DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Nace un tiempo nuevo: el cristinismo

*Por Eduardo Van Der Kooy. Cristina Fernández pretende darle su propio sello al tránsito electoral. Su figura por encima del PJ y en relación directa con la sociedad. El deporte es uno de los puentes que utiliza. Se fortalece su vínculo con los ultra K y los jóvenes ganan espacio. Boudou, el ministro dilecto.

Néstor Kirchner permanecerá eternamente en sus afectos. También, con seguridad, en la recordación pública y el mensaje político. Pero Cristina Fernández, según varios indicios recogidos en las últimas semanas, estaría dispuesta a recorrer el camino hasta octubre imprimiendo su propio sello. ¿Cuál sería ese sello? Su figura por encima de todo lo demás.

El vínculo con la sociedad más allá de los desbarajustes del Gobierno, de las reticencias del peronismo, de las incertidumbres de muchos gobernadores e intendentes.

"Llegó la hora del cristinismo" , anunció, con inocultable recelo, uno de los dirigentes poderosos del conurbano.

Habría en la determinación de Cristina un complejo entramado entre retazos de la realidad y la fantasía. En el terreno de la realidad se puede rescatar que su imagen, sin dudas, sufrió un envión después de la muerte de su esposo. La inmediatez del luto primero y la percepción política luego indujeron a la Presidenta a un giro . Enarbola en superficie un discurso más aplacado , distanciado de la confrontación permanente a la que se había acostumbrado.

"Sola no puedo" , llegó a suplicar en Catamarca, en lo que se asemejó mucho a su primer acto de campaña. Los cursos de aquella confrontación, en especial con el periodismo, siguen firmes aunque subterráneos y silenciosos.

Se agregarían a esas cuestiones que tienen relación con el estilo otras de mayor sustancia. Cristina supone que la economía, sometida cada vez a desajustes mas severos, le dará margen suficiente para enfrentar con éxito la elección. Después vería. La emisión monetaria aumentó el último año un 33%. Vuelven a faltar billetes y el Gobierno pide ayuda urgente a Chile. Eso se llama inflación. La prueba de fuego para ese cuadro delicado serán las paritarias que se avecinan. Por esa razón la Presidenta no desearía trastornos con Hugo Moyano, el titular de la CGT.

Al menos por ahora

Cristina estaría entusiasmada con otro par de cosas que apuntalarían la ilusión de su plan remozado y personal . La situación opositora, envuelta todavía por la anomia. La próspera situación productiva del campo y el incordio de la dirigencia agraria. La Mesa de Enlace subsiste en estado de fractura virtual, aunque sus integrantes lo nieguen.

La articulación del campo y la oposición pusieron hace sólo un año y medio a su Gobierno en jaque . Al punto que le hicieron perder las legislativas.

Cristina intenta debilitar mas a ese núcleo. La disolución de la ONCCA —encargado del pago de subsidios— pareció un gesto destinado al campo. Un modo, también, de barrer bajo la alfombra las denuncias sobre corrupción que merodearon siempre al organismo que supervisaba el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray. El manejo de esos fondos pasó a manos de Amado Boudou, que ratifica su condición de hombre fuerte al lado de Cristina . Habrá que ver si algo cambia.

Aquella mirada presidencial, sin embargo, podría tener un valor sólo provisorio. La oferta opositora, aún con sus debilidades, terminará por ordenarse.

Difícilmente pueda estar peor de lo que está . La sociedad observa las elecciones, por otra parte, con una lejanía y desinterés opuesto a la ansiedad de los políticos y los periodistas. Una consultora que se encarga de relevamientos periódicos ilustró esa situación con dos ejemplos. Para un muestreo de mil casos se requieren mas de 10 mil llamadas. Mucha gente no atiende sus teléfonos de línea o es renuente a contestar.

La última constatación de esa misma empresa reflejó la ajenidad social con los avatares de la política. Una pregunta sobre cuál había sido la noticia más recordada de los últimos días tuvo un desemboque elocuente: la mayoría de las respuestas aludieron a un escándalo de la farándula que protagonizaron el ex boxeador cordobés la Mole Moli y Ricardo Fort.

Cristina va introduciendo también una novedad respecto de lo que hacía Kirchner en el poder. Frecuenta a los ultras y a los jóvenes pero relega al peronismo histórico . Aún con sus diferencias, el ex presidente jamás se hubiera atrevido a aflojar esas riendas.

De hecho, murió abrazado al pejotismo . El despertar juvenil asomó, justamente, con su muerte. La Presidenta asocia a esos sectores, de incierta identidad ideológica, con su posible continuidad y con su herencia. La idea es acompañada, sobre todo, por el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, que nació a la política en las antípodas del peronismo.

La legión de jóvenes se deslumbra con Cristina y la adula. Son lo que ponen su popularidad por el cielo aunque las encuestas exhiban cifras terrenales. La Presidenta exhibiría una permeabilidad a los elogios a los que Kirchner rehuía. El ex presidente elegía otro molde para la política. Nunca hubiera tenido a su lado ministros como Boudou o Héctor Timerman. Prefería a los dirigentes de tribuna o de trinchera. Por ese motivo Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete, estuvo de pie hasta su desaparición.

Aquellos jóvenes no se conformarían sólo con entornar a la Presidenta. Mostrarían además una avidez irrefrenable por los sillones en oficinas del Estado. Sería una de sus maneras de entender la militancia. Ningún ministro se resiste a esos pedidos. Hasta Daniel Scioli ha sido víctima de esa ambición.

José Ottavis, ex militante radical, pertenece a La Cámpora. Cumple funciones burocráticas cerca de la Secretaría General e integra el Consejo del PJ bonaerense, en el área de la juventud. Su esposa administra fondos de la ANSeS. Le pidió al gobernador —al parecer en nombre de Cristina— la titularidad de la secretaria de la Juventud en la provincia. Esa dependencia pertenece al ministerio de Desarrollo Social que comanda Baldomero Alvarez.

Scioli cavila y vacila

Los jóvenes y muchos veteranos K son los que fogonean también el proyecto de Cristina de mostrarse como la cabeza de un ciclo superador del peronismo . Por eso influyeron en el juez Norberto Oyarbide, a través del secretario de Justicia, Alejandro Alvarez, para la detención de Gerónimo Venegas. Lo que no supieron prever fue la reacción corporativa del sindicalismo. Se relamieron, además, con el arresto de José Pedraza. En el medio está el crimen del militante del PO, Mariano Ferreyra.

Insostenible para ellos y los Kirchner, Pedraza simbolizaría, como pocos, la vieja y decadente burocracia sindical.

En ese ramal que recorren los jóvenes K está la estación del PJ bonaerense. De nuevo, Ottavis. El dirigente ha venido combatiendo la propuesta de Scioli de bajar la edad de imputabilidad a menores por delitos graves. Su palabra es apenas la punta de una ofensiva del Gobierno que pretende introducir cambios en la política de seguridad bonaerense. Ricardo Casal, el ministro del área, tuvo varios intercambios de fricción con Nilda Garré, la ministra de Seguridad. El Gobierno pretende su relevo pero Scioli se niega. ¿Hasta cuándo? Quizás una forma de preservar a Casal sería volver a desdoblar la cartera , en Seguridad y Justicia, como era antes de su designación.

Martín Sabbatella, el diputado por Nuevo Encuentro, es otra de las armas del ultrakirchnerismo y de los jóvenes K para cercar a Scioli. La estrategia de las colectoras no tendría marcha atrás salvo que el Gobierno percibiera la cercanía de una hecatombe electoral. Las primeras pruebas de laboratorio estarían indicando algo: la postulación de Sabbatella a gobernador restaría votos a Scioli pero no haría crecer la candidatura de Cristina. Convendría recordar algo: el diputado por Nuevo Encuentro obtuvo en el 2009 un poco mas del 5% pero encabezando una lista de oposición a Kirchner. Durante esa campaña, incluso, fue un crítico tenaz de las candidaturas testimoniales.

¿Por qué razón esos ciudadanos acompañarían ahora su voltereta política? El problema de Scioli sería ahora doble. Sabbatella constituye una amenaza. Pero resulta mayor todavía el enojo de los intendentes del conurbano . Las colectoras podrían barrer con varios de ellos, en especial en el primer cordón. El gobernador recibe mensajes de esos barones angustiados.

"Tenés que dar la pelea" , lo conminan. Le recuerdan la solidaridad cuando Kirchner lo empujó contra las cuerdas a raíz de la inseguridad. Scioli jura que hará lo que deba hacer aunque, por ahora, hizo lo que mejor sabe: arrancó una tregua del PJ. Envió un proyecto a la legislatura provincial tendiente a poner límites a los artilugios políticos de las minorías (las colectoras o boletas de adhesión, como motea Sabbatella).

Postergó una definición

El paréntesis le servirá a Cristina para afianzar la dirección del camino que tomó. Scioli debería notificarse. Cristina utiliza sin rubor el deporte como un instrumento electoral. Tampoco se inquieta porque Timerman agite el conflicto con Washington: esa relación quedará en punto muerto durante años . Pero el desafío al imperio podría traerle algún rédito en octubre y trasladarla también a sus tiempos juveniles.

Los jóvenes K, incluso, menean la posibilidad de una reforma constitucional que permitiera otra reelección de Cristina si triunfa este año. ¿Con qué Congreso? Los sueños desmesurados siempre se hacen trizas cuando chocan contra la realidad.