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Miguel Braun, "viceministro" de Hacienda: "Estamos bastante tranquilos con la economía"

El secretario de Política Económica y segundo de Nicolás Dujovne, habló de la semana del dólar récord, de Roberto Lavagna y del impacto de los datos de la pobreza en el contexto electoral.

"Estamos bastante tranquilos con la economía", asegura Miguel Braun, secretario de Política Económica y virtual viceministro de Hacienda -un cargo que no existe formalmente en el gobierno de Cambiemos-, luego de la semana en la que el dólar perforó su techo -rozó los 45 pesos- en medio de un tembladeral de los mercados globales.

Se lo escucha optimista y, como sus superiores, habla de "sostener el rumbo" y de que se llegará sin problemas a las elecciones. Inflación, el futuro del dólar y los altos índices de pobreza son otros temas de los que el funcionario dialogó en exclusiva con Infobae.

Braun entrecierra los ojos y mira al fotógrafo. Hay sol y calma en la Quinta de Olivos, donde casi todos funcionarios de Hacienda se trasladaron el viernes pasado. El cierre de la semana es casi siempre en Olivos. Por las calles laterales a la residencia presidencial pasa caminando Santiago Bausili, secretario de Finanzas. Gustavo Lopetegui, secretario de Energía, pregunta en qué oficina se quedó el ministro Nicolás Dujovne. Está a pocos metros: se acaba de reunir con el presidente Mauricio Macri. Y ahora le toca el turno a Miguel Gutiérrez, presidente de YPF, quien se baja de una 4×4 en busca del ministro. Es probable que hayan analizaron juntos cómo iban a aumentar los combustibles de la petrolera estatal, algo que se hizo público ayer y que fue menos de la mitad (un promedio de 4,7%) que uno de sus principales competidores.

"Todo rutina", avisaron los voceros de Hacienda sobre la agenda, por las dudas.

Antes de hablar de números, volatilidad e inestabilidad, una pregunta sobre uno de las personalidades centrales de política por estos días: Roberto Lavagna. Braun sonríe y duda unos segundos antes de responder. "Qué se yo. Es un político con experiencia que trabajó en muchos gobiernos. Ahora está en tesitura de precandidato presidencial y en ese rol promete cosas. Por ejemplo, que se puede crecer mágicamente, pero no dice claramente cómo lo haría", asegura.

- ¿Fue un buen ministro de Economía?

- Administró de manera prolija una situación en la que el trabajo sucio ya se había hecho. La devaluación y la pesificación asimétrica ya estaban. Él estuvo a cargo en ese contexto, además con mejoras en el precio de los commodities y recuperación de la crisis. Se fue con una buena imagen como ministro, pero eso no le da ninguna categoría de posible generador de milagros. En estos momentos hay que trabajar en serio para que la economía pueda crecer.

- ¿Es un fracaso para la gestión que prometió "pobreza cero" el 32% de pobres que se conoció este semana?

- La pobreza está al mismo nivel que cuando asumimos. Llegó a 25% a principios de 2018 y, lamentablemente, por el impacto de la crisis, volvió a esa cifra. Es un número que nos preocupa. Todo lo que hacemos es para crear las condiciones para que puede bajar. Eso se logra con trabajo genuino y bien remunerado. Para eso tiene que haber inversión, un contexto macroeconómico sano, competitividad y estar integrados a cadenas globales de valor. Hacia eso estamos yendo: en los resultados económicos estamos estamos parecidos a cuando arrancamos, pero en los cimientos estamos mejor.

- El dato de pobreza de primera mitad de este año se conocerá en septiembre, antes de las presidenciales. ¿Cree que los argentinos van a juzgar en las urnas la gestión de Macri por esa variable, como él mismo pidió?

- Sé que muchos van a valorar los cambios en la pobreza estructural, cuando se miden también el acceso a bienes públicos, como cloacas, agua potable, asfalto, transporte, y no sólo los ingresos. Hay 1 millón de argentinos con acceso nuevo a agua potable, y 1,5 millones a cloacas. Hay mucha gente que ve cambios tangibles en esos temas. Y lo van a reconocer.

- ¿Qué es lo que más le preocupa de la economía de hoy?

- Estamos bastante tranquilos con la economía. Tuvimos algunos días de volatilidad por los mercados internacionales. Así como en el primer mes y medio del año entraron USD 22.000 millones a los mercados emergentes, y eso permitió que bajaran el dólar y la tasa, en la última semana se complicó bastante. Turquía está en una situación difícil y Argentina no estuvo exenta de esos movimientos. Pero cuando uno mira este programa desde sus inicios, desde septiembre-octubre hasta ahora tuvimos seis meses de relativa calma cambiaria: estamos en $40 más/menos 10% de tipo de cambio. Y con una volatilidad mucho menor que en los años anteriores.

- ¿Por qué esa calme que describe no parece reflejarse en la calle y en los mercados?

- Los grandes inversores tienen bastante tranquilidad sobre la Argentina, el resultado electoral y la estabilidad. Siguen manteniendo sus posiciones en activos locales. En el "círculo rojo" cualquier movimiento en el dólar es leído, en algunos casos, como algo sobre lo cual hay que preocuparse por la historia argentina reciente, por lo que pasó el año pasado. Y en otros casos es usado con mala intención. Tengamos claro que hay mucha gente trabajando para que al Gobierno le vaya mal.

- ¿Quiénes?

- Sectores de la política y la oposición.

- ¿Empresarios también, usted fue secretario de Comercio?

- No me consta. Prefiero no opinar.

- ¿Puede explicar qué pasó esta semana que terminó?

- Esta semana tiene 100% que ver con los movimientos de los mercados internacionales. No hubo ninguna medida del Gobierno en el sentido de fortalecer o debilitar el programa. Insisto: el dólar sigue muy estable con respecto a los últimos seis meses. El tipo de cambio real está en el mismo nivel y no hubo pérdida de competitividad, que es una de las preocupaciones que había con este programa. Vemos que, hacia adelante, se va a mantener esta estabilidad porque hay una enorme oferta de dólares en el mercado: los USD 9.600 millones del Tesoro, más lo que se liquide de la cosecha y lo que viene del superávit comercial, y están las reservas del Banco Central. Vemos un mercado que hasta las elecciones va a estar signado por la oferta de dólares y la tranquilidad.

- ¿El Presidente no tendría que salir a explicar todo este contexto que describe más claro para que esa supuesta calma llegue a la gente?

- Nosotros todos los días explicamos el programa de Gobierno. Cómo se sostiene la tranquilidad cambiaria y por qué la economía real se va a recuperar este año por las exportaciones y por la mejora del salario real y las jubilaciones. Además, hay sectores dinámicos a los que les está yendo bien, como la agroindustria que va a sumar 1,5 puntos al crecimiento del PBI de este año. O Vaca Muerta, donde sigue habiendo inversiones fenomenales en el sector de energía: el 20% del gas natural de todo el país ya viene de allí. Servicios de altísimo valor agregado, como turismo. Eso se va a notar más adelante, cuando terminen las paritarias, pero estamos pegando la vuelta.

- ¿En un contexto de alta volatilidad, esa cosas son suficientes para llegar a las elecciones?

- De acá a las elecciones va a haber mucha oferta de dólares. Tenemos las reservas del Banco Central que están ahí para asegurar que va a haber un mercado cambiario tranquilo.

- A comienzos de mes dijo que la recesión se había terminado. ¿Sigue pensando lo mismo?

- Absolutamente. Los datos de EMAE (Estimador mensual de actividad económica) lo confirman. El Indec revisó la información de diciembre y las cifras desestacionalizadas dan un crecimiento de 1%, en enero de 0,6% y probablemente febrero también esté cerca de 0,6 por ciento. Estamos empezando a ver datos positivos en la actividad general y en varios sectores en particular. Eso todavía no se siente en el bolsillo de la gente porque estamos en marzo, el peor momento de tensión entre los salarios viejos y los precios nuevos.

- ¿No es contraproducente hablar de que "lo peor ya pasó", y de que se va a reforzar el rumbo, cuando al mismo tiempo se volvió a acelerar la inflación y la pobreza saltó a niveles inquietantes? ¿No cruje el discurso?

- Hablamos de lo que sabemos, de lo que estamos convencidos de que es verdad y está sustentado con números públicos confiables. A diferencia del Gobierno anterior que inventaba una realidad inexistente. Evidentemente. los indicadores de la economía están a niveles de cuando empezamos la gestión: pobreza en 32% y actividad económica, parecida. La inflación está más alta, pero comparable. Lo que están mucho mejor es la base, lo que nos van a permitir tener una vida mejor para adelante. Teníamos un déficit fiscal de 8 puntos del PBI consolidado, hoy estamos llegando al equilibrio. Teníamos un país en default, ya no lo estamos. Teníamos un tipo de cambio reprimido con total falta de posibilidad de comprar, importar, exportar, etc. Todo eso se normalizó. Además, el tipo de cambio no era competitivo: ahora sí y es razonablemente flexible. Se invirtió en infraestructura: el Belgrano Cargas mueve cantidades récord y hay vuelos por todo el país que potencian el turismo.

- Pero pasó el 2018...

- Obviamente, todo hubiese sido más fácil sin el shock del año pasado. Fue una crisis muy fuerte. Entre los USD 8.000 millones que perdimos por la sequía, más los USD 30.000 millones de la crisis financiera en los mercados emergentes, son casi 10 puntos del PBI que se fueron. Lamentablemente, pasó lo que pasó.

- Está hablando de una suerte de "plan cimientos", pero entre muchos economistas hay una suerte de consenso sobre que este es sólo un plan de emergencia. O el "plan Picapiedras", como le dice Carlos Melconian.

- Muchos de esos economistas no están mirando todo lo que se trabajó en los temas de la competitividad sistémica. En general, los macroeconomistas miran la coyuntura y viven de relatar el día a día. Está muy de moda esa idea de decir que no hay un plan económico. Cuando es clarísimo.

- Recuérdelo, por favor.

- El plan apunta a la competitividad sistémica de la economía. Estabilizar la macro, para eso está la plata del FMI, la aceleración hacia la convergencia fiscal, la independencia de Central y una política monetaria dura. Segundo pilar, competitividad con inversión en infraestructura y la desburocratización, con leyes estructurales, como Defensa de la competencia y Mercado de capitales. Y tercero, la integración con el mundo: abrir 170 mercados para los exportadores; firmar acuerdos comerciales, como los de Chile y Colombia; seguir la negociación con la Unión Europea; organizar la conferencia de la OMC y presidir el G20. Ser un país integrado al mundo. Ese es el plan económico: ser normal y competitivo. Que un economista profesional no lo vea me hace pensar que sólo mira la coyuntura, o que hay mala fe.

- Ese era el plan inicial. Pero incluso dejando el año pasado de lado, tampoco alcanzó. ¿Por qué?

- Hubo un exceso de optimismo sobre la velocidad para bajar la inflación. Era un contexto de tipo de cambio reprimido, precios de la tarifas totalmente pisados y de financiamiento monetario del Banco Central muy fuerte. La verdad, era difícil que la inflación bajara rápido. Hubo mucho optimismo, pero el rumbo general del Gobierno fue el tenía que ser. El gradualismo fue necesario porque estábamos en minoría y porque el voto de la gente fue más por un cambio institucional y político que por uno económico. Sin el shock del 2018 hoy estaríamos diciendo que el gradualismo fue un éxito. No lo decimos.

- Ya que la menciona, ¿qué va pasar con la inflación este año?

- Va a ser más baja que el año pasado.

- Enero y febrero subieron y el piso para marzo es alto. Es un escenario que no contemplaban.

- Va a ser más baja que el año pasado, es es lo máximo que puedo decir. La segunda mitad del año va a ser más baja que la primera porque no va haber impacto de aumentos de tarifas que terminan ahora.

- Pero el año pasado fue de casi 47 por ciento. Es bastante razonable, a menos que ocurra otra crisis, que sea más baja que el año pasado. ¿Los sorprendieron los números de los primeros dos meses del año?

- Va a ser más baja. Luego de la implementación del programa monetario hubo una expectativa inicial de que la inflación iba a ser más baja de lo que fue, no sólo nuestra sino de todo el mercado. Eso no sucedió, pero tiende a bajar.

- ¿Por qué no sucedió?

- Hubo un efecto muy fuerte del aumento de tarifas en estos meses, algo de inercia inflacionaria y pass through de la devaluación del año pasado.

- ¿No es muy alta la zona de no intervención del mercado cambiario?

- Tenemos un esquema monetario y cambiario en el cual el tipo de cambio puede flotar y hay un límite a la volatilidad puesto por las bandas. El resultado de este esquema es que el tipo de cambio ha estado más bien cerca del piso.

- ¿Una brecha del 25% no es una suerte de seguro de cambio para capitales especulativos, que son hoy los principales compradores?

- No hay ninguna clase de seguro de cambio de ningún tipo.

- ¿Cuándo se comenzarán a vender los dólares del Tesoro?

- El 15 de abril, como se anunció: USD 60 millones por día en subastas que hará el Central.

- ¿Esa previsibilidad no le saca algo de fuerza a la medida?

- No, no. Los operadores económicos van a saber que hay una oferta continua en el mercado. Además, el total de divisas será significativamente mayor a la potencial demanda, incluso en un escenario estresado. A cualquiera que mira bien los números eso debería llevarle tranquilidad.

- Hubo dudas por estos últimos días con la liquidación de exportaciones. Desde el Banco Nación sugirieron una cosa, la AFIP lo desmintió, los exportadores dudan. ¿Qué a va a pasar con esas divisas que el Gobierno espera?

- Lo único que está claro es que no habrá ninguna restricción u obligación de ningún tipo a la liquidación. La venta de la cosecha se desempeña correctamente y con el producto de esa venta cada productor hará lo que le parezca mejor. Habrá dólares de la cosecha y serán parte del exceso de oferta para este año.