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Moyano, en el "Espejo" de la historia

Por Fabián Bosoer* La Presidente mandó el jueves a los dirigentes gremiales a releer la historia del sindicalismo argentino.

 "¿Alguien se acuerda quién era el líder de la CGT cuando gobernaba Perón?" , desafió Cristina. Está claro que los más memoriosos o conocedores de esa historia recordarán a José Espejo, aquel ignoto dirigente sanjuanino, del gremio de la alimentación (también un camionero), que llegó a la cúspide aupado por Evita a fines de 1947, luego de los sucesivos descabezamientos de Aurelio Hernández y Luis Gay, dirigente telefónico éste que se había convertido en un principal referente del laborismo junto a Cipriano Reyes.

Espejo resume en su trayectoria el camino que fue del sindicalismo reivindicativo al sindicalismo de Estado y de la autonomía frente al poder político a la adhesión incondicional al Gobierno y el encuadramiento de la CGT como columna vertebral del movimiento peronista, cosa que ocurrió, efectivamente, a partir de 1950. Nadie recuerda mucho a Espejo, es cierto; tampoco el precio que pagó por su lealtad y devoción : tras la muerte de Evita, terminó defenestrado por una movida animada por trabajadores metalúrgicos que mantenían uno de los tantos conflictos que soportaba el segundo gobierno de Perón, y que fue reemplazado por un nuevo "incondicional", el farmacéutico Eduardo Vuletich, del que pocos se acuerdan.

En el ranking de los liderazgos sindicales más recordados seguramente ganarán aquellos que se atrevieron a desafiar a los liderazgos que parecían indiscutidos : Vandor, Tosco, Ongaro, Ubaldini. Otra historia es cómo les fue en esas batallas, en tiempos tan diferentes a los actuales. Pero lo cierto es que quien aspire a conducir la CGT debe tener siempre presente las lecciones del pasado: en un gobierno peronista, ni muy desafiante ni muy obsecuente.