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MILITO-SAMPAOLI: una dupla contra el lobby

Por Matías Ruffet. La contratación del próximo DT de Racing determina más que un estilo de juego: se debaten dos visiones de club.

A un año de las elecciones, el manager es un ídolo que incomoda a una parte de la dirigencia. Mentiras y “fuego amigo” contra el entrenador que quiere el Príncipe.

"La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos". Antonio Gramsci, un célebre pensador italiano que fue encarcelado por pensar distinto en la Italia fascista, fue contundente en su texto "Odio a los indiferentes".

Así como la indiferencia opera en los temas más relevantes del planeta, también puede hacerlo en el fútbol, al que alguna vez Jorge Valdano describió como "lo más importante de lo que menos importa". Racing busca a un DT para suceder a Coudet, el técnico campeón al que Diego Milito eligió en el inicio de su etapa como manager. El Príncipe supo sobrellevar diferencias con Chacho, cuyo ciclo podría incluir una segunda estrella (el Trofeo de Campeones, ante Tigre) pese a la merma de un equipo que -sobre todo en 2018- supo brillar.

La Secretaría Técnica que encabeza el ídolo hizo un trabajo minucioso a partir de que Coudet comunicó -puertas adentro- el final de su ciclo. ¿El objetivo? Buscar a un entrenador que continúe con una línea de juego y sea compatible con la idea que promueve Milito, con proyección de juveniles (la deuda de la era Coudet) y la competitividad de Racing en todos los frentes. Reducir el margen de error es una premisa. Hay una idea y un método. De ese trabajo surgió Jorge Sampaoli como el elegido.

Pero así como Milito procura precisión quirúrgica para que cada decisión potencie una nueva filosofía, haberse definido por Sampaoli causó que se lo apunte con un bisturí. "Preparen, apunten, ¡fuego!"... Y el fuego fue "amigo". En Brasil, el manager y el técnico tuvieron una reunión en la que hablaron sobre el proyecto, el plantel y los juveniles. El plan del Príncipe era no revelar el viaje, pero alguien lo filtró. "Sampaoli tiene una cláusula de salida de U$S 10 millones", fue la primera versión que corrió tras hacerse público que hubo un encuentro positivo entre Milito y el DT. Era mentira: Sampaoli no tiene cláusula de rescisión.

"Sampaoli pidió cobrar más del doble que Coudet", fue otro de los mensajes con los que un sector de la prensa intentó -paradójicamente- bajar el precio de la gestión iniciada por Milito, a quien le pasan factura por ser reacio a dar entrevistas y/o filtrar información que pudiera truncar una negociación. Incluso se deslizó que "a la familia de Sampaoli le preocupa la inseguridad", algo que tampoco es cierto ni el técnico haya mencionado.. También, en plan de marcar una presunta fortuna solicitada por el actual entrenador de Santos, se instaló que "Milito quiere que los millones que se ahorraron en la refacción del Cilindro se gasten en el DT". Puertas adentro, la elección de la Secretaría Técnica no contó con el respaldo de la dirigencia.

Y justo en la semana en la que se confirmó que Racing no será sede de la Copa América 2020, las versiones no parecen "indiferentes". Milito, a quien también tiempo atrás le habían filtrado su idea del Cilindrito (un mini estadio en el Predio Tita Mattiussi), es el primero en reivindicar la importancia de las obras. Así lo expresaba en 2016, en una entrevista en Crónica luego de retirarse del fútbol: “hay que seguir invirtiendo, en el predio y en las inferiores, ahí está el pan de la institución. Las obras son las bases que hay que sentar para que el club siga creciendo y pueda ser un modelo a nivel mundial”.

A un año de las elecciones, y en la previa al tratamiento de una reforma de estatuto que puede cerrarle (o no) las puertas a una potencial candidatura de Milito (en el caso de que le interesara participar desde otro rol), se reduce el lugar para las indiferencias. “Deja el bronce y empieza a meter los pies en el barro. Me provoca satisfacción que alguien que venga del campo de juego elija la incomodidad de un lugar donde a la gran mayoría no le gusta verte. En la política de los clubes se viven momentos ingratos”. La frase de Juan Sebastián Verón, ídolo y presidente de Estudiantes, sobre la participación de Juan Román Riquelme, leyenda y candidato opositor en las elecciones de Boca, aplica a la corriente silenciosa -pero evidente- con la que Milito debe lidiar en su trabajo en Racing.

El manager, cuya función es la de elegir al reemplazante de Coudet, tampoco tuvo en los planes a Pablo Lavallén, a quien se pretendió instalar como "el máximo candidato" al puesto de Chacho. Ramón Díaz, entrenador laureado y de gran manejo en la agenda de los medios deportivos, también fue impulsado como supuesto técnico de la Academia, aunque su nombre jamás figuró en la carpeta de la Secretaría Técnica. Eran de la dirigencia. ¿Qué relación tendría el juego de Lavallén con el de Ramón Díaz? ¿Y esos "estilos" con el de Coudet? Ninguno.
“Cuando me fui de Genoa a Inter, sentí la diferencia apenas pisé el club. Y eso es lo que yo quiero lograr en Racing: que el jugador pise Racing y diga ‘puta, esto es Racing, esto es un club de verdad, no puedo ni empatar el domingo’. Quiero que el jugador sienta que llega a un club grandísimo desde todo punto de vista, generarle ese compromiso de que en los equipos grandes los clubes son grandes". Con ese recuerdo de su experiencia en Italia, Milito se permitía soñar -en la citada entrevista de 2016- con una versión superadora de Racing. Por eso la contratación del próximo DT de Racing determina más que un estilo de juego: se debaten dos visiones de club.

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