Sociedad
Museos con valor agregado
Hay museos en Buenos Aires que tienen un derecho y un revés, al punto de no saber si fuimos a un bar con objetos históricos o fuimos a una sala de exposiciones con menú a la carta. Y hay otros que guardan retazos de nuestra historia familiar tanto en paredes como en archivos. Hoy vamos a recorrer dos espacios culturales que traen yapa.
Arranquemos por el Museo de la Inmigración que funciona dentro de lo que fue el Hotel de los Inmigrantes y que reabrirá sus puertas este viernes 27 adelantándose a la celebración del Día del Inmigrante que se conmemora cada 4 de septiembre.
Este era el primer lugar que conocían los extranjeros que llegaban a nuestro país para “hacerse la América”.
Recordemos que entre fines del siglo XIX y principio del siglo XX Argentina –que era uno de los países más ricos del mundo- recibió a más de cuatro millones de inmigrantes.
El Hotel de los Inmigrantes les brindaba alojamiento y las cuatro comidas hasta que pudieran ser recogidos por un familiar o hasta que consiguieran trabajo. Un lugar hospitalario, amigable, limpio.
Para aquellos inmigrantes que vuelven de grandes e incluso para sus hijos o nietos este lugar no es museo más.
Hiela la sangre ver los catres desprovistos de colchones (para evitar enfermedades), gaitas, castañuelas, muñecos, valijas antiguas, cartas y los rostros sin sonrisas de los recién llegados.
Aún si no hubiera nada, el museo guarda la tristeza de los expatriados, el dolor, la melancolía, la incertidumbre y también la esperanza de quienes pasaron por allí.
Al finalizar la recorrida, se puede consultar qué día y en qué buque llegaron los familiares que, luego, le dieron a la Argentina su sudor, sus descendencia y la hicieron grande. Queda en Av. Antártida Argentina al 1300 (Retiro) y se recomienda llevar pañuelitos descartables.
Hay otro sitio cultural con “plus” y, afortunadamente, también reabrió sus puertas. Es el Museo Fotográfico Simik.
Es otro café notable de la Ciudad y fue declarado de Interés Cultural por la Legislatura porteña por sus aportes a la conservación del patrimonio.
Está repleto de vitrinas con objetos relacionados con la historia de la fotografía. Van a poder ver desde un visor de imágenes estereoscópicas de fines del siglo XIX “Made in France” hasta cámaras de cajón, de estudio, portátiles, de madera y con fuelle.
Se exhiben también daguerrotipos, rollos, trípodes, fotos antiguas e, incluso, accesorios de cámaras mas recientes que, a los mayores de cuarenta años se les va a piantar un lagrimón.
-“¡Esta la tuve! ¡Está está en la casa de mis viejos!”, se escucha cada tanto.
¿Por qué digo que tiene yapa? Porque no sólo se puede aprender sobre el origen y la evolución de la fotografía sino que en una de sus mesas se puede tomar el mejor café con leche. El Simik es un Bar-Palacio-Museo y queda en Federico Lacroze 3901.
Definitivamente, dos museos con valor agregado súper recomendados para ir este fin de semana.
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