Michelangelo, regreso con gloria
Volvió a San Telmo la auténtica casa de tango con sus mejores cortes, quebradas y firuletes. Voces estelares, exclusivo menú autóctono y una orquesta capaz de superar a Gardel con guitarra eléctrica.
Reabrió Michelangelo y le sacó viruta a la noche porteña.
Buenos Aires parece haber quedado atrapada en los viejos ladrillos de Balcarce 433, y los nuevos dueños del Palacio del Tango -Luis Machi y sus hijos Alan y Luciano- deben sentirse orgullosos de que tanto argentinos como extranjeros puedan escuchar el eco de toda la historia porteña en este reducto que luce renovado.
Apenas se ingresa, se respira una atmósfera envolvente que traslada al visitante a los dorados años de las viejas tanguerías pero dotado del máximo confort y elegancia.
UN POCO DE HISTORIA
El edificio de hoy es el resultado de las transformaciones que sufre la ciudad y su entorno, más las reformas constructivas.
Michelangelo se ubica en un terreno tan antiguo como la ciudad ya que quedó incluido dentro del trazado de la zona céntrica.
“Cuando Juan de Garay otorgó los solares urbanos a sus acompañantes, esa manzana quedó bajo la titularidad de Domingo de Irala y Alonso Gómez”, según cuentan Daniel Schavelzon y Mario Silveira en Excavaciones en Michelangelo – Arqueología Histórica de Buenos Aires.
Entonces, antes de que hubiera ritmo de 2x4, sabemos que este lugar fue parte del convento de Santo Domingo. Durante la Segunda Invasión Inglesa fueron enterrados allí en forma provisoria soldados británicos y argentinos.
Recién en 1850 el arquitecto inglés Edward Taylor construye el edificio que se convertiría posteriormente en depósito aduanero.
Hubo que esperar hasta fines de los años sesenta para que arrancara la historia de Michelangelo.
MICHELANGELO, AYER Y HOY
Para hacer un comparativo, apelo a la memoria de Maribel Cavia, quien con sus 88 pirulos, nos reseña los atributos de este mítico lugar por los que pasaron los “grandes valores del tango” como Roberto Goyeneche y Astor Piazzola (este último le dedicó una canción en su disco Adiós Nonino).
“Hace veinte años atrás, era mucho más chico, más sencillo. El escenario se encontraba al final de las mesas”, recuerda.
Por su parte, la historiadora y especialista en Arquitectura de Buenos Aires Cata Cabana va todavía más atrás en el tiempo y nos describe el ambiente de los años 70: “primero hay que pensar que San Telmo era otra cosa; un lugar abandonado, el mismísimo horror. De hecho, el tango se ubica allí porque los jóvenes iban al centro, a las boites”.
“El nuevo Michelangelo está en las antípodas de aquella tanguería de los inicios. Era un espacio de música en vivo con gente que podía bailar si quería pero, sin dudas, esta es su mejor versión”, afirma Cabana que, además, se encarga de divulgar y difundir la historia del tango.
Y agrega: “para poder tener una impresión de lo que pasaba en el primer Michelangelo, tenemos que imaginar un lugar con ladrillos húmedos inserto en un contexto de dictadura, razias y en el cual las chicas no salían solas”.
Hoy, el “Templo del Tango” cuenta con cinco restaurantes para cenar, un bar y una sala teatral de 320 asientos.
SHOW DE TANGO Y FOLCLORE
Durante todo el show se luce el sexteto dirigido por Nicolás Ledesma con la participación de Horacio Romo, Pablo Agri y músicos integrantes de las Famosas Orquestas de Leopoldo Federico y del Sexteto Mayor.
En el escenario, resuenan las voces Néstor Fabián y María Pisoni.
Mateo Crespi interpreta con su guitarra temas populares reconocidos en el mundo, y cinco parejas de tango completan el elenco.
EL MENU
Combina lo mejor de la gastronomía argentina. Para comenzar, se puede elegir entre variedad de entradas frías o calientes.
Entre los platos principales hay carnes rojas, pescados, cerdo, aves y pastas caseras.
Se puede acompañar con una gran variedad de guarniciones y postres argentinos tradicionales.
Se incluyen opciones veganas, vegetarianas y aptas para celíacos.
Para más info y reservas: info@michelangeloweb.com
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