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Mendoza, mujer y vino

*Por Estela Premat. La autora nos cuenta el papel esencial que desde los propios orígenes de Mendoza tuvo la mujer mendocina en el desarrollo de nuestra industria madre, la vitivinicultura.

Marzo reúne fechas y hechos muy especiales para los mendocinos. Comenzando el mes, el 2, la ciudad cumplió un nuevo aniversario de su fundación. Este año celebramos los 450 años del día en que el capitán español, Pedro Ruiz del Castillo, fundó la Ciudad de Mendoza del Nuevo Valle de Rioja.

Pese a los vaivenes de sus suertes y los despojos debidos a los sismos, la ciudad continuó de pie, principalmente, gracias al tesón y esfuerzo de sus habitantes. Los documentos históricos escritos y gráficos, constituyen pruebas de que la ciudad desde sus inicios cultivó viñas.

Planos y crónicas, a lo que se suma el hecho de que su segundo fundador, don Juan Jufré, fuera entonces un importante viticultor en Chile, atestiguan que Mendoza, y luego San Juan, se iniciaron en las tareas vitivinícolas desde que los primeros colonos españoles se instalaron en ellas. Mendoza nació con verdadera vocación vitivinícola, por lo que las vendimias fueron siempre actos protagónicos de la vida mendocina.

Otro hecho curioso y poco difundido, es la importancia de la presencia de la mujer mendocina ocupando un rol muy importante en la vitivinicultura. Viñatera, bodeguera o pulpera, aparece reiteradamente en los documentos testamentarios resguardados en el Archivo General de la Provincia.

He revisado cientos de esas testamentarías que demuestran que desde el siglo XVII la mujer poseía viñas y bodega y comercializaba su producto. El doctor Pablo Lacoste destaca a un grupo de ellas en su obra "La mujer y el vino". Pero fueron muchas, muchas más las que trabajaron y vivieron del producto de las vendimias.

Estoy convencida de que doña Melchora Lemos fue la más significativa. Esta mujer, soltera, no sólo se hizo cargo de su parte de la herencia familiar de viña y bodega sino también de la de uno de sus hermanos, fraile domínico.

Enfrentó los celos y la envidia de su otro hermano, miembro del Cabildo, influyente político entonces, quien descuidó sus viñas y trató de destruir los logros de Melchora, quien en propia defensa acudió a la Audiencia de Santiago. Cabe agregar que también tuvo un molino, con el que se ampliaron sus horizontes comerciales.

Esto ocurrió en el siglo XVIII, verdadera época dorada de la vitivinicultura criolla. Doña Melchora cubrió el ciclo vitivínicola completo: cultivaba su viña, producía su vino, tenía botijería donde fabricaba sus tinajas para la elaboración y transporte del vino, tropilla de carretas para su traslado al Río de la Plata y hasta una pulpería donde se ¡vendía su vino en la ciudad! Fue de las primeras bodegueras que incorporó vasijas de madera para sus vinos, constituyéndose en una audaz innovadora.

También marzo tiene otra fecha importante que celebrar. El 8 es el Día Internacional de la Mujer. Este año del 450 aniversario de Mendoza, Octava Capital Internacional del Vino, en época de Vendimia, dediquemos nuestra celebración a las vitivinicultoras mendocinas que, a través de los siglos, contribuyeron al desarrollo y crecimiento de nuestra industria madre.

En la figura de una de ellas, doctora Melchora Lemos, los mendocinos podríamos materializar nuestro homenaje a todas.

Mendoza está en deuda con sus mujeres vitivinicultoras, quienes bien merecen un lugar en la ciudad que mantenga viva su memoria.