Mercado de vinos e información
El gobierno provincial ha decidido publicar los valores del mercado de vinos junto con el Índice de Precios al Consumidor.
Ambas son buenas y oportunas noticias; la primera, por su novedad; la segunda, por ser una confirmación, ante ciertas dudas, de que se seguirá publicando el IPC local que difiere considerablemente del que desde hace varios años manipula el Indec.
Según las expresiones del Ministro de Agroindustria y Tecnología de la provincia, la información a difundir no sólo tendrá la evolución de los precios y cantidad de litros producidos de mosto sulfitado, blanco escurrido y tinto, sino en qué porcentaje se vende cada uno. El objetivo es que los productores vitivinícolas sepan cómo marcha el mercado a la hora de tomar decisiones sobre qué destino dar a la cosecha: mosto o vino.
Agregó el funcionario una afirmación interesante: que se pretende que el Estado deje de pagar las decisiones erróneas de los privados, siendo de esperar que este propósito se cumpla. Junto a estas expresiones hay otra que no deja de ser inquietante: que la publicación mensual de los datos del mercado sea un incentivo más para que los productores no duden en alinearse a las políticas estatales. El problema es que también el Estado puede inducir decisiones equivocadas y que entonces tenga que pagar por sus errores.
Se ha aclarado que los datos del mercado de vino seguirán siendo relevados por la Bolsa de Comercio, tarea que hace desde muchos años y que, en forma quizás demasiado agregada, publica en su página Web. Estos datos ahora serán analizados y presentados de manera que su lectura resulte fácil, tarea que estará a cargo de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas. Ésta es una labor profesional que, es de esperar, se realice con rigor técnico, sin intencionalidad política circunstancial. Que valga la experiencia (mala) del Indec.
En definitiva, hay dos cuestiones que deben ser consideradas por separado en la decisión de publicar información más detallada y elaborada sobre el mercado de vinos y mosto, consideraciones igualmente válidas para el mercado de uvas.
La primera, es la importancia de la información para el buen funcionamiento de los mercados. Sin información confiable, oportuna e igual para todos no hay mercado transparente. Es de sobra conocido el daño que produce en los intercambios lo que se denomina información asimétrica, es decir situación en la cual algunos de los participantes tienen información que otros no tienen o no pueden interpretar.
En tal sentido tanto en el mercado de vinos como el de uvas ha sido frecuente la existencia de la situación descripta y las ventajas obtenidas por alguno en perjuicio de otros. Debe señalarse que en los últimos tiempos algunos avances se han realizado por parte del INV con el Censo de Viñedos por caso, como por los informes que ha comenzado a realizar el Observatorio Vitivinícola de la Coviar.
La segunda cuestión es el propósito del Gobierno, por medio de la información y/o de intervenciones directas en el mercado, de inducir u obligar a que se elabore un determinado producto. Este tipo de decisiones, a veces fundadas en situaciones de coyuntura, deben ser adoptadas con mucha prudencia ya que el Estado no puede ni debe sustituir el riesgo empresario.
Las medidas adoptadas para incrementar la elaboración de mosto se inscribe en este cuadro: hay coincidencia en que se presenta una situación favorable para ir en esa dirección, pero no menos cierto es que la industria del mosto no ha sabido, o querido, organizar una relación estable y duradera entre productores de uva, mosto sulfitado y concentradores exportadores. Es posible pensar que el exceso de intervención del Estado, desde el convenio Mendoza-San Juan, haya sido en parte responsable de esa falencia. Ojalá a partir de ahora se vaya en dirección de esa organización.
De cualquier modo, más allá de los reparos expresados, no hay duda de que el anuncio del gobierno sobre la publicación de información es un paso muy positivo.
Según las expresiones del Ministro de Agroindustria y Tecnología de la provincia, la información a difundir no sólo tendrá la evolución de los precios y cantidad de litros producidos de mosto sulfitado, blanco escurrido y tinto, sino en qué porcentaje se vende cada uno. El objetivo es que los productores vitivinícolas sepan cómo marcha el mercado a la hora de tomar decisiones sobre qué destino dar a la cosecha: mosto o vino.
Agregó el funcionario una afirmación interesante: que se pretende que el Estado deje de pagar las decisiones erróneas de los privados, siendo de esperar que este propósito se cumpla. Junto a estas expresiones hay otra que no deja de ser inquietante: que la publicación mensual de los datos del mercado sea un incentivo más para que los productores no duden en alinearse a las políticas estatales. El problema es que también el Estado puede inducir decisiones equivocadas y que entonces tenga que pagar por sus errores.
Se ha aclarado que los datos del mercado de vino seguirán siendo relevados por la Bolsa de Comercio, tarea que hace desde muchos años y que, en forma quizás demasiado agregada, publica en su página Web. Estos datos ahora serán analizados y presentados de manera que su lectura resulte fácil, tarea que estará a cargo de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas. Ésta es una labor profesional que, es de esperar, se realice con rigor técnico, sin intencionalidad política circunstancial. Que valga la experiencia (mala) del Indec.
En definitiva, hay dos cuestiones que deben ser consideradas por separado en la decisión de publicar información más detallada y elaborada sobre el mercado de vinos y mosto, consideraciones igualmente válidas para el mercado de uvas.
La primera, es la importancia de la información para el buen funcionamiento de los mercados. Sin información confiable, oportuna e igual para todos no hay mercado transparente. Es de sobra conocido el daño que produce en los intercambios lo que se denomina información asimétrica, es decir situación en la cual algunos de los participantes tienen información que otros no tienen o no pueden interpretar.
En tal sentido tanto en el mercado de vinos como el de uvas ha sido frecuente la existencia de la situación descripta y las ventajas obtenidas por alguno en perjuicio de otros. Debe señalarse que en los últimos tiempos algunos avances se han realizado por parte del INV con el Censo de Viñedos por caso, como por los informes que ha comenzado a realizar el Observatorio Vitivinícola de la Coviar.
La segunda cuestión es el propósito del Gobierno, por medio de la información y/o de intervenciones directas en el mercado, de inducir u obligar a que se elabore un determinado producto. Este tipo de decisiones, a veces fundadas en situaciones de coyuntura, deben ser adoptadas con mucha prudencia ya que el Estado no puede ni debe sustituir el riesgo empresario.
Las medidas adoptadas para incrementar la elaboración de mosto se inscribe en este cuadro: hay coincidencia en que se presenta una situación favorable para ir en esa dirección, pero no menos cierto es que la industria del mosto no ha sabido, o querido, organizar una relación estable y duradera entre productores de uva, mosto sulfitado y concentradores exportadores. Es posible pensar que el exceso de intervención del Estado, desde el convenio Mendoza-San Juan, haya sido en parte responsable de esa falencia. Ojalá a partir de ahora se vaya en dirección de esa organización.
De cualquier modo, más allá de los reparos expresados, no hay duda de que el anuncio del gobierno sobre la publicación de información es un paso muy positivo.