Menores que matan y el show de las ideologías
* Por Ricardo Roa. Salieron a hablar movidos por la muerte de Fabián Esquivel, asesinado delante de su hijo por un chico de 15 años . Sobre qué hacer con los menores que matan. Y simplificando el problema: bajar la edad para que puedan ser juzgados.
Nota al pie: varios de los últimos crímenes ultra violentos fueron cometidos por menores . Y otras dos, que también impresionan: cada vez hay más menores delincuentes y más de la mitad de todos los crímenes quedan impunes. Si se comete un delito, la probabilidad de ir preso es mínima . Así, el Estado ha perdido el poder de disuasión frente al delincuente, cosa que el delincuente sabe.
El debate mediático se subió a la campaña: funcionarios y políticos sobreactúan estos días para demostrar que están preocupados. Mucho peor es lo del Gobierno, que mira paralizado y sin saber para dónde ir . Creyó siempre que la seguridad era un tema de la derecha. Y no logra salir del laberinto de su propia confusión. Recién ahora, después de 7 años , puso a la inseguridad en la agenda. Y creó un ministerio. Pero la política de seguridad es más que un ministerio. Y mucho más que el envío de 6.000 gendarmes al GBA, tan a las apuradas que andan a los tumbos y no terminan de llegar (ver: La falta de gendarmes provoca quejas en el Gran Buenos Aires).
A falta de una política, Randazzo y Garré apuntaron hacia los jueces: argumentan que las actuales leyes son suficientes. No sólo se cruzaron con la oposición.
También con Scioli , que impulsa bajar la edad. El proyecto se había aprobado en el Senado, pero el kirchnerismo lo pisó en Diputados . Los menores siguen siendo juzgados por una ley de 1919 y otra de la dictadura. Hoy, un menor ladrón puede ser retenido años, y otro que mata salir enseguida . Todo depende del juez que le toque. El nuevo régimen propone reglas precisas, con juicio y derecho a defensa. Y si es culpable, el menor deberá asumir y pagar la falta. Sin embargo, hay un drama clave a resolver: dónde . Los institutos no alcanzan. Y los que existen están dejados de la mano de Dios.
La discusión es más que una versión remasterizada de mano dura versus garantismo. Hay progres a favor y en contra . No sólo la izquierda dice hoy que la pobreza y la marginalidad son fábricas de delincuentes. El problema es el de siempre: cambiar eso, haciendo bien lo que hay que hacer, puede llevar décadas . ¿Y en el mientras tanto? Para la derecha consiste en darle poder a la Policía y endurecer las penas, que no conduce a ninguna parte. El progresismo es del grupo "veremos lo que hacemos" . En realidad, un conservadurismo carente de ideas, salvo la de denunciar la corrupción policial.
La inseguridad es un problema bien complejo.
No hay respuestas mágicas . Y cada vez es más común el salvaje matar por matar. Si el tema no se saca de la pelea electoral y no hay voluntad política de cambiar a fondo, el crimen seguirá aunque se baje la edad.