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Máximo Thomsen pide no ser llamado un monstruo

Fue el primero de los rugbiers condenados por el crimen brutal de Fernando Báez Sosa en romper el pacto de silencio. Desde la cárcel, donde cumple su condena de prisión perpetua, asegura que se formó una imagen equivocada de él y responsabiliza a los medios. 



Máximo Thomsen permanece alojado junto a sus amigos, sus compañeros, SUS CÓMPLICES en la Alcaidía N°1 de Melchor Romero. Allí cumple la condena de prisión perpetua por el aberrante asesinato de Fernando Báez Sosa, el caso prepandémico que conmovió a toda una sociedad y que ni el encierro ni la epidemia de muerte que nos invadió en marzo de 2020, dos meses después del crimen de Fernando, consiguió (por suerte) hacernos olvidar. 

Fernando tenía 18 años, había viajado de vacaciones con amigos y su novia y era la primera vez que abandonaba el hogar de Graciela y Silvino, sus padres. Fernando era hijo único y estudiaba Derecho en la UBA. Quería ser como Fernando Burlando. Todos estos datos se vienen a la mente sin necesidad de googlear nada. Así de metida está la historia en cada uno de nosotros. Así, tan dolorosa como cruel. Y así, tan fresca, como si hubiera pasado el último verano. Ocurrió hace cuatro. El 18 de enero de aquel año, que aunque no lo supiéramos entonces, nos cambiaría a todos para siempre. 

Ahora, en abril de 2024, veo que hay distintas notas sobre "los rugbiers que mataron a Fernando". Vuelven a aparecer en los medios, a más de un año de recibir su condena. Por momentos creo que es un ardid para no volverse invisibles como tantos otros presos; otras veces pienso que es la desesperación buscando la libertad (a mi criterio no merecida) que sabe que perdieron por los próximos 35 años, pues varios de ellos saldrán de la cárcel cuando tengan más de 50 años; otras tantas, me planteo cómo es que chicos tan chicos, pueden haber hecho lo que hicieron. Pero nunca, jamás, pienso que son buenos pibes, que fue una travesura, que no hubo intención de matar. Mucho menos, puedo pensar en este momento en el que acabo de leer que a Máximo Thomsen "le preocupa la imagen que se construyó de él" y que quiere limpiarla, porque "no es un monstruo". 

Me pregunto cómo se le dice a alguien que ataca por la espalda a un joven que estaba tomando un helado con un amigo a la salida de un boliche -no se por qué siempre me duele cuando pienso que eso fue lo último que hizo Fernando, tal vez es una actividad relacionada con la niñez, con la ternura, con la inocencia, y eso me provoca algunas lágrimas-. Me pregunto cómo se le dice a quien "peleó" contra este chico con cara de bonachón que no tuvo la posibilidad de defenderse. Cómo se puede llamar a quien golpea a un ser que hacía señas con las manos, como podía, pidiendo clemencia, pero que ellos, en grupito, envalentonados y jocosos, le seguían pegando. Las súplicas eran gestuales, Fernando no podía hablar. Fernando tampoco pudo ser defendido porque también golpearon a su amigo cuando fue a intentar salvarlo. 

Quisiera saber cómo se llama a quien en las imágenes que conocieron tras el crimen se lamía la sangre de Fernando en sus puños, saboreando la muerte, como una hiena. Cómo podemos nombrar a quienes celebraron como un try la pelea en las calles de una Villa Gesell que hasta ese momento era una ciudad feliz. 

Cómo se llama a quien luego del crimen se fue a comer una hamburguesa y parecía disfrutarla cómo si se la mereciera. 

Cómo se llama a quien, al enterarse de que el pibe al que habían golpeado había muerto y escribe en el grupito de WhatsApp que tenía con los asesinos: CADUCÓ. 

Cómo le decimos a quien culpa a un chico que ni siquiera estaba en Villa Gesell del crimen.

Cómo llamamos a quien dejó estampada LA SUELA DE SU ZAPATILLA EN EL ROSTRO DE FERNANDO. Los detalles de la autopsia, mejor no repasarlos. 

Cómo se llama a quien destruye esa familia que ahora es sólo de dos y que dejaron el cuarto de Fernando como él lo dejó. Como si por esas cosas de la vida, fuera a volver. Su mamá Graciela dijo al recuperar la valija de su hijo que no había lavado la ropa sucia porque aún tenía "OLOR A FERNANDO".

Me pregunto cómo quiere que lo llamen a Máximo Thomsen, pobrecito, que se desmayó en lectura de la sentencia. ¿Cómo querés que te digamos? Cómo le decimos a quien dejó sólo con el olor de su único hijo a una pareja de trabajadores. Todo porque no te gusta que fuera morocho, ni a vos, ni a todo tu grupo de matones. 

Thomsen no quiere que se lo reconozca como un monstruo y le echa la culpa al tratamiento de los medios. ¡Mirá vos!

No, Máximo Thomsen, no sos un monstruo. SOS UN ASESINO Y ASÍ LO DETERMINÓ LA JUSTICIA... POR ESO TENÉS QUE CUMPLIR LA CONDENA QUE TE MERECÉS. 

silvino y graciela

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