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Murió Eduardo Falú: ¿quién fue el gran músico salteño?

A los 90 años falleció el folclorista argentino que unió la poesía con entrañables composiciones que ejecutaba con su guitarra. En DiarioVeloz repasamos su obra y vida.

El compositor Eduardo Falú murió ayer, 9 de agosto, en su casa de Capital Federal a los 90 años. Qué lindo cuando una vez bajo el sol del mediodía se abrió tu boca en un beso como un damasco lleno de miel, cantaba el maestro y en simultáneo hacía sonar sus cuerdas del folclore, quien fue una figura esencial de la música de nuestro país. 

  
Su talento como compositor fue enorme, al igual que su particular estilo con la guitarra, que trascendió a nivel internacional. Por eso, Falú se impuso como un nombre indispensable para la música de raíz folclórica. "Zamba de la Candelaria", "Trago de sombra", "Canción del jangadero", "Romance de la Muerte de Juan Lavalle", "Choro del caminante" y "Camino a Sucre" son algunas de sus obras emblemáticas. 


Falú nació en El Galpón, una localidad del departamento de Metán, en el sur de la provincia de Salta, el 7 de julio de 1923, pero fue criado en la ciudad de San José de Metán y formado en la capital salteña. En 1945 se radicó en Buenos Aires.

"Mis obras tienden un puente entre lo popular y la música culta, a través de la guitarra. Podría decir que con la guitarra no solamente rasgueo, sino que le busco otros elementos", reflexionaba el propio Falú, años atrás. Es que su música era eso: un enlace entro formas establecidas de la exigencia de la academia y aromas nuevos propios de él, que marcaron su popularidad.


Construyó uno de los cancioneros más notables del folclore nacional junto a Manuel Castilla, César Perdiguero, León Benarós y Carlos Guastavino, entre muchos otros. Y además, se destacó musicalizando textos de poetas y escritores como "Romance de la Muerte" de Juan Lavalle con Ernesto Sabato y "José Hernández" junto a Jorge Luis Borges.

La dupla imbatible, sin embargo, la formó con su amigo Jaime Dávalos. Los dos salteños generaron algunas de las más hermosas zambas argentinas, como "Tonada del viejo amor", "Trago de sombra", "Milonga del alucinado" y "Zamba de la Candelaria".  


Además de los escenarios de mundo que recorrió con su repertorio popular, también compuso suites y realizó conciertos con la Orquesta Sinfónica Nacional o formaciones de música de cámara como la Camerata Bariloche.

Sin estridencias y con humildad sostuvo su carrera con trabajo, pasión y talento. Desde hace años se encontraba retirado de la vida profesional. Ayer apagó su grave y cálida voz, silenciosamente, y se fue tan iluminado como siempre.