"Me siento distinto a mi familia"
En medio del boom mediático generado por sus hermanos mellizos, el hijo mayor de Claudio Caniggia y Mariana Nannis, Axel, habló de su pasión por la pintura y de su forma de ver la vida. ¿La oveja descarriada?...
Un día, herido en su amor propio, Axel caniggia (20) decidió tomar sus cosas, dejar la escuela y nunca más volver. Se trató de una declaración de principios surgida de alguien que, a los dieciséis, ya sabía que su camino debía comenzar a recorrer otro curso, para intentar "darle forma a la belleza de las cosas a través de mis pinceladas", como él mismo lo idealizaba.
El detonante para tomar esa determinación, cuando apenas le faltaba un año para finalizar el secundario en un colegio de España, se produjo cuando su profesor de Arte (¡justamente de Arte!) puso en duda la autoría de una obra que el propio Axel le había presentando... y encima lo aplazó. "Me pareció ridículo", recuerda con bronca.
Lejos de amilanarse, le planteó a sus padres su deseo inamovible de abandonar los estudios, "lo aceptaron -relata desde su casa en Marbella- Tomé la decisión de comenzar a vivir otras experiencias, aquellas con las que uno realmente se va formando como persona. No digo con esto que los jóvenes tengan que dejar el colegio... Vayan, experimenten, aprendan... Pero una vez que lo terminen, deben saber que uno sigue siendo un aprendiz, y todo lo que has incorporado en la escuela no tiene punto de comparación con el mundo real. Las escuelas no te enseñan a vivir: te enseñan a pasar un examen. Allí no se aprende a amar o respetarnos unos a otros".
¿Qué más te dijeron tus padres en ese momento?
Me respaldaron. Estuvieron presentes en mi vida, me enseñaron muchas cosas, en especial a ser constante y disciplinado en cuanto a mis objetivos. Mucho de lo que conseguí no se debe a que tenga más condiciones que los demás, sino a que trabajé duro para crecer.
-Tu familia tiene un alto perfil mediático. ¿Te resulta ajeno ese mundo?
-Bueno, tengo un alma propia, como toda persona, como cada integrante de mi familia. Todos somos únicos y distintos en nuestro interior.
PINTANDO POR UN SUEÑO. Axel Caniggia nació un año después de que su padre, Claudio Paul, le convirtiera el ya legendario gol de la victoria a Brasil en el Mundial de Italia '90. Su documento indica que es argentino, aunque sólo vivió cinco meses en el país. Italia, Portugal, Escocia y los Estados Unidos marcaron el derrotero de su padre (quien a los 45 volvió a entrenar en un equipo amateur, el PC Wembley, para participar en la FA Cup inglesa, y todo se verá en un reality producido por ESPN), el suyo y el del resto de la familia: su madre, Mariana Nannis (46), y sus hermanos, los mellizos Alexander y Charlotte (19); los tres, animadores de Bailando 2012, acerca de quienes, aclarándolo de manera anticipada, Axel se negará a responder preguntas. Hoy recuerda que a los cuatro años empezó a pintar y que recién a los trece, cuando su familia se trasladó definitivamente a la idílica Marbella, en la costa mediterránea española, comenzó a tomar clases con un ímpetu singular: aprendió a dominar las variables de las formas, los efectos de las luces y la gama de colores. Poco después emprendió viajes por Europa para observar estilos y técnicas de otros artistas consagrados. A paso firme, sus obras fueron evolucionando, con un marcado estilo realista.
¿No te importa dedicarte a un estilo poco valorado por la crítica?
-A veces, la calidad y el éxito no están vinculados. Una vez me dijeron que mi arte estaba fuera de moda, y respondí que para estar de moda no hay que estar a la moda: eso es clave. Cualquiera sea el estilo que elijas, si no sos honesto contigo, se nota.
¿Por qué crees que te volcaste hacia el arte, sin antecedentes en la familia?
No lo sé. Cuando pinto, busco lo más profundo de aquello que me motiva. Intento convertir lo que veo en otro medio: pigmento en material.
¿Te inspiras con facilidad?
La inspiración está ahí, viene sola. Yo no la poseo. Más bien, ella me posee a mí. Es como ese viejo dicho: "Tú no posees el amor, el amor le posee a ti". Me nutro tanto del dolor como de la felicidad, aunque reconozco que desde el dolor se consiguen resultados muy expresivos.
-Elegí tres adjetivos que te definan, Axel...
Persistente, generoso y solitario. Si bien puedo parecer introvertido, depende con quién esté tratando. Soy una persona que disfruta de las cosas sencillas. Me gusta pasear por calles que nunca recorrí, pasar horas en las librerías, tomar un café, fumar un cigarrillo, la tranquilidad de Marbella, el atelier que tengo en mi casa en un cuarto común, donde pinto mucho de noche.
-¿Tenes referentes?
Varios: el Che Guevara, Román Polanski, Van Monison...artistas como Luciano Ventrone y Helmut Ditsch. Todas las personas te pueden servir como referente o de ejemplo: tus padres, amigos, maestros. Soy joven pero he atravesado situaciones buenas y malas, y he aprendido de todas. También a valorar lo que tengo y lo que he tenido. Mi meta ahora es dirigirme hacia lo desconocido, crear lo que todavía no he creado. Lo más importante para mí es dedicarme a tiempo completo a desarrollar mi trabajo, sobre todo para seguir mi instintivo amor por el arte.
MADE IN ARGENTINA. Como una bella jugada del destino, su debut a lo grande ante el público se produjo en Buenos Aires. Luego de tanta ausencia, decidió montar una retrospectiva en el Centro Cultural Borges, entre diciembre de 2010 y enero de 2011.
-¿Cómo fue aquella experiencia?
Me gustó mucho, fue algo muy personal.
-¿Seguís de cerca lo que pasa aquí? ¿Estás conectado con nuestra actualidad?
Me interesa la Argentina, sigo las noticias. Amo al país y noto que hay mucho talento aquí: en la calle, en la gente, en su música, en la literatura, en el baile, lamento que no se lo aproveche más.
El detonante para tomar esa determinación, cuando apenas le faltaba un año para finalizar el secundario en un colegio de España, se produjo cuando su profesor de Arte (¡justamente de Arte!) puso en duda la autoría de una obra que el propio Axel le había presentando... y encima lo aplazó. "Me pareció ridículo", recuerda con bronca.
Lejos de amilanarse, le planteó a sus padres su deseo inamovible de abandonar los estudios, "lo aceptaron -relata desde su casa en Marbella- Tomé la decisión de comenzar a vivir otras experiencias, aquellas con las que uno realmente se va formando como persona. No digo con esto que los jóvenes tengan que dejar el colegio... Vayan, experimenten, aprendan... Pero una vez que lo terminen, deben saber que uno sigue siendo un aprendiz, y todo lo que has incorporado en la escuela no tiene punto de comparación con el mundo real. Las escuelas no te enseñan a vivir: te enseñan a pasar un examen. Allí no se aprende a amar o respetarnos unos a otros".
¿Qué más te dijeron tus padres en ese momento?
Me respaldaron. Estuvieron presentes en mi vida, me enseñaron muchas cosas, en especial a ser constante y disciplinado en cuanto a mis objetivos. Mucho de lo que conseguí no se debe a que tenga más condiciones que los demás, sino a que trabajé duro para crecer.
-Tu familia tiene un alto perfil mediático. ¿Te resulta ajeno ese mundo?
-Bueno, tengo un alma propia, como toda persona, como cada integrante de mi familia. Todos somos únicos y distintos en nuestro interior.
PINTANDO POR UN SUEÑO. Axel Caniggia nació un año después de que su padre, Claudio Paul, le convirtiera el ya legendario gol de la victoria a Brasil en el Mundial de Italia '90. Su documento indica que es argentino, aunque sólo vivió cinco meses en el país. Italia, Portugal, Escocia y los Estados Unidos marcaron el derrotero de su padre (quien a los 45 volvió a entrenar en un equipo amateur, el PC Wembley, para participar en la FA Cup inglesa, y todo se verá en un reality producido por ESPN), el suyo y el del resto de la familia: su madre, Mariana Nannis (46), y sus hermanos, los mellizos Alexander y Charlotte (19); los tres, animadores de Bailando 2012, acerca de quienes, aclarándolo de manera anticipada, Axel se negará a responder preguntas. Hoy recuerda que a los cuatro años empezó a pintar y que recién a los trece, cuando su familia se trasladó definitivamente a la idílica Marbella, en la costa mediterránea española, comenzó a tomar clases con un ímpetu singular: aprendió a dominar las variables de las formas, los efectos de las luces y la gama de colores. Poco después emprendió viajes por Europa para observar estilos y técnicas de otros artistas consagrados. A paso firme, sus obras fueron evolucionando, con un marcado estilo realista.
¿No te importa dedicarte a un estilo poco valorado por la crítica?
-A veces, la calidad y el éxito no están vinculados. Una vez me dijeron que mi arte estaba fuera de moda, y respondí que para estar de moda no hay que estar a la moda: eso es clave. Cualquiera sea el estilo que elijas, si no sos honesto contigo, se nota.
¿Por qué crees que te volcaste hacia el arte, sin antecedentes en la familia?
No lo sé. Cuando pinto, busco lo más profundo de aquello que me motiva. Intento convertir lo que veo en otro medio: pigmento en material.
¿Te inspiras con facilidad?
La inspiración está ahí, viene sola. Yo no la poseo. Más bien, ella me posee a mí. Es como ese viejo dicho: "Tú no posees el amor, el amor le posee a ti". Me nutro tanto del dolor como de la felicidad, aunque reconozco que desde el dolor se consiguen resultados muy expresivos.
-Elegí tres adjetivos que te definan, Axel...
Persistente, generoso y solitario. Si bien puedo parecer introvertido, depende con quién esté tratando. Soy una persona que disfruta de las cosas sencillas. Me gusta pasear por calles que nunca recorrí, pasar horas en las librerías, tomar un café, fumar un cigarrillo, la tranquilidad de Marbella, el atelier que tengo en mi casa en un cuarto común, donde pinto mucho de noche.
-¿Tenes referentes?
Varios: el Che Guevara, Román Polanski, Van Monison...artistas como Luciano Ventrone y Helmut Ditsch. Todas las personas te pueden servir como referente o de ejemplo: tus padres, amigos, maestros. Soy joven pero he atravesado situaciones buenas y malas, y he aprendido de todas. También a valorar lo que tengo y lo que he tenido. Mi meta ahora es dirigirme hacia lo desconocido, crear lo que todavía no he creado. Lo más importante para mí es dedicarme a tiempo completo a desarrollar mi trabajo, sobre todo para seguir mi instintivo amor por el arte.
MADE IN ARGENTINA. Como una bella jugada del destino, su debut a lo grande ante el público se produjo en Buenos Aires. Luego de tanta ausencia, decidió montar una retrospectiva en el Centro Cultural Borges, entre diciembre de 2010 y enero de 2011.
-¿Cómo fue aquella experiencia?
Me gustó mucho, fue algo muy personal.
-¿Seguís de cerca lo que pasa aquí? ¿Estás conectado con nuestra actualidad?
Me interesa la Argentina, sigo las noticias. Amo al país y noto que hay mucho talento aquí: en la calle, en la gente, en su música, en la literatura, en el baile, lamento que no se lo aproveche más.