Militares japoneses lideran complicado operativo para rescatar a las víctimas
Unos 100.000 militares japoneses, apoyados por socorristas de casi 70 países y un portaaviones estadounidense, trabajan desde hoy en el complicado operativo de rescate en el noreste de Japón tras el fuerte terremoto y tsunami del viernes.
El seísmo ha causado ya casi mil muertos confirmados, pero se espera que la cifra final sea mucho mayor y supere los 10.000 fallecidos solo en la provincia de Miyagi, la más afectada junto a Fukushima, donde se intenta localizar a 1.167 desaparecidos.
Hasta 200 cadáveres fueron hallados esta mañana cerca de la costa oriental de la isla de Honshu, mientras los equipos de rescate luchan por llegar a las zonas devastadas y peinan el litoral en busca de víctimas del seísmo.
Según la agencia Kyodo, la ola gigante de diez metros de altura se llevó por delante el 90 por ciento de las casas en tres pueblos costeros de Fukushima, que además se enfrenta al peligro que entraña el sobrecalentamiento de varios reactores de dos plantas nucleares.
Los equipos de salvamento están coordinados por las Fuerzas de Auto Defensa de Japón, que equivalen al Ejército y cuyo despliegue fue elevado hoy de 50.000 a 100.000 efectivos por orden del primer ministro nipón, Naoto Kan.
"Pido el mayor esfuerzo para salvar las vidas de cuantas más personas sea posible. Lo daremos todo por rescatar a aquellos que estén aislados", declaró Kan a su salida de la reunión de emergencia del Gobierno.
Sin embargo, las autoridades temen que cientos o miles de personas se vieran arrastrados a alta mar.
Un hombre fue rescatado hoy por un patrullero que lo localizó agarrado a una madera flotante a quince kilómetros de tierra firme en Fukushima.
Fuentes oficiales explicaron a Kyodo que las labores se están viendo dificultadas por la enorme extensión del área afectada, las constantes réplicas del seísmo y los problemas para acceder a pueblos enteros ahora parcialmente sumergidos por el agua.
Los 380.000 evacuados pasaron la noche en 1.400 refugios, algunos a oscuras por los cada vez más frecuentes cortes del suministro eléctrico en el litoral.
Puesto que los aeropuertos civil y militar de Miyagi están inundados, Estados Unidos ofreció su portaaviones Ronald Reagan como lanzadera improvisada de los helicópteros que reparten la ayuda humanitaria.
EEUU, que cuenta con 48.000 soldados destacados en suelo japonés, ha enviado uno de los mayores contingentes aportados por la respuesta de la comunidad internacional a la tragedia en Japón, a la que esta vez se unió un país vecino y tradicionalmente enemigo como China.
Rusia, que mantiene una enconada disputa territorial con Japón por las islas Kuriles, también está dispuesta a echar una mano, anunció el primer ministro ruso, Vladimir Putin.
Varias agencias de Naciones Unidas y un total de 69 gobiernos -entre ellos los de Argentina, Chile, Ecuador, España y Uruguay- ofrecieron asistencia para las víctimas en Japón.
Tokio dio también su visto bueno a que México enviara un equipo de veinte socorristas y tres ingenieros, acompañados por diez perros adiestrados para buscar víctimas bajo los escombros.
Otros países despacharon bomberos, médicos y especialistas en el manejo de grúas para retirar los restos de edificios en ruinas e intentar hallar a los atrapados bajo los escombros con perros adiestrados, y personal experimentado en situaciones similares en Haití, Indonesia o Nueva Zelanda.
También llegaron entre ayer y hoy cientos de toneladas de material de emergencia como comida, ropa, equipos de potabilización de agua, tiendas de campaña, mantas y otros artículos de primera necesidad.
La ayuda se transportará a los damnificados en camión y por carreteras secundarias al estar cortadas las autopistas y suspendido el ferrocarril.
"Hay mucha gente que está incomunicada y necesita asistencia. La realidad es muy cruda", reconoció el ministro de Defensa nipón, Toshimi Kitazawa.