Mónica Ayos: "Toda la vida me gustaron los desafíos"
*Por Sebastián Tabakman. Los actores somos una herramienta preparada para llevar un mensaje a la sociedad. Y yo siento la responsabilidad de hacerlo, de dejar una huella, por mínima que sea, en quien mira un producto que proviene de los medios".
Mónica Ayos empezó su carrera como bailarina de tango a los 9 años en la Orquesta de Osvaldo Pugliese, junto a sus padres, ambos bailarines. Con el tiempo, llegó a la televisión y al teatro. Y finalmente logró consolidarse como primera vedette junto a Nito Artaza, Miguel Angel Cherutti y Jorge Corona. Hoy, más de 25 años después, asegura que está feliz y completa, pero que nunca hay que cerrar las puertas a nada ni a nadie.
"A mí toda la vida me gustaron los desafíos. No puedo quedarme quieta, y me incomoda la comodidad. Cuando todo está perfecto, ahí decido empezar con algo nuevo. Y tuve la suerte de tener durante toda mi carrera muchas propuestas. Hice teatro como vedette, cine, teatro nuevamente, televisión con tiras larguísimas. Toda una vida como actriz", dice Mónica, mientras termina de acomodarse después de una larga jornada de grabación.
La Fundación Huésped es una organización argentina que trabaja en respuesta al VIH/sida no sólo como enfermedad, sino como una importante problemática social que requiere de un entorno comunitario adecuado para las personas que viven con el virus. En ese contexto, desde hace varios años la fundación produce un unitario con el objetivo de concientizar sobre el sida, e invita a actores (que trabajan ad honorem ) para contar una historia relacionada con la enfermedad.
"Cuando me llamaron para participar de la propuesta de la Fundación Huésped dije que sí inmediatamente. Es increíble y admirable cómo hay tanta gente que trabaja incansablemente por causas tan justas. Y yo, desde mi lugar, intento brindar un pequeño granito de arena, algo que sirva para educar y dar una mano", asegura Ayos.
Madre de dos hijos y casada con el actor Diego Olivera, Mónica decidió emigrar a México para acompañar a su marido, que desde hace unos años trabaja en ese país. Pero recibió una propuesta de Televisa, y se convirtió ella misma en un éxito.
En Triunfo del amor (ver Una villana...) se puso en la piel de la malísima Leonela Montenegro. "El papel de Leonela fue muy importante. Nunca pensamos que iba a tener semejante repercusión en todo México. Es tan, pero tan mala, que el público le tomó cariño, y la entendió. Fue una propuesta espectacular, que todos disfrutamos a full y de la cual aprendí mucho".
Mónica asegura que trabaja cada día con más fuerza que el anterior, y que los actores en general tienden a relajarse. "Yo muchas veces critico de mí misma mi poca capacidad de frenar, de dar un paso al costado. Me cuesta decir que no. Pero además siento la responsabilidad de cumplir un rol para con la sociedad. Hay muchas cosas que se necesitan comunicar, y el tener un nombre en los medios debe tener un por qué, pero también un para qué".
Si hay alguien que escuchó tango durante toda su vida, esa fue Mónica Ayos. Sin embargo, asegura que nunca logró tomarle cariño, y que "nunca fue mi palo. Me parece que todas las canciones son tristes, y melancólicas. Supongo que como desde muy chica aprendí casi todas las letras, intenté vivir una vida que fuera todo lo contrario al tango. Mi trabajo es para adelante y para arriba, no para atrás y abajo".
Sobre su relación con su pareja, Ayos sostiene que son muy distintos y que por eso logran un complemento ideal. "Somos una pareja despareja. Y las diferencias que tenemos, nos llevan a divertirnos y compartir muchas cosas. Nos respetamos mutuamente. Yo lo admiro, como persona y como profesional. A veces se hace complicado que los dos seamos actores, porque es una profesión que conlleva mucha responsabilidad y tiempo. Pero nunca dejamos de estar en familia, porque es lo más importante que tenemos".
En la propuesta de Fundación Huésped ( Volver al ruedo , que se verá por El Trece), Mónica encarna a Carla, la prima de la protagonista, Elena (Soledad Silveyra). "El personaje de Carla es muy lindo. Tiene mucha fuerza, y es quien ‘obliga’ a Elena a reencontrarse con su pasado. Y desde su lugar muestra un punto de vista muy distinto sobre la enfermedad del VIH".
Para Mónica, "no hay ningún país en el mundo que sea más lindo que la Argentina, y yo me siento profeta en mi tierra". Además, dice que aprendió a vivir en otra cultura, pero que siempre que tiene un hueco en su agenda aprovecha para volver a su país de origen. "En la vida hay que ser agradecido. Mi país me lo dio todo, y por eso intento devolverle por lo menos un poco", dice.
Que Mónica Ayos tiene sangre de artista, no hay dudas. Oído musical, destreza para bailar, y también un gran crecimiento en su parte actoral, la han llevado a destacarse, y mucho, dentro del medio. "Desde muy chiquita aprendí que hay que ser fuerte, y también humilde. Nunca hay que dejar de explorar y conocer, pero sin por eso ser ambiciosos. Y hay que vivir cada día como un volver a empezar. Siempre con respeto, con pasión y, por sobre todas las cosas, con mucho amor".