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Nadie saldrá indemne de una recesión mundial

*Por Ricardo Kirschbaum. La alarma sobre el futuro del euro suena con estridencia. La crisis de la deuda de Grecia, fundamentalmente, pero también de Irlanda, Italia y Portugal, además de la preocupación seria por la salud económica española, despiertan muchas inquietudes sobre la moneda común de la Unión Europea.

Por eso, ya se habla abiertamente de un "reformateo" de ese espacio supranacional que se forjaría al calor de la crisis, una especie de grupo de élite (que ya existe de hecho) que lograría sobrevivir a este gran desafío y otro grupo que estaría condenado a descender a otra liga.

Los pronósticos apocalípticos se hacen a pesar de los esfuerzos de Alemania y Francia por encontrar fórmulas que permitan a Grecia no declararse en bancarrota , lo que es visto como una calamidad para la Unión Europea, y mantener a ese país dentro del euro. El retorno a la antigua moneda nacional griega (el dracma) significaría la recuperación de la soberanía para definir la conducta de una deuda soberana . El default griego y su salida de la zona euro podrían provocar un efecto cascada. Pero, ¿tiene Grecia otra salida que no sea proponer una fuerte quita a su deuda ? Y a la vez, ¿puede hacerlo sin consenso de sus socios de la UE? La cuestión no es sólo el peso relativo de Grecia en el concierto mundial y el volumen de su deuda sino, quizá más importante, el efecto deletéreo sobre la moneda única y el ejemplo para otros países que tienen el agua al cuello.

Hay otro interrogante que se alza desde los países con economías más sólidas: ¿Hasta cuánto se comprometerán para sostener a otros socios menores que no quieren o no pueden reestructurar sus economías a la medida de sus realidades? La idea del progreso indefinido que alentaba el fortalecimiento de la Unión Europea y del euro ahora está mostrando sus límites con crudeza . A pesar de todo, resisten: el secretario del Tesoro de EE.UU. hizo propuestas que tuvieron un débil eco.

La repercusión global de esta crisis y su resolución es tal que el gobierno británico, sin inocencia y con ácida intencionalidad, ha dejado trascender que está analizando lo que pasaría en un futuro sin euro o, en la hipótesis moderada, con una circulación más restringida de la moneda europea, abonando así la idea de que hay varias Europas dentro de la UE.

La creencia de que nadie saldrá indemne de una posible recesión mundial contrasta con el optimismo de que no afectará a la Argentina de manera determinante. Si la actual situación deriva en una guerra comercial, como teme por ejemplo el gobierno de Brasil, se sentirán sus efectos en el mercado doméstico. Posiblemente por la estrategia electoral se estén minimizando los hechos, pero deberían responsablemente prepararse para una etapa más dura.

Nadie puede considerarse a salvo de la situación económica mundial.