo". Después de los disparos (hechos con el arma reglamentaria 9 milímetros de su padre policía), "no sabía qué hacer".
"No podía quedarme pero tampoco irme. Se me había apagado la mente. Me fui a mi casa, entré en mi habitación y no sabía qué hacer. Sabía que Fernando había recibido un disparo, pero del otro disparo no sabía. Estar herido no significa que te vas a morir. No se me cruzó por la cabeza que Fernando se iba a morir.
Fue un accidente, por más cosas que me hubiera hecho nunca le hubiese causado daño. Nunca se me cruzó ni se me cruzará por la cabeza matar a alguien. En serio, no quería que pasara lo qué pasó. Pensaba en mi papa y no quería que lo culparan porque era su arma. Todos los días tengo la culpa de haber agarrado el arma en ese momento y no haber dejado que las cosas pasaran de otra forma. Estaba desesperada".
A un año de ese día, Nahir parece más tranquila. "Todo pasó por algo, porque quizá tenía que pasar", piensa Nahir. Como si la cárcel la hubiese salvado de un destino incierto.